No me consta que Slade tocara nunca en España en los años en los que tú formaste parte de la banda, entre 1966 y 1992. ¿Llegasteis a venir?

“Pues sí, actuamos una vez en España a principios de los '70, en un club de Benidorm (CAP 3000, hoy en día la discoteca KU). Tocamos cinco noches, no me acuerdo de su nombre, pero tenía la forma de un platillo volante y los shows fueron en el exterior del recinto, al aire libre. Fue antes de que nos hiciéramos famosos, pero conseguimos atraer público, así que tengo muy buenos recuerdos de nuestra estancia allí. No sé si conoces a un artista de blues que se llama Seasick Steve, se ha hecho famoso en el circuito en los últimos diez años. Cuando le conocí en persona me dijo que había asistido a nuestra primera noche en Benidorm. Posteriormente volvimos a España, pero fue solamente para aparecer en televisión”.

Tenéis muchos más singles que los diez que aparecen en el box set. ¿Quién hizo la selección?

“Fue la discográfica la que se encargó de enterarse de qué singles eran los que más deseaban los fans ver en este formato, con una presentación muy cuidada. Hicieron una investigación para recopilar las portadas de los singles editadas en diferentes países del mundo, y aunque no estén todos, es una colección bastante representativa de los éxitos que tuvimos en los '70. Parece que algunas de aquellas canciones cayeron en el olvido, así que está bien volver a escucharlas, y además han sido remasterizadas”.

En “My Friend Stan” y su cara B, “My Town”, los títulos de los temas están traducidos al castellano. Supongo que es la reproducción de la edición española o de algún país latino al menos.

"Seguramente que sea sí, aunque eso deberías preguntárselo a los de la discográfica ya que, como te dije, fueron ellos los que se encargaron de preguntarle a los fans alrededor del mundo qué singles les gustarían ver incluidos en este box set” (Confirmado: es la versión que se publicó en todos los países de habla hispana).

La banda emergió de las grises Tierras Medias inglesas (Midlands), pero optasteis por hacer música alegre. Supongo que fue vuestra manera de ponerle color a vuestra propia vida, ¿verdad?

"Totalmente. Nosotros somos de las Tierras Medias occidentales, denominadas País Negro (Black Country) por culpa de la industria pesada concentrada allí, con sus chimeneas escupiendo humo y el hollín que se asentaba sobre las casas, el césped... en todas partes, vamos. Muchos artistas salieron de allí queriendo darle un poco de color a sus vidas: Black Sabbath, The Move, dos miembros de Led Zeppelin... "

Noddy Holder en la actualidad

Robert Plant y John Bonham si no me equivoco...

“Exacto. Cuando yo no tenía concierto, llevaba con la furgoneta de mi padre a la banda que tenía Robert por entonces, Listen (era un grupo al estilo mod con el que hizo sus primeras grabaciones profesionales). Recorrí con ellos todo el Black Country, porque no disponían de furgoneta propia. Llegué a conocerle bastante bien”.

La música de Sabbath y, posteriormente la de Judas Priest, no era precisamente alegre...

“Sí, es verdad, en cierto modo fuimos a contracorriente con respeto al resto de las grupos que salieron de allí por entonces. Siempre fuimos una banda colorida, desde 1966 cuando nos formamos, mucho antes de hacernos famosos. Pensamos que acompañar nuestra música con ropa alegre y colorida sería una buena manera de tener impacto y hacer que la gente hablara de nosotros, y efectivamente, es lo que pasó. Los artistas que nos influenciaron a nosotros –The Beatles, The Stones, The Who, The Kinks, e incluso los artistas del rock ‘n’ roll de los ’50- tenían una imagen impactante o por lo menos cuidada, y nosotros, sobre todo Dave Hill (guitarra) y yo, quisimos hacer lo mismo”.

Bueno, también os he visto fotos de 1969, tras sacar vuestro primer disco ‘Beginnings’, vestidos de skinheads.

“Aquello ocurrió cuando firmamos con Chas Chandler (bajista original de The Animals y manager de Jimi Hendrix). Fue su intento como manager de darnos una imagen diferente, algo que nadie hubiera probado anteriormente. Por entonces los skinheads no tenían ninguna connotación política, eran solo el reflejo de un sector de la juventud de la clase trabajadora. Chas se había percatado de su presencia en las salas de baile de la época y pensó que sería una buena manera de acercarnos a ese sector de la población. Efectivamente, conseguimos impactar a la gente, porque nadie esperaba algo así de una banda de rock ‘n’ roll”.

En los ‘70 os convertisteis en una de las bandas más populares en vuestro país, pero no conseguisteis trasladar ese éxito a Estados Unidos. Cuenta la leyenda que las cosas podrían haber sido diferentes si en 1971 hubieseis aceptado la oferta para una gira norteamericana que iba a ser publicitada a bombo y platillo.

