Nightwish: Una velada en un mundo virtual

La incógnita sobre el nuevo bajista

Jukka Koskinen, el nuevo miembro de Nightwish

Los que tuvimos la suerte de estar en la sesión VIP antes del inicio del concierto, pudimos descubrir en primicia al reciente fichaje de la banda, que hará su debut en el próximo tour. Parafraseando una broma que fue recurrente en el chat del concierto, parece que Nightwish se ha propuesto “robar” los miembros a Wintersun. En efecto, estamos hablando de Jukka Koskinen. El bajista finlandés concedió una entrevista en la que se dio un poco más a conocer y habló sobre su trabajo en la banda. Jukka quiso dejar claro que no busca reemplazar a Marco y que posiblemente nadie pueda, por lo que, para tristeza de algunos, no cantará. Remarcó que “ya hay dos cantantes maravillosos en la banda: Troy y Floor", por lo que él se dedicará a dar el cien por cien con el bajo.

Koskinen explicó que, una vez pasó la audición y le comunicaron que estaba dentro, le costó guardar el secreto. “A veces estaba practicando en casa y pensaba, voy a tocar esto, pero nadie lo sabe aún”, apuntó. Respecto a la compatibilidad entre sus ahora dos bandas, contó que no hay ningún problema porque Wintersun se encuentra en un break de creación de un nuevo álbum, por lo que puede dedicarse casi enteramente al "Human :II: Nature World Tour".

Bienvenidos a “The Islander Arms”

Al acabar la entrevista empezó lo bueno. Personalmente, este concierto se trató del primero al que asistía después del inicio de la pandemia, y el primero virtual de toda mi vida. Además, se trataba del debut de Koskinen en la banda y de la primera de las dos veladas que Nightwish había organizado para ese fin de semana, así que las expectativas estaban altas. La pantalla mostró la animación realista de un zepelín dirigiéndose hacia un edificio adornado con una cúpula en la parte superior y un faro en un costado. Toda la estructura, con una clara estética steampunk, se encontraba al borde de unas cataratas. La banda hizo su show en la cúpula de dicho edificio, ornamentada con un árbol que se enredaba a la propia cúpula, coronada con una “N”.

Después de una pequeña intro de “Music” en versión reducida, “Noise”, el primer single del último disco de la banda, fue el tema elegido para abrir un concierto que sería único. Mientras la música sonaba, se fue enseñando a los fans hasta el último detalle de esta taberna virtual cambiante. Ya desde el primer momento, Floor Jansen estuvo a la altura y lo demostró de nuevo cantando por primera vez en vivo “Planet Hell”, una canción que la banda no tocaba desde 2013 y que a priori estaba hecha para otro registro de voz. Pero ver a Jansen actuar y cantar con su voz todoterreno, haciendo suyos los temas, es todo un gozo.

Las melodías se iban sucediendo mientras los espectadores veíamos como lo que antes era agua ahora se convertía en un río de candente lava. Hacer un concierto virtual tiene muchas ventajas y posibilidades infinitas, y Nightwish supo aprovecharlas al máximo. El juego visual unido al sonoro fue increíble, usando la cúpula como pantalla y creando una temática específica para cada canción, algo que en un concierto en vivo habría sido prácticamente imposible (aparte de muy costoso).

En la variedad está el gusto

La prog “Tribal” (perteneciente al último trabajo de la banda) y “Élan” fueron las siguientes en sonar, dos temas muy diferentes entre sí, pero que demuestran la versatilidad de los finladeses a la hora de crear música. Ya sea el metal sinfónico que les ha caracterizado desde siempre o su reciente cara más progresiva, el metal de Nightwish sigue gustando y vendiendo. Con la interpretación de “Élan”, Floor mostró su mejoría, tanto a nivel vocal como en la armonía con el resto de integrantes de la banda, en comparación con 'Endless Forms Most Beautiful', su primer álbum como cantante de Nightwish. Actualmente, aun con la reciente incorporación de Koskinen, los finlandeses tienen muy buen rollo en el escenario y consiguen una armonía casi perfecta.

“Storytime” y “SheIs My Sin”, dos temas que la banda no tocaba desde 2016, sucedieron a una emotiva “Harvest”, en la que Troy Donockley cogió el relevo en la voz a Jansen y se hizo palpable la buena conexión que existe entre ambos cantantes. Canciones como “7th Days To The Wolves” y la inesperada “I Want My Tears Back”, hicieron que a nivel personal no me acabase de convencer que Donockley fuese el encargado de los coros, ya que eché en falta una voz potente y rasgada como la de Hietala. Pero si bien no me convenció como corista, es muy distinto cuando cambian las tornas. El polifacético británico es un solista excelente. Un hecho que, unido a los varios instrumentos que maneja y que le dan a Nightwish ese toque tan especial, lo convierte en uno de los miembros que más aporta musicalmente a la banda.

El regalo de Nightwish

Tuomas Holopainen

Otros de los temas que la banda quiso sacar del cajón de recuerdos fueron “Bless The Child”, que llevaban sin tocar en vivo también desde 2016, y “Nemo”. Jansen y su registro de voz se adaptaron totalmente a cualquier canción, ya fuera de la era Turunen o de la era Olzon. Como dicen en mi casa, “la que vale, vale”. Y la neerlandesa tiene muchas papeletas de convertirse en una de las voces referentes del metal en el futuro.

El escenario se vació y llegó el momento de rebajar un poco el tono con una versión acústica de “How’s The Heart?”, esta vez interpretada únicamente por Jansen y Donockley. Junto a “Shoemaker”, se trata de dos temas de 'Human :II: Nature' interpretados por primera vez en vivo. Con “Shoemaker” especialmente, el juego visual junto a la voz de ópera de Jansen resultó en algo mágico, con un final apoteósico en el supieron aprovechar muy bien los beneficios de hacer el concierto de forma online. Pero Nightwish no quiso que los fans se relajaran mucho y arrancaron rápido con la cañera “Last Ride Of The Day”. Cada vez estaba más claro que este concierto era un regalo para los fans, rememorando un montón de clásicos de la banda junto a canciones del último álbum para compensar todo este año casi y medio que llevamos sin conciertos en vivo, sin sentir el calor y el alboroto de una sala de conciertos llena hasta arriba. Pero llegarán tiempos mejores.

La hora de la despedida

Con el final del show cada vez más cerca, llegó el momento de “Ghost Love Score”. Mientras los fans escuchaban esta maravilla de pieza musical de los labios de Jansen, podían observar más en detalle diferentes partes de esta taberna virtual especialmente creada para el concierto y que cuyo nombre hizo honor a la conocida canción “The Islander”.

Un extracto de la magnificente “The Greatest Show On Earth” fue la canción escogida para poner punto y final a una velada única que seguro dejó a más de uno con ganas de ver a la banda en vivo. Después de un cariñoso abrazo grupal, Nightwish se merecía un descanso hasta el día siguiente. La despedida corrió a cargo de Floor, que entonó sus partes de “All the Works of Nature Which Adorn the World: VIII. Ad Astra” mientras los fans veían cómo el zepelín despegaba y se iba, dejando el faro atrás, cada vez más lejos.

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