TYKETTO: Todavía jóvenes
27 enero, 2009 12:37 pm Deja tus comentariosNo tuvieron mucho público, pero dieron un espectáculo de hard rock por todo lo alto. Nuestro polémico hombre al norte, Alfredo Villaescusa, estuvo allí.
TYKETTO
MIDNIGHT ROAD
Sala Rock Star, Barakaldo
TEXTO Y FOTOS: ALFREDO VILLAESCUSA
Qué injusta es la vida. Y no se trata de la típica cantinela de amargado. Hay bandas que gozan de las mieles del público, te llenan salas y tal, pero luego el espectáculo que ofrecen dista mucho del nivel en el que los han encumbrado. Otros, por el contrario, no desatan el fervor popular, es más, pocos se interesan de verdad por ellos y la mayoría ni los conoce. La sorpresa la pegan en el directo, muy por encima del de bastantes grupos de renombre.
Todo esto viene a cuento del desolador panorama que se encontraron los hard rockeros Tyketto en su última visita a Barakaldo. En torno a 50 escasas almas secundaron la llamada, un panorama bien diferente al de Madrid, donde, según me comentaron, el respaldo del personal sí se mantuvo en lo aceptable. Dejémonos de crisis y otras excusas mágicas de nuevo cuño, buscar explicaciones a este tipo de cosas resulta inútil, pues cada día la afluencia a los conciertos parece más sujeta a designios divinos de difícil previsión.
Lo que no falló esa noche fue la entrega de Danny Vaughn y los suyos, que salieron a escena como si delante tuvieran a miles de personas. No resulta extraño en una gente que no necesita excusas para ir de gira. Les apetece y punto. Aunque la mayoría tenga otros proyectos al margen (probablemente más lucrativos) saben sacar tiempo para dar la vuelta al mundo en dieciocho días, tal y como reza el nombre de este periplo: ‘Around The World in Eighteen Days’. Ni siquiera les frenó la estampida del guitarrista original Brooke St. James, cuyos compromisos con otra banda le impidieron acompañar a sus compañeros. No problem. Recurren a P.J. Zitarosa (del grupo de Vaughn en solitario) y a tirar millas.
Antes nos amenizaron los bilbaínos MIDNIGHT ROAD, que ya les habíamos visto en anteriores ocasiones. Sigue sin convencernos su propuesta con poco fuelle, pero por lo menos esta vez su palo a lo Whitesnake o Guns N’ Roses pegaba un huevo y entretuvieron por momentos. Terminaron con un rimbombante “God Save Rock N’ Roll” en el que rindieron homenaje a los Zeppelin. Van mejorando.
Con unas ganas de comerse el recinto de flipar irrumpieron los americanos TYKETTO. Pese a que hayan transcurrido más de 15 años desde su hit “Forever Young” y de su disco ‘Don’t Come Easy’, todavía permanecen jóvenes de espíritu, si tenemos en cuenta sus habilidades sobre las tablas. Ya con las primeras notas de “Lay Your Body Down” advertimos que entre ellos prima un buen rollo que no es normal.
Danny Vaughn destiló clase a lo Coverdale (no el de la última gira) y desplegó carisma en plan un Bon Jovi de recintos pequeños. Vale su peso en oro como frontman. Por no mencionar que clava los temas y los interpreta sin altibajos, tal y como suenan en estudio. Muchos consideran imposible eso de que los cantantes alcancen los tonos requeridos en directo, leyendas urbanas o cosas que se inventa la gente, algo así como el sueño americano de los críticos musicales. Nada más lejos de la realidad. He aquí un ejemplo.
Otro aspecto que marca la diferencia respecto a lo que solemos ver lo notamos en un repertorio equilibrado, con un poco de todo, tal y como mandan los cánones de una dieta saludable. Piezas hard rockeras del estilo de “Strength In Numbers”, rock americano a lo Tom Petty (“End Of Summer Days”) o sonido New Jersey que haría las delicias de fans de Springsteen (“The Last Sunset”). En resumen, algo con sentido del espectáculo que en ningún momento se te hacía pesado porque la variedad era la nota dominante, pese a que tampoco cuentan con un listado inacabable de canciones.
La anécdota graciosa estuvo protagonizada por un técnico de sonido requerido por Vaughn ante los repetidos fallos de su micrófono. Salió el figura y, tras una maniobra que no debió superar los dos segundos, se piró con viento fresco dejando al vocalista estupefacto al comprobar que el problema seguía sin solucionarse. El pobre casi se tuvo que buscar la vida para que se escuchara la voz con escasa ayuda del personal que debía encargarse de esos menesteres.
Por fin se estabilizó la cosa y arrancaron con “Nothing But Love” y “Walk On Fire”, en esta última, por cierto, sonaron los coros de lujo, cortesía principalmente del animado teclista Bobby Lynch y del guitarra P.J. Zitarosa. Ya podrían aprender muchos que en disco utilizan diversas tretas para lograr ambientes ampulosos y luego su translación al escenario se queda en agua de borrajas.
El toque final lo puso, como no podría ser de otra forma, el inconmensurable “Forever Young”, que sirvió para que nos dejaran con ganas de más hasta su próxima venida, que esperemos no se demore demasiado. Puestos a sacar algún fallo, casi por obligación, decir que un mayor volumen a la guitarra de Zitarosa no habría estado mal. Este hecho no empaña la sensación de haber presenciado una auténtica demostración de buena forma a raudales. Son simplemente unos tipos que disfrutan tocando, aunque sea para cuatro gatos. Unos jóvenes de corazón.
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