Crónicas
Trago Mortal + Cöntraband + Trece Calaveras: Juernes de tragos y rock and roll
«Cuando el rock and roll se respira, casi se palpa y se vive en la cercanía devenida de la más fraternal y eléctrica química, cobra un sentido único, especial y, a la sazón, tal vez más auténtico que en otros escenarios»
21 noviembre 2024
Sala Barracudas, Madrid
Texto y fotos: Jason Cenador
Cuando el rock and roll se respira, casi se palpa y se vive en la cercanía devenida de la más fraternal y eléctrica química, cobra un sentido único, especial y, a la sazón, tal vez más auténtico que en otros escenarios. La primera entrega de la iniciativa Rock Rage Fest, una de esas que dinamizan desde el underground y que resultan esenciales para la vertebración de la escena, reunió a un puñado de ávidos y ávidas del mejor voltaje que anticiparon la llegada del fin de semana ebrios de energía rockera y buenas vibraciones.
La sala Barracudas de Madrid acogió en un escenario desde el que la música suena mejor y más nítida que nunca antes tres conciertos colmados de fuerza, vigor y entrega, con el hard rock desinhibido y urbano de Trago Mortal, el también hard rock aunque en una onda estilística más anglosajona de Cöntraband y el rock urbano de Trece Calaveras.
Fueron estos últimos quienes dieron el pistoletazo de salida con un show en el que desenfundaron unas líricas llenas de mensaje y fundamento. Y es que no hay banda de rock urbano más fiel a la esencia del género que la que tiene algo que contar en sus canciones, ya sea un mensaje social o ya sea emocional, pero siempre con enjundia. Trece Calaveras sonaron con una consistencia que ya era previsible al advertir el fresco y fluido sonido que destila su reciente ‘EP 2’. De él, “Remolino” sonó cálida y emocionalmente sincera, en la misma onda que “Mil rabietas”, a caballo entre Marea y cierto amago de punk melódico.
Más cadenciosa fue “Piedra canto”, en un rock denso, casi coqueteando con el stoner, e “Indomables” fue buena muestra de su seguridad sobre las tablas. Lo cierto es que funcionaban con más eficacia las canciones cuanto más melódicas resultaban, pues son esas vertientes más digeribles del rock urbano las que transitan con mayor certidumbre.
De su primer EP me llamó especialmente la atención “Ojalá”, antes de la que el frontman se lanzó a recitar unos versos. “Lo nuestro es hacer canciones y de vez en cuando salimos de la cueva para contaros lo que llevamos dentro”, manifestó. Lo que nosotros deseamos es que salgan muchas más veces de esa guarida en la que las emociones se funden con el rock and roll.
Las tornas estilísticas giraron hacia un mucho más definido hard rock cuando los barceloneses Cöntraband tomaron por asalto –también por consenso con un público al que convencieron de lleno desde el primer acorde– la escena de Barracudas, uno de esos reductos de los que sentirse orgullosos. Enseguida se empeñaron en que los presentes se acercasen a sus puestos, y su bajista Isma Membrive no tuvo reparo a bajarse a tocar junto al respetable en unas cuantas ocasiones. Era la primera vez que se encaramaban a un escenario en prácticamente un año, pero quién lo diría: la maquinaria estaba tan engrasada como si llevasen todo el año pateando salas de conciertos.
Con magnetismo nos atrajeron sin remisión desde la inaugural “Aprendiendo a volar”, temazo de su nuevo álbum, ‘La tormenta perfecta’, del que en este punto solo han visto la luz digitalmente tres singles, aunque el plástico en formato físico ya está a la venta. El rocoso bajo de Isma fue la llave que descerrajó “Opio”, seguida de “Cuenta atrás” y “Sin frenos”, todas pertenecientes a su nueva placa y todas ejecutadas sin fisuras, con limpidez, brillantez y efervescentes dosis de energía.
La batería de Álex Doogan sentaba los inamovibles cimientos sobre los que la banda, con un fantástico Álex Fernández sacando lustre a su guitarra con clase y denuedo, desprendía fluidez y un gancho tan funcional en un ambiente familiar como el que aquella velada como prometedor al imaginárnoslos en grandes escenarios. En efecto, dudo mucho que un tablado de dimensiones festivaleras se les quedase pequeño en momento alguno. Hay oficio y calidad más que de sobra para llenar cualquier espacio.
