Crónicas

Tarque en Bilbao: Un dios del rock

«Al margen de su grupo principal, Carlos Tarque ha dado un sonoro puñetazo en la mesa y se ha erigido en un auténtico dios del rock, a la altura de aquellos mitos que elegían Angus Young o Tony Iommi, entre muchos otros.»

18 enero 2024

Kafe Antzokia, Bilbao

Texto y fotos: Alfredo Villaescusa

Lo bueno de emprender una trayectoria en solitario es demostrar que no se puede encasillar a un artista en un género determinado, pese a que existan mil ejemplos que por una mera cuestión de ego no se apartan ni un milímetro de los postulados de la banda madre. Qué desperdicio tremendo de energía y creatividad limitarse a ejecutar la labor que la mayoría espera de uno, sin margen alguno de sorpresa ni tampoco un giro minúsculo de guión.

Menos mal que esto último no es para nada el caso del vocalista de M-Clan, Carlos Tarque, la voz del rock n’ roll patrio, dicho sin intención de exagerar, solo de constatar datos objetivos. Si el debut de 2018 ya nos dio a entender que se movería por derroteros bastante más contundentes que los esperados por los murcianos, ‘Vol. 2’ consagró esa tendencia con un material impepinable que en el directo adquiriría su plena dimensión.

Y en lo que respecta a la capital vizcaína, la aceptación está siendo brutal, con dos noches de entradas agotadas en el bilbaíno Kafe Antzokia, una gesta que no consigue cualquiera. Desconocemos el número de asistentes que repetirían los dos días, pero por los exaltados ánimos con los que nos topamos el jueves, la primera de las dos jornadas, seguro que han sido bastantes. Para que luego nos sigan contando milongas de que el rock está muerto y demás. Pues oiga, parece muy vivo.

Frente a jetas que salen al escenario con la misma actitud del que va a la oficina, Tarque y su gloriosa Asociación del Riff sudaron la camiseta desde el inicio con temazos tan mayúsculos como “Bombas en son de paz” o “Heartbreaker”. En cuanto a este último, decir que grandes como Led Zeppelin o H.E.A.T. poseen temas con este nombre, así que no podría faltar tampoco en el grupo encabezado por un frontman de tanta envergadura.

Porque si algo nos dejó claro Tarque es que en su propuesta hay cero postureo y cien por cien de intensidad, con su habitual clase a las tablas y emulando figuras tan históricas de nuestro rollo como Robert Plant, ahí es nada. El aroma a clásico de “Escapa del amor” estaba ahí por algo, como un rotundo manifiesto contra modernos y gente insulsa encantada de haberse conocido.

Esa noche pocos remansos de paz habría en el repertorio, una prueba de ello era “El diablo me acompañará”, puro hard rock que sin duda llamaría la atención de todos los que vinieran por M-Clan, desconociendo el gusto por los sonidos duros del carismático frontman, aunque bueno, ahí teníamos a modo de advertencia en las tablas esos rayos deudores de AC/DC. Y “Días extraños” rememoró por su aire setentero a Free o The Faces, entre otras referencias de renombre. Aquí solo había ingredientes de primera, nada de garrafón.

Bajaron revoluciones, pero no emoción, con el inmenso blues “Mar de whisky”, donde Carlos Raya pudo hacer valer su magisterio a las seis cuerdas y evocar a leyendas del calibre de Jimmy Page. Este tramo fue de lo mejor del concierto, por lo que no extrañó que al terminar a alguien se le escapara algún grito como “¡El puto amo del rock!”. Sin rollos.

“Piel de toro” destacó por otro riff inspirado por Led Zeppelin, pero ya lo hemos dicho, con material de tanta calidad no cabe otra actitud que rebañar hasta la última gota. Aquello era una clase magistral de rock de la que muchos deberían tomar nota, los que en un concierto se ponen a rajar como en la pescadería o los pesaos de los móviles. Todavía no se ha inventado ningún artilugio electrónico capaz de reproducir con total exactitud las sensaciones generadas durante la velada.

Desde luego, hay que tenerlos bien puestos para atreverse con una versión de The Beatles, encima con “Helter Skelter”, la primera canción de heavy metal de la historia, según algunos. Pero lejos de calcar sin personalidad las notas de Lennon y McCartney optaron por proporcionar un envoltorio más contundente al himno, acercándolo a la revisión que realizó Aerosmith en su día. Casi nada.

“Flores de acantilado” supuso otro de los colofones eléctricos, con la Asociación del Riff a pleno rendimiento. Raya, en concreto, volvió a legarnos un solo de guitarra mayúsculo. Y que aquel espectáculo se antojaba pensado para melómanos lo certificamos con “Credo”, una oración rockera para encomendarse en tiempos de incertidumbre. El vocalista animó a la peña a dar palmas, no sin pronunciar las siguientes palabras: “Sé que muchos tenéis ya una edad”.

Escuchar tal despliegue de talento sí que se podría considerar un elixir de la eterna juventud, la de espíritu fijo. “Maldigo” mantuvo el tipo con bastante dignidad y volvieron a sorprender con el homenaje a Lennon de “Jealous Guy”, que al igual que en la versión anterior, experimentó un brutal lavado de cara. El parecido con la original era tanto como el “With A Little Help From My Friends” del álbum ‘Sgt. Pepper’s’ con la enérgica revisión de Joe Cocker.

El único guiño que se permitieron a M-Clan fue “Calle sin luz”, precisamente una de las canciones más rabiosas de su repertorio de los últimos tiempos, por lo que encajaba a la perfección en la tónica de la velada. “Ahora y en la hora” dio por terminado un recital frenético, sin un segundo de respiro, pero todavía faltaba regresar para el toque de gracia.

“He vuelto para veros arder” confirmaba que quedaban balas en la recámara, o “cadáveres en el arcén”, como decía la letra. Y en un lugar tan histórico como el Kafe Antzokia, donde han grabado directos bandas tan queridas en el panorama como Platero y Tú, era indispensable despedirse con “Donde nace el R&R”, un subidón extra de electricidad que acabó con el propio Tarque y el bajista subidos a la tarima de la batería. Para dejar las cosas claras.

Al margen de su grupo principal, Carlos Tarque ha dado un sonoro puñetazo en la mesa y se ha erigido en un auténtico dios del rock, a la altura de aquellos mitos que elegían Angus Young o Tony Iommi, entre muchos otros. Y todo esto además por voluntad popular, con la legitimidad que otorgan dos llenazos consecutivos. Luego, que si no hay futuro y tal.

Alfredo Villaescusa
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