Crónicas
Pearl Jam: Segunda juventud
«En un concierto imprevisible y sin alardes técnicos encima del escenario, lo que nos hizo volar fue la música»
10 julio 2018
Palau Sant Jordi, Barcelona
Texto: Víctor Vallespir. Fotos: Elena Marco
El verano es sinónimo de grandes festivales y de las palizas físicas que conllevan este tipo de eventos. Peregrinar hacia otras tierras, disfrutar de un sinfín de formaciones en un lapso relativamente corto de tiempo y, en definitiva, gozar de un tipo de experiencia limitada a un periodo restringido del año es algo que deseamos que llegue cada vez que el calor azota nuestros frágiles cuerpos.
Sin embargo, hay ocasiones en las que se nos brinda la oportunidad, en medio de tan calurosa estación, de ser testigos de actuaciones realmente singulares, en los recintos que ciertos conciertos merecen y con el pretexto de las grandes ocasiones. ¿Qué decir de Pearl Jam a estas alturas de la película? Ellos han marcado la juventud y madurez de cientos de miles de fans alrededor del mundo, han ejercido de perfecta banda sonora de nuestras vidas desde que, en cierto momento de 1991, decidieran lanzar al mercado uno de esos lanzamientos que nos ayudan a entender la historia de la música moderna.
Siempre es de recibo asistir a este tipo de conciertos en los que las sensaciones se multiplican y las emociones, máxime siendo un grupo tan querido en nuestras tierras, algo que se siente durante todo el show. Y es que el Palau Sant Jordi había colgado el cartel de entradas agotadas a las pocas horas de la salida en venta de las entradas, por lo que el aspecto del templo condal no podría recibir nada más que una magnífica e insuperable asistencia.
Por fin llegaban las 21:45, hora en la que Pearl Jam asaltaría el escenario barcelonés, con un ligero retraso de quince minutos, y empezaría el despliegue definitivo de rock n'roll (o de grunge, si es que así preferimos definirlo).
Entraron pausadamente al escenario, aún con las luces encendidas, pero el griterío desde las gradas del Palau Sant Jordi fue absolutamente ensordecedor. Sin previo aviso, los de Seattle arrancaron con las primeras notas de la pausada “Long Road”, con una decoración sencilla pero efectiva en el escenario: varias lámparas de diversos colores que subían y bajaban en función de las melodías de las canciones de los americanos. El guitarrista Stone Gossard cogería su guitarra acústica y empezaría a interpretar las primeras notas de una “Elderly Woman Behind the Counter in a Small Town” que, ahora sí, recibiría la primera gran ovación de la noche. La voz de Eddie Vedder se intuiría como más que correcta durante esos primeros compases de concierto, destacando también su constante interactuación con el público y manteniendo una actitud de frontman absoluto encima del escenario. Los demás músicos en escena, como no podía ser de otra forma en una banda de estas características, se desenvolvieron con la misma energía durante el concierto, en especial un Mike McCready que no pararía de botar al son de “Corduroy” y “Hail Hail”, en la que Vedder se despojaría de su guitarra y empezaría su particular show sobre el escenario.
Botella de vino en mano y con un papel en el que, suponemos, tendría escrito el guión para dirigirse a la audiencia catalana, Eddie nos recordó que hacía nada más y nada menos que 12 años desde que Pearl Jam nos visitaron por última vez, y nos pidió que arrancáramos una vez más con un griterío ensordecedor. Y es que, si por algo destacó el concierto de los americanos en Barcelona, fue por una conexión espectacular con su base de fans, devota a más no poder y que lo dio todo desde el minuto uno para convertir ese concierto en una experiencia completa del fenómeno Pearl Jam.
“Nothing As It Seems”, con el bajista Jeff Amen al contrabajo y el a veces tapado Boom Gaspar a las teclas, arrancó otras de las mayores reacciones de la noche, y las banderas de tantos países representados en el pabellón durante esa noche brotaron desde la audiencia. “Given To Fly” devolvió el concierto a las senda de los grandes hits, pero fue con “Evenflow” cuando aquello se fue de madre: Eddie se acercó a las primeras filas en una parte instrumental alargada a más no poder, dejándose querer por la audiencia y demostrando que lo suyo no se terminó con la llegada del nuevo siglo. ¿Y qué decir de Mike y Stone a las guitarras? Pocos músicos hoy en día, de bandas tan sumamente grandes, controlan sus efectos y delirios sonoros desde el mismo escenario, con pedaleras que nos recuerdan que aún hay algo de honestidad en la música de grandes estadios o arenas.
Hubo tiempo para recordar la futura visita de Prophets Of Rage al Festival Cruïlla de este próximo fin de semana (según Eddie, los miembros se encontraban en el Palau en ese mismo instante), pero también para dedicar “Oceans” a un fanático de la banda recientemente fallecido. Las luces de los móviles inundaron la escena y aquel se convirtió en uno de los momentos más frágiles de la noche. “Light Years” fue otra de las canciones grandes que Pearl Jam interpretó, y con “Daughter”, Vedder se aseguró de dejar patente su lucha por la igualdad entre hombres y mujeres. Para encarar la parte final del primer segmento de concierto, la genial “Jeremy”, “Go” y la sempiterna “Porch” lo pusieron todo patas arriba, con un final en el que todos y cada uno de los miembros lo dieron absolutamente todo y nos recordaron a esos vídeos de los noventa que tantas veces han pasado por delante de nuestras retinas. Después de una hora y media de concierto se retiraban momentáneamente del escenario; no teníamos que preocuparnos: aquello se alargaría hasta altas horas de la noche.
Y es que fue volver al escenario que Vedder nos recordó que estarían allí hasta que nosotros quisiéramos. ¡Repertorio no les falta a esta gente! Entre críticas a Donald Trump y anécdotas de la banda en la Sagrada Familia, hubo lugar la pautada presentación de los miembros de la banda, para después arrancar con “Sleeping By Myself”, canción en solitario de Vedder. “Come Back” y “Lightning Bolt” fueron las siguientes, pero el que fue el tramo más intenso de concierto estaba aún por venir. Encadenar “Black”, con su elegante trozo instrumental coreado por el respetable, “Once”, aclamada a más no poder, y “Rearviewmirror”, con un segmento final no apto para epilépticos, fue un verdadero acierto, la confirmación de que estábamos ante uno de esos conciertos que se graban a fuego en nuestras memorias.
“Smile” y “Wasted Reprise” sirvieron para dar algo de tregua a nuestros cuerpos; repentinamente, las luces del Palau se encendieron. ¿Estaban terminando? ¡Para nada! Con todas y cada uno de los focos encendidos, los de Seattle encadenaron un final de concierto memorable, unas “Better Man”, “Alive”, “Baba O’Riley” y “Yellow Ledbetter” que sumaron un total de 30 canciones al setlist del concierto. Casi tres horas de espectáculo con la intensidad intacta, con Eddie demostrando que aún es capaz de ser el frontman que fue años atrás y con una banda que no paró de saltar y animar en cada uno de los segmentos del show. En un concierto imprevisible y sin alardes técnicos encima del escenario, lo que nos hizo volar fue la música, esas canciones que tanto han marcado a más de una generación durante las últimas décadas. Esperemos no tener que esperar 12 años más para volver a disfrutarlas.
Pearl Jam actuará en el Mad Cool Festival de Madrid el próximo jueves 12 de julio.