Muy expresiva resultó después “Ira”, compuesta, según el vocalista y guitarrista Ceci Canterla, en un momento de enfado, aunque algún componente de la banda mostró por detrás simpáticamente su sorpresa al respecto. Antecedió a “La tormenta perfecta” y “Veneno”, ambas ya accesibles en plataformas digitales para constatación de su excelente momento. “Quién es quién” y “Mamarracho”, el intencionado y mordaz primer single de su segundo álbum, cuyas canciones se adueñaron por completo de un repertorio que se nos hizo muy corto y en el que echamos en falta alguna de las grandes dentelladas hardrockeras que contiene su ópera primera en estudio, ‘Revolución’.
Cöntraband demostró que tiene mimbres para agitar cualquier audiencia en cualquier lugar, y que funcionan como un motor con todos sus engranajes a pleno rendimiento que hace que su vehículo circule con la sedosa fluidez de un Lamborghini y el auténtico y degustable olor a gasolina de una Vespino.
Más inclinado hacia el hard rock de corte angelino, desenfadado, tenaz y descarado, que en su faceta en estudio se me antojó, desde que se lanzaron sin frenos a poner todo aquello patas arriba, el sonido en directo de Trago Mortal, un combo procedente de Talavera de la Reina (Toledo) que ya ha conseguido hacerse un nada denostable hueco en el panorama con su primer EP, ‘Sin sentido’. Vio la luz en 2022 y ya están avanzando con paso firme hacia su segunda obra, esta vez de larga duración, que saldrá a la venta íntegra en los primeros meses de 2025 y de la que ya hemos conocido su irreverente primer single, “Nunca te calles”.
Trago Mortal aúna la actitud contestataria e insurrecta de Barricada y el desenfreno propulsado por toneladas de desparpajo de los Guns N’ Roses más desatado. No en vano, las maneras y hasta la estética de su guitarrista, Josué, inusitadamente garantista en su cometido, recuerdan inevitablemente a Slash, mientras que la rasgada voz de Josetxu pone el acento urbano que lo haría encajar en cualquier festival de rock estatal al uso.
El corte que bautiza su primera referencia, “Sin sentido”, fue el encargado de cortar la cinta inaugural de un concierto en el que descubrimos a una banda muy trabajadora y diligente en su cometido, para la que cierto aire macarra y buen hacer no están jamás reñidos.
“Nena” y “Mente nublada” siguieron agitando a los concurrentes y transformando cada vez más ese jueves en un juernes en toda regla. Lo único que se les puede reprochar son los silencios en algunos instantes dedicados a afinar y que quebraron en demasía el ritmo de una actuación en la que la intensidad era tan contagiosa que la quietud repentina nos pillaba a contrapié.
Comentó Josetxu que estaban ahí gracias a Barricada antes de tributar a la mítica banda de la Txantrea con “Haz lo que quieras - Tu cuerpo”, sucedida por una proclama difícil de discutir por parte del cantante: “Haz lo que quieras con tu cuerpo”. Y hablando de cuerpos, tremendo el que el bajo exhibió durante toda la actuación, con una sonoridad penetrante e inabarcablemente presente y una lucidez interpretativa por parte de Jesús anonadante, sobre todo teniendo en cuenta sus apenas dieciséis años. Uno se pregunta cómo tocará su instrumento de cuatro cuerdas cuanto tenga, qué se yo, veintiséis. Menudo animal. Su padre, el mencionado Josetxu, no podía por menos que expresar en público un más que justificado orgullo por su retoño.
El show sirvió para reivindicar la vigencia de sus temas pretéritos como “Camisa rota” o “Principio y vinal”, pero también era un pretexto ideal para presentar canciones de nuevo cuño que en pocas semanas o meses podremos exprimir y corear a viva voz, caso de “Dócil” y “Mala impresión”, que defendieron con ahínco demostrando que siguen ahí con la lección muy bien aprendida para opositar hacia un escalafón destacado del panorama estatal.
Hubo también en ellas momento para bromas por parte de Josetxu, que se disculpaba por hacer uso de la “chuleta” que tenía en una pantalla donde figuraba la letra: “Es que soy un anciano”. Lo cierto es que apenas la miró. Al cantante se le percibe una felicidad haciendo rock sobre un escenario tan bien acompañado que es entrañable, epidémica.
Aquello se acercaba al final, y Josué se permitió hacer un guiño al “Hells Bells” de AC/DC antes de que asestasen la última cuchillada sonora, la más afilada de todas, que no era otra que “Nunca te calles”, el mentado primer single de su próximo trabajo del que recordaron que lleva ya más de 11.000 reproducciones. Nunca un trago mortal fue tan estimulante.
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1 comentario
Grandes y rockeras descargas por parte de los CONTRABAND como TRAGO MORTAL presentando cada una sus últimos álbumes en la Barracudas madrileña.