Rat-Zinger

Tengan cuidado ahí fuera

Kasba Music (2021)

Por: Alfredo Villaescusa

9

Esto último podría aplicarse al último trabajo de los hijos bastardos del Papa de Roma. Todo un compendio de rabia explícita del que debería alejarse cualquiera que a estas alturas todavía siga creyendo en la paz y el amor universal. Los que cuenten con enemigos a los que batir son bienvenidos a armarse con artillería pesada escuchando este discazo ideal para cuando tienes uno de esos días de furia en los que no atinas ni una.

Nos recibe de primeras “No queda nadie en pie”, un trallazo de levantarse del sitio como mandan los cánones y que nos asegura que lo que vendrá a partir de ahora no van a ser ni agarraos ni piezas exquisitas de las de admirar un fragmento determinado, como si fuera ‘Las cuatro estaciones’ de Vivaldi o alguna pijotada similar. “En la cámara de gas” destila odio a paladas hacia esas criaturas de verde que a veces te encuentras en medio de carreteras y cuenta con una letra soberbia para cantar a pleno pulmón. ¡Soy el germen!

“Muerte a la máquina” sube la apuesta, con mayor velocidad si cabe y riffs deudores de Motörhead, esta debería atronar sí o sí en futuros directos, me puedo hasta imaginar a la peña dejándose la garganta con esos enormes coros que piden “violencia”. “Mi medicina” posee un inicio espectacular, con la guitarra de Javi Puñales brillando hasta la estratosfera y partes magníficas que solo cobrarán pleno sentido en las distancias cortas. ¡Qué temón, rediós!

En “Soy un animal” tenemos una peculiar intro del bajista Pinky antes de legarnos cierto aire de clásico a lo “Rock ‘n’ Roll para hijos de perra” y de que llegue “Cadáveres”, de los mejores cortes del redondo, deseando desde ya escucharlo en los conciertos. “Greetings From Corea” es otro asalto despiadado de cólera de los que asustan por su contundencia, mientras que “Golpe de estado en Mendivil”, junto a Juan de Soziedad Alkoholika, no afloja lo más mínimo en lo que respecta a capacidad destructiva. Cómo mola que todavía queden grupos de esos que van a piñón fijo, ¿quién dijo que eso era malo?

“Seremos un millón” se trata de otro canto insurreccional para cruzar contenedores y prender fuego por doquier. Sobran las palabras para explicar “Te odio”, que guarda algo de parecido con temas pretéritos tipo “9mm” o “Soy un Kalashnikov”, y “Mientras te pudres de asco” va del mismo modo a toda mecha, con Xabi dándole bien a las baquetas y proclamas a contracorriente para levantar el puño.

“Una grande y libre”, con la colaboración de Gartxot de The Guilty Brigade a la voz, aborda quizás lo más casposo que uno pueda encontrarse en el Estado español, ata dichos conceptos carpetovetónicos en forma de ramillete en la letra y les da lumbre para que ardan bien ardidos y no se sepa de ellos nunca jamás. Y en la última “El lobo” que nadie espere una balada para enamorados, sino una canción de corte siniestro, en la línea de “Tu pasajero” del álbum ‘Santa Calavera’. Preparémonos para profanar cementerios.

Si te cagas en las banderas, en los homófobos y demás escoria fascista que pulula por ahí impunemente, hallarás en esta obra un refugio sin igual, un lugar en el que soltar todo el resquemor que guardas ahí dentro sin que te miren mal por no apelar a la concordia o a cualquier otra majadería buenrollista. Una excelente banda sonora para la guerra total en las calles.

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Alfredo Villaescusa

Eclecticismo en vena. No hay nadie que no dispare el viernes por la noche, ni hay quien esquive los disparos.

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