LURTE: NEOPATRIA PARA LA BUCHACA

Sala We Rock, Madrid

Cuentan las crónicas, que hace cientos de años existió un nutrido grupo de aragoneses, muy comúnmente llamados almogávares. Éstos encontraron su camino en las armas y en sus más enraizadas tradiciones. Se hicieron mercenarios al mejor postor u pagador, normalmente la corona de Aragón. Estos hombres y mujeres duros, perduraron en la historia por sus sangrientas conquistas y extrañas costumbres.
Actualmente, solo quedan un puñado de aquellos guerreros en nuestro país. Más concretamente en su Aragón natal. Dejaron las armas, dejaron los malos modos, y empuñaron otra clase de instrumentos como: dulzainas, gaitas, tambores, violines... Aquellos almogávares, se llaman ahora Lurte.
Ataviados con sus mejores galas guerreras, y acompañados de una nutrida representación de animosos seguidores, se personaron en la sala We Rock de Madrid, templo actual del rock y metal en la capital del reino, para ofrecernos un magnífico espectáculo, o más bien, como ellos dijeron, una auténtica fiesta.
Con sus caras pintadas, sus pieles, sus colores de guerra y, sobre todo, con predispuesta actitud de disfrutar cada segundo, fue cuestión de minutos que cayéramos rendidos a sus pies.

Les empezamos a conocer con ese álbum llamado ‘Neopatria’ y a Madrid vinieron a presentar su último trabajo ‘La última frontera’. No fue un concierto al uso. Jamás vi nada parecido en un escenario. Más que nada, porque no estoy acostumbrado a ver un violín como único instrumento electrificado.

Lurte hace un folk metal. Sí, amigos, folk metal. Y diréis, “¿Por qué añades, Pedro, la palabra metal?”, pues simplemente por la actitud, por la puesta en escena, por esas connotaciones que nos llevan a equipararlos con grupos como In Extremo, Eluveitie, Ensiferum, etc. En su caso no les hace falta empuñar guitarras o bajos, no, solo hay que verles sentir su música, sus sonidos. Trasladarse al siglo XII o XIII es fácil con ellos. Inmediatamente viajas, bebes, saltas y alardeas de viejas historias perdidas en los tiempos.
Lurte no es grupo de folk al uso. Te integran, te enseñan, divulgan. Todos sus componentes suenan al son de un mismo estandarte. Chaime -su vocalista aunque no sea un grupo con demasiados temas vocales- hace uso de una facilidad divulgativa increíble. Cada tema tiene sus historia, cada tema su leyenda. Con gran humor guía al público –con gente llegada de Aragón y otras partes de la geografía ibérica- por el universo lurteriano.
Nos conquistaron fácilmente. Tema a tema saltábamos, aplaudíamos y nos trasladaban al pasado. Una auténtica orgía de felicidad musical e histórica. Con un brindis de taberna se despidieron de nosotros, agradeciéndonos nuestra presencia y nuestro apoyo.
Tuvieron el detalle de dejarme decir unas pocas palabras en su presentación. Espero rendirles mejor homenaje con estas otras.
Un concierto épico y entrañable a la vez. Primera ocasión que tienen de tocar en Madrid... ¡y no será la útima!
Eso sí amig@s, a los Lurte se les queda corto y pequeño el escenario de una sala. Ellos llevan normalmente, además, pirotecnia y demás utensilios bárbaros en sus actuaciones. Una sala no es su hábitat. A cielo abierto, rodeados de murallas, de estandartes, con el sol encima de sus cabezas o la luna abrazando su música, así me gustaría verlos la próxima vez.

No os diré que los veáis porque los almogávares ya existieron. Lurte es un sueño, ¿o quizás no?

Texto: Pedro Guzmán

Foto: Paula Urizar

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