Crónicas
Delirium Tremens + Unidad Alavesa en Bilbao: La cara B del rock radical vasco
«Frente a gente que regresa porque necesita efectivo, la vuelta de esta cara B del rock radical vasco está justificada por completo. No les mueve la popularidad de las redes sociales ni sacar las perras al respetable con cualquier excusa barata, sino hacer lo que antaño les salía de las entrañas porque solo lo entendían de esa manera.»
14 enero 2023
Kafe Antzokia, Bilbao
Texto y fotos: Alfredo Villaescusa
Los grupos o personas que te descubren nueva música son siempre muy especiales. Deberíamos guardarlos en urnas de cristal, pues tampoco es que abunden demasiado en una era de sobrecarga informativa en la que un algoritmo puede realizar esa misma labor. Al igual que cuando uno llama por teléfono o hace la compra lo suyo es que exista un ente pensante al otro lado en vez de una jodida máquina, también mola que las recomendaciones las hagan personas de carne y hueso. Ya habrá tiempo de recurrir a los androides para otras labores.
La primera vez que un servidor se empezó a interesar por Delirium Tremens fue gracias a los vasco-argentinos Cápsula, ya que estos suelen incluir en su repertorio el clásico “Ikusi” que da nombre al disco más significativo de los de Mutriku, ‘Ikusi eta Ikasi’. No nos engañemos, estamos hablando de un grupo de lo más underground al que se englobó en su época dentro del conglomerado del rock radical vasco, pese a que en realidad no tuviera mucho que ver con Eskorbuto o Kortatu, sino con el post punk de corte británico.
Probablemente el nexo de este grupo de pueblo con la rabia congénita de los tres acordes estuviera en Iñigo Muguruza, que se incorporó en la última etapa del combo antes de su disolución en 1991. Y tras tres décadas de inactividad, regresaron al mundo de los vivos a finales del 2021, todavía con la pandemia dando coletazos. Un multitudinario concierto en el BEC y su participación en el festival Azkena del 2022 certificaron una vuelta con galones.
Ahora había ocasión de catarles en sala, en una cita que colgó el cartel de entradas agotadas y que congregó a un variopinto personal con el que no solemos coincidir en bolos. Desde viejas glorias o divorciadas con ganas de marcha hasta peña con txapela que venía a ver a los teloneros o un seguidor que soplaba un cuerno que sonaba como una alarma antinuclear. Quizás no sea mala idea irse acostumbrado a ese tono.
Para ir entrando en materia teníamos el folk rock de Unidad Alavesa, que a ratos nos cautivó cuando se acercaban más al punk y nos amuermó en los momentos sosegados que remitían a Celtas Cortos. En este sentido, un sábado a la noche se tornaba duro escuchar “Gregorio XVII”, aunque buenas risas echamos con esa crítica mordaz a la falsa izquierda llamada “PSOE”. Ya era hora de que alguien se atreviera a poner a caer de un guindo a un partido centenario involucrado en casos de torturas, secuestros y detenciones ilegales. Si hubieran soltado también dardos a los racistas institucionales con label, habríamos alcanzado el éxtasis.
Lo de Delirium Tremens se asemejó a una clase de historia en la que uno se sienta en su butaca y toma apuntes, sin demasiado desenfreno, aquí de lo que se trata es de retener conocimientos, no de experimentar un jolgorio del copón. Esa actitud cruda y la vez reposada seguía presente en la música de los históricos de Mutriku en piezas recientes como “Urpean Dantzan”, con un guitarreo considerable, pero también con poso melódico.
La peculiar forma de cantar de Andoni Basterretxea dominaba la tónica de la velada, pues siempre pareció que más bien recitaba, con un estilo muy característico que en cuanto uno escucha unas pocas estrofas sabe de inmediato que es él. Desde mayo del año pasado contaban con material nuevo, por lo que estaba claro que constituiría una parte importante del repertorio.
Lo cierto es que el catálogo que desgranaron aquella noche al final resultó muy equilibrado, con cortes a medio camino entre el rock y el punk, caso de “Galduta Nabil”, con ese poso post punk que poseían los primeros trabajos de Doctor Deseo. Y “Juan Li” en la actualidad continúa asemejándose más a un testimonio de vida extraterrestre que al brillante ingenio de unos chavales de Mutriku que componían cosas que nadie hacía por aquel entonces. Tal vez compartir lugar de procedencia con otros marcianos como Itoiz marcara también lo suyo.
Los ánimos estuvieron contenidos en la mayor parte del recital, salvo algún momento puntual de desenfreno como en “I Have No Money”, donde a la concurrencia le dio por cantar, o en el popular “What A Wonderful World” en la lengua de Gabriel Aresti. Muy curioso, sí. “Eutsi Hirean” era otra rareza de época pretérita a lo Killing Joke que hoy en día todavía llamaba la atención. Hay una teoría simplista que decía que el rock radical vasco acabó con toda la escena new wave o experimental que había anteriormente, algo más bien erróneo, puesto que en realidad se produjo cierta retroalimentación, Delirium Tremens eran la prueba viviente de ello.
Las guitarras de “Sua” rememoraban a los Sex Pistols y al punk del 77, mientras que “Garuna” nos devolvió a los tiempos actuales, por lo menos en cuanto a la fecha de lanzamiento de su último disco, porque en lo musical las miras seguían enfocando hacia la década de los ochenta. No resulta nada sencillo estar a la altura del legado previo y componer algo que no desentone para nada en el conjunto global, pero a buen seguro que lo han conseguido en el álbum ‘Hordago’, te dicen que se ha grabado en 1989 y te lo crees.
“Aio” reincidió en su faceta más festiva antes de ponerse solemnes con el himno “Ikusi”, toda una piedra angular del post punk vasco, quién iba a decir que ese estilo pero en formato más evolucionado lo petaría décadas después con grupos como Vulk o Ezpalak, entre otros. No era de extrañar que la muchedumbre entendiera aquello como el punto culminante del recital y hasta tarareara el punteo.
“Ni Naiz Naizena” evocó a Lou Reed, aunque como si este hubiera nacido en un pueblo de Gipuzkoa, cosas del idioma. El cierre a la velada no podría entenderse sin un tema tan vinculado al mar como “Boga Boga”, un elemento líquido que simbolizaba al mismo tiempo la belleza de lo natural y una manera de ganarse el pan, lo que habitualmente sucedía en las localidades costeras como Mutriku.
Frente a gente que regresa porque necesita efectivo, la vuelta de esta cara B del rock radical vasco está justificada por completo. No les mueve la popularidad de las redes sociales ni sacar las perras al respetable con cualquier excusa barata, sino hacer lo que antaño les salía de las entrañas porque solo lo entendían de esa manera. Oportunidad de oro para los que no pudieron experimentar aquel despegue cultural.
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1 comentario
Cojonudo resumen hacia la gran actuación de una histórica banda del Punk Rock Vasco como son DELIRIUM TREMENS en el Antzokia bilbaino a través de esos temas tan inmortales y combativos que ostenta esta veterana banda.