Crónicas

Editors: Electrónica, oscuridad y falta de conexión

«No fue el concierto de mi vida y ellos tampoco se prodigan a la hora de establecer una conexión con el público pero quizás su música oscura y a menudo fría y distante requiera precisamente de esto. »

17 febrero 2020

WiZink Center, Madrid

Texto: Yorgos Goumas. Fotos: Rubén Bernabé

La banda formada en Birmingham en 2002 está de gira tocando sus temas más aclamados (una afirmación subjetiva, obviamente), aprovechando la ocasión de la edición de su recopilatorio ‘Black Gold’ en 2019. En este contexto, nos pasamos por el concierto de Editors en la capital, donde congregó  a unas cinco mil personas en la pista del recinto.

Una banda que irrumpió en el panorama musical en 2005 emulando a la oscuridad de unos Joy Division y The Chameleons, la sensibilidad pop de unos Echo and the Bunnymen y la épica de los primeros U2 no podía sino comenzar con cuatro apuestas seguras: “An End Has a Start”, “Bullets”, “Bones” y “Escape the Nest”. Indie oscuro y melancólico que enseguida captó la atención de un servidor en la segunda mitad de la década pasada. Obviamente, un músico o una banda desea evolucionar, buscar nuevas sendas musicales y evitar el estancamiento, un deseo loable y comprensible, que no siempre es comprendido por los fans o que nunca se lleva a cabo de la manera deseada.

El cambio de rumbo de la banda hacia sonidos más electrónicos e incluso bailables a partir de su tercer disco, ‘In This Light and on This Evening’ (2009), me recordó al cambio que se habían pegado sus queridos U2 a principios de los ’90 hacia melodías más luminosas y sintetizadas (no en vano, Flood, el productor de aquel disco, había producido también el ‘Zooropa’ de los irlandeses en 1993). El siguiente tema, “Magazine”, de su último disco hasta la fecha, ‘Violence’ (2018), muestra una banda que aparentemente ha encontrado un equilibrio entre los ramalazos guitarreros y la música electrónica, recordándome a ratos a unos Nine Inch Nails, salvando las distancias, por supuesto.

Bandas como R.E.M., Interpol o Arcade Fire son también unos referentes para la banda y temas como “Sugar” dan buena fe de eso. Tampoco faltaron guiños al pop bailable, que les acerca peligrosamente al terreno de unos Coldplay o Maroon 5, con el tema “Upside Down”, uno de los tres nuevos cortes incluidos en el mencionado recopilatorio y que puede que haga que se le levante la ceja a más que uno (un servidor incluido), pero que seguramente les habrá hecho ganas fans nuevos. El tema “Violence” les devolvió por los senderos épicos y oscuros de unos U2 o Bauhaus, aunque pasado por un filtro más moderno. Uno de sus mejores temas y cuyo estribillo fue debidamente correado.

La disco oscura y bailable de “Frankestein” (el otro tema nuevo del recopilatorio) hizo que el respetable meneara las caderas un lunes por la noche aunque ignoro cómo habrá sentado a sus fans más puristas; yo sigo pensando que deberían dejar de mirar a los Coldplay. “Papillon” es un tema que no desencajaría en la pista de una discoteca gótica (no ortodoxa) y con razón es uno de sus temas insignia. Como otro guiño a los ’80, al final del tema, su cantante, Tom Smith, incluyó un trozo del hit “You Spin Me Round” de los Dead or Alive. Dicho sea de paso, la producción y presencia escénica de la banda fue casi minimalista: apenas un set de luces y un par de agradecimientos o algún “estamos todos bien” por parte del Smith. La banda iba a piñón fijo y nada les iba a detener. Personalmente, hubiese apreciado a algún juego de luces más juguetón o alguna pantalla LED para acompañar sus temas.

“Ocean of Night”, un tema más pausado, me recuerda a Coldplay cuando aún hacía algo decente en sus inicios; no obstante, para mí rompió el ritmo del bolo. Si añadimos que la siguiente canción, “Weight of the World”, sonó en formato acústico, solo con Smith y su guitarra, se entiende que mi mente empezaba por primera vez a pensar en la empanada de pollo y champiñones que me esperaban a la vuelta en casa. “Spiders” tampoco ayudó a la hora de acelerar el ritmo pero la cosa empezó a enmendarse con “A Tone of Love” y “Formaldehyde”, la mezcla perfecta entre U2, Psychedelic Furs y los primeros New Order. Sin embargo, a nivel personal, la gloria llegó con “All Sparks”, “Blood” y “Fingers in the Factories”, tres temas seguidos de su insuperable debut, ‘The Back Room’ (2005).

“Walk the Fleet Road” tuvo un aire solemne, cual himno, y “You Are Fading” es un tema que me deja indiferente así que la llegada a los bises pedía a gritos una explosión de ritmo. “Distance”, no era precisamente el tema más indicado para ello, pero con “Racing Rats”, su himno “Munich” y el épico “Smokers Outside the Hospital Doors” se redimieron a mis ojos. No fue el concierto de mi vida y ellos tampoco se prodigan a la hora de establecer una conexión con el público pero quizás su música oscura y a menudo fría y distante requiera precisamente de esto. Sin embargo, nadie puede negar que tienen un buen puñado de temas que emocionan, a pesar de que un poco más de entrega a nivel de directo hubiese redondeado las cosas.

Redacción
Etiquetas: , , , ,

Categorizado en: , ,

Esta entrada fue escrita por Redacción

3 comentarios

  • Juandie dice:

    Concierto muy correcto a su manera por parte de estos EDITORS en este gran recinto madrileño presentando su ultimo álbum del año pasado aunque fuese un recopilatorio. Con bastante peña cumplieron estos ingleses.

  • Ester dice:

    Les has puesto finosYorgos!!!! Jajajaja. No los he oído nunca, pero leyéndote voy a buscarlos a ver q cocinan estos. Serán del tipo Tangerine Dream? En ese concierto si q estuve y la sala dejó mucho q desear. Puede q sean grupos q ganen más en un teatro con buena acústica. Muchas gracias por tu reseña y a seguir disfrutando.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *