Meses después releíste los textos que fuiste publicando. ¿Qué conclusiones sacaste de esa lectura?

“Claro, mientras maduraba la idea me echaba para atrás pensar que iba a dar algo que ya había dado, los textos estaban en Facebook. Entonces pensé: “Lo que puedo aportar es, antes de publicarlo, releer todo y añadir reflexiones, anécdotas, pensamientos”… y en ese proceso sí que saqué varias conclusiones: La primera es que la memoria es muy efímera, son tantas las cosas que van sucediendo que unas se superponen a otras y acabamos olvidando. Yo mismo me sorprendí varias veces y pensaba: “¡Hostias, es verdad! Esto se me había olvidado”.

Te pongo un ejemplo, el Partido Popular, en este momento, ha decidido abanderar la petición de un confinamiento total de nuevo ante las alarmantes cifras de esta tercera ola, y los cabrones fueron los que se opusieron al confinamiento cuando se produjo y liaban unos chochos cojonudos en cada votación del estado de alarma. Esto igual se ha olvidado, pero debe recordarse….

La segunda conclusión es que a esa conclusión que llegué, ya había llegado la clase política, por eso no tienen ninguna vergüenza en cambiar de opiniones y contradecirse cada dos por tres. Saben que los acontecimientos sepultan los recuerdos. La tercera fue que el libro se hacía imprescindible, serviría como testigo para que nadie olvide qué hizo cada quien en el peor acontecimiento que a nuestra generación le ha tocado vivir. La cuarta es que el populismo se ha hecho fuerte y peligroso, ya no es una anécdota y es necesario combatirlo. Y la quinta y última que te cuento es que la unión es más necesaria que nunca, la acción es más necesaria que nunca y que solo el pueblo salva al pueblo, y como no lleguemos a esa conclusión y actuemos, nos la van a clavar doblada una y otra vez”.

A raíz del título, ¿no crees que ciertos temas, como puede ser religión, política o futbol, se tienden a evitar en conversaciones y eso es perjudicial?

“Totalmente. He acuñado el término “la dictadura de lo políticamente correcto”, que considero la peor dictadura que podemos tener. Eso va, justamente, contra el espíritu del rock, que siempre fue políticamente incorrecto y mordía yugulares. Ahora, cuando haces eso, son las propias seguidoras y los propios seguidores del rock los que te dicen: “No hables de eso, eres músico, pues a cantar”, algo tan absurdo que si lo seguimos al pie de la letra nadie podría hablar de esos temas, seria en plan: “No hables de eso, eres fontanero, a arreglar cañerías, eres taxista, a conducir el taxi, eres enfermera, a cuidar enfermas y enfermos”… y así con cada profesión.

Cuando le conté esto a un colega se reía y me decía: “Entonces ¿solo las paradas y los parados podrían hablar de esos temas?”- Y le dije: “Ni esos, eres parado, a buscar trabajo”, y nos descojonábamos. La conclusión es que de política solo podrían hablar los políticos que, ni tienen un trabajo ni están parados, pero si solo les dejamos hablar a ellas y ellos ya hemos visto lo que pasa…Mira, si por cada vez que alguien me ha dicho “no hables de esos temas, tú a cantar” me dieran un euro, sería millonario, salvo que tuviera que devolver ese euro por cada vez que me la ha sudado ese comentario, que habría devuelto todos”.

¿Cómo ves nuestra escena con todo el tema del confinamiento?

“Aunque te suene a tópico, nuestra escena ya estaba en “pandemia” La asistencia a conciertos, en general, caía a marchas forzadas. Coño, que cuando se produjo la reducción de aforos el chiste entre nosotros era: “Pues los mismos que venían, pero ahora podemos anunciar sold out”, así que no nos ha destrozado tanto”.

En la fase buitre del libro hablas de ciertos personajes y con uno de ellos has tenido un encontronazo. ¿Cómo has vivido todo eso?

“Con un personaje que admiré y seguí y menuda decepción…Fue como descubrir que los reyes era un señor que no solo no le gustaban “los niños” y que, además, se reía de ellos… Te confieso que en la soledad de mi casa, en mis momentos íntimos, sufrí (y aun duele) mucho. Tenía que aceptar que había adorado a un becerro de oro, algo que solo he superado por el cariño que he recibido de – mira, aquí sí que voy a pronunciar el nombre - Armando y Lara, lo que me hizo tener una cosa clara: no es lo mismo el grupo que uno de sus miembros, puedo mantener la fe. Esos días escribí un texto que nunca publiqué después y que tal vez deba hacerlo para que sanen del todo mis heridas, se llama “No se debe confundir al Sherpa con el alpinista”… ¡qué cojones! Acabo la entrevista y lo publico, como decimos los Lujuria ¿Somos Heavys o somos los Panchos? Debo hacerlo, lo haré. ¡Va por vosotros!”.

Hablas del aburguesamiento del heavy metal. ¿En qué consiste? ¿Y crees que podremos salir de esta situación?

“Lo he contado mil veces, incluso en la emisora de esta web en la que, durante 16 años (y los que nos quedan mientras queráis) he sido feliz difundiendo La Nueva Ola del Metal Latino. El heavy metal tiene su origen en el ‘British Steel’ de mis Judas de mi alma. Ese título fue el grito de guerra de los obreros de la empresa con el mismo nombre durante la huelga que luchaba por la no privatización de la empresa. Les prohibieron pronunciar ese grito y los Judas lo convirtieron en el título de su disco. En esa fábrica trabajó Glenn Tripton. Fabricaban cuchillas de afeitar. Ya vais atando cabos… En la portada pusieron la mano sujetando la cuchilla porque el heavy debe ser duro, pero no pusieron sangre saliendo de los dedos (al añadirla en la reedición del 30º aniversario se han cargado el mensaje, odio esa reedición) porque decían que el heavy es duro pero no violento.

Bueno, a lo que vamos, el metal nace obrero, reivindicativo, social. Pero triunfa y nos domestican. Y nos domestican tanto que hoy día hay hasta quien dice que ese heavy metal está ya pasado y es caspa, y que ahora hay que cantar a otros temas (bueno, eso no importa, ya se hacía también antes) y tener otras actitudes, otras pintas, perder la carga social… patético. Mira, igual que odio la reedición del 30º aniversario del ‘British’ te diré que nunca he podido con Kiss y su comercialización excesiva, y como última prueba su puto concierto en Dubái, aceptando la censura en sus letras y queriendo pasar a la historia por lanzar más cohetes que la NASA y más fuego que el rodaje del ‘Coloso en Llamas’. Eso es infantil, chabacano y, sobre todo, aburguesamiento del Heavy Metal. ¿Salir? Por supuesto, el heavy es eterno y siempre se revuelve cuando se ve domesticado, ya hay bandas jóvenes haciendo heavy metal de corazón, dadlas tiempo que vienen para dar un nuevo puñetazo en la mesa”.

El metal latino tiene mucho peso en el libro. ¿Qué grupos crees que deberían tener más repercusión?

“No creas que lo digo por decir, lo digo en serio: ¡todos! Hay que unificar de una vez la escena latina con nosotros y que se produzca un verdadero intercambio entre ellos y nosotros de ida y vuelta. Estoy seguro de que muchísimas bandas os gustarán. Mira una prueba, año tras año, la batalla del Wacken de nuevas bandas, cuando no la gana una banda española, la gana una banda latina. Europa está también lista para recibir esa Nueva Ola del Metal Latino porque es auténtica, y en Europa (especialmente Alemania) aman el Heavy Metal auténtico. Los ministerios de cultura, los gobiernos de nuestro país y los países latinos deben trabajar conjuntamente para facilitar todo ese intercambio, para construir un puente firme, y os aseguro que asombraremos a Europa. Si eso se hiciera, el Heavy Metal del siglo XXI hablaría español, estoy segurísimo”.

Después de este, ¿te animarás a escribir más libros?

“De hecho, estoy con la segunda parte ya, porque también debe contarse y quedar constancia de lo mal que salimos del confinamiento y de lo poco que aprendimos de ello, que está provocando ya la tercera ola que pinta muy mal. Esa segunda parte está en marcha. También estoy con un libro sobre Lujuria, ese para más adelante. No va a ser el típico libro de nuestra historia, que se contará. Quiero que, además, contenga lo que he aprendido en estos primeros 30 años por si sirve a futuros grupos. Quiero que sea tan práctico como divertido, tan divertido como práctico, por eso voy con calma y mimo, pero lo haré. ¡Por el puto rock and roll!”.

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Borja Díaz

Graduado en periodismo con el rock como banda sonora y como filosofía de vida. Salud y libertad

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