“Queríamos calar en el mercado norteamericano, pero bajo nuestras propias condiciones. No nos gustaba la idea de irrumpir allí de repente como un producto prefabricado por la industria, sino poco a poco y por méritos propios. Aunque conseguimos captar el interés de la prensa, creo que íbamos un paso por delante para el público de allí, ya que no había ninguna banda que hiciera lo mismo que nosotros. Éramos demasiado ruidosos para la radio AM, ya que solían poner a artistas como James Taylor, Cat Stevens o Carol King. Sin embargo, sí que nos pincharon en las FMs. Aun así, y aunque en el resto del mundo sí tuvimos éxito con los álbumes, tanto en Estados Unidos como en el Reino Unido se nos veía como una banda de singles. Sea como fuere, conseguimos trascender en el mercado norteamericano en los años ‘80 como una banda de heavy rock precisamente porque los grupos de glam metal ahora hacían lo que nosotros llevábamos haciendo ya años. Hasta Kiss nos confesaron que nos habían visto tocando en directo en Nueva York y que les habíamos influenciado tanto musicalmente como por la imagen, y desde luego no fueron los únicos que nos contaron algo así en persona. Por otro lado, mira lo que pasó con Quiet Riot, que alcanzaron directamente el número uno con su versión de “Cum On Feel the Noize”; así que se puede decir que sí que tuvimos nuestra porción de éxito en Estados Unidos, es solo que no pudimos conquistar las ondas radiofónicas”.

¿Y no os frustró que Quiet Riot se hiciera famoso con un tema vuestro?

“Bueno, supongo que por un lado sí fue un poco frustrante, pero por otra parte hizo que mucha gente, los jóvenes de entonces, descubrieran nuestro repertorio, así que su éxito nos ayudó a irrumpir por fin en el mercado norteamericano”.

¿Crees que alguna canción que haya pasado más desapercibida hubiera funcionado bien como single? Por ejemplo, a mí me gusta mucho “Be”, la canción que habría vuestro disco de 1977 ‘Whatever Happened to Slade’.

“En realidad la elección de los singles fue fruto de decisiones democráticas tomadas entre la banda, la management y el sello. No tenemos ninguna queja acerca de la discográfica, ya que siempre pudimos contar con su apoyo. Por entonces un contrato de cinco años era de cinco años de verdad. Si tu primer disco no era un éxito, te daban otra oportunidad con el segundo e incluso con el tercero. La verdad es que no se me ocurre ningún tema que deberíamos haber sacado como single y no lo hiciéramos. Todos los que sacamos pensamos que eran los más apropiados para el mercado y para ser emitidos en la radio, y en la mayoría de los ocasiones acertamos, así que nada de lamentar”.

¿Es verdad que fuiste candidato para el puesto de vocalista en AC/DC?

“Sí, es verdad. Cuando Bon Scott murió me llegó una oferta a través de nuestra management, pero por entonces era feliz estando en Slade, llevaba tiempo con ellos y había alcanzado la fama, así que nada que lamentar tampoco. Me alegré cuando me enteré que Brian se había hecho con el puesto, porque éramos amigos de Geordie, su banda de entonces. Enseguida sentí que era el tío adecuado y que iba a tener mucho éxito con AC/DC”.

¿Sigues estando orgulloso de los discos de onda más metalera que sacasteis en los años 80?

“¡Claro! ¿Por qué no? A pesar de nuestra imagen colorida y feliz, siempre fuimos una banda de rock que tocaba a todo volumen, probablemente fuéramos uno de los grupos más ruidosos de todos los años ‘70. Es verdad que los discos que editamos en los ‘80 estaban más dirigidos hacia el público metalero, pero sinceramente te digo que ese era el perfil de la mayoría de la gente que acudía a nuestros bolos por entonces. Nosotros nos estábamos haciendo mayores, pero nuestro público seguía siendo de perfil juvenil, conocía nuestros singles, pero nunca nos había visto en directo en los ‘70 porque en esa década eran aún niños. Cuando participamos en el festival de Reading en 1980 el público eran jóvenes metaleros que nos veían sobre las tablas por primera vez, y les flipamos, abriéndonos las puertas a un nuevo mercado. El año siguiente tocamos en el Monsters of Rock de Donington y tocamos ante más gente aún, así que los discos que sacamos por aquella época estaban en sintonía con el público para el cual tocábamos en directo”.

¿Mantienes la amistad con Don (Powell, batería) y Dave (Hill), los dos músicos que aún enarbolan la bandera de Slade?

“Sí, nos vemos de vez en cuando las veces que caigo por Wolverhampton (la ciudad desde la que emergió la banda), aunque perdí la pista de Jim (Lea, bajista desde 1966 hasta 1992), que siempre ha sido una persona más reservada. Pasamos 25 años juntos en la banda con la misma formación, así que en cierta manera fue como una especie de matrimonio a cuatro bandas. Ni a mí ni a Jim nos gustó la idea que Don y Dave prosiguieran con Slade MkII, pero llegué a comprender sus razones, puesto que, como principales compositores, Jim y yo habíamos sido los que habíamos ganado la mayor parte del dinero generado por la banda hasta entonces. Yo personalmente estaba quemado del ciclo disco-gira-disco-gira y además pensaba que habíamos logrado todo lo que nos habíamos propuesto, así que me apetecía explorar otros campos lejos de la música como ser actor, presentador televisivo o hacer voces para publicidad”.

¿No sientes de vez en cuando ganas de volver a subirte a un escenario?

“No, para nada. Llevo un cuarto de siglo sin tocar en directo y no sería lo mismo aunque volviese la formación clásica. Fueron veinticinco años buenos, no está nada mal para unos chavales de la Inglaterra profunda que, en lugar de acabar trabajando en una fábrica, viajaron en primera clase por todo el mundo, se hospedaron en hoteles lujosos y tuvieron muchas groupies. ¿Qué más se podría pedir?”.

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