Bruce Dickinson en Madrid: “¿Acaso Steve Harris no tiene las piernas más bonitas del mundo?”
27 febrero, 2019 3:19 pm 4 Comentarios
El titular que dejó el cantante de Iron Maiden durante su conferencia A conversation with Bruce Dickinson –en realidad un monólogo más que una conversación- tiene una lectura más allá del agudo sentido del humor de nuestro protagonista: el buen rollo que impera actualmente en la banda comandada por Steve Harris. Como bien nos contó en el Teatro Rialto de Madrid, desde niño Bruce siempre tuvo un problema con la autoridad. Ese rechazo le llevó a encargar dos toneladas de mierda de caballo con entrega en la puerta del colegio a nombre del director o a mear en la comida de los profesores, recibiendo por supuesto buenas zurras por ello. Es fácil imaginar lo que le costaría al frontman asumir que en Iron Maiden mandaba, y sigue mandando, el bajista. Pasó de puntillas por los años en los que estuvo fuera del grupo, alegando que necesitaba nuevos retos en su vida, salir de la zona de confort en definitiva; pero hoy en día se le ve mucho más a gusto con su rol en la Doncella.
El público, que con la entrada se llevaba a casa su libro “¿Para qué sirve este botón?”, asistió a una charla amena, en la que Bruce fue relatando –secundado por imágenes proyectadas a sus espaldas- anécdotas hilarantes y momentos importantes de su carrera. Tuvo un recuerdo para Samson, su primera banda profesional, de la que dijo que cometieron en 18 meses todos los errores que un grupo puede cometer en su vida profesional. La guinda la puso una coincidencia fatal: cuando empezaban a tener relevancia, saltó el caso del violador de Cambridge, un malnacido que agredía a sus víctimas con una máscara muy parecida a la que lucía Thunderstick, batería de Samson. Dickinson se rio de los mostachos que entonces lucía y también del que se dejó cuando se recuperaba del cáncer de garganta. Tampoco tuvo piedad consigo mismo a la hora de mostrarnos una galería de los pantalones más horteras que ha lucido a lo largo de los años. Especialmente desternillante aquella vez, en tiempos de ‘Somewhere in Time’, en que se reunió con una modista de estrellas y le hizo imaginarse que ambos iban a un planeta habitado por reptilianos, cazaban a uno y se hacían unos pantalones con su piel. Fue también durante esos minutos en los que se acordó de Harris, de quien dijo que todos los pantalones le sentaban estupendamente, no importante cuán extravagantes fueran.
Otro momento que provocó no pocas carcajadas fue cuando recordó Rock in Rio 1985, uno de los mayores festivales jamás celebrados. Cuando subieron a tan imponente escenario, el subidón de adrenalina pronto se transformó en rabia debido al más que deficiente sonido. Bruce, fuera de sí, fue a echarle la bronca al técnico, y al descolgarse furibundo la guitarra con la que estaba tocando “Revelations” –la cual cree que nunca llegó a estar enchufada- se abrió una brecha en la frente de la que manó una buena cantidad de sangre. Aquella imagen, ridícula en el trasfondo de las bambalinas, fue tornada en épica por la prensa local, y al día siguiente un sangrante Bruce ocupaba las portadas de los periódicos del país.
Tras una hora y cuarto de charla, el cantante se retiraba bajo la promesa de regresar en unos minutos para contestar algunas de las preguntas que el personal del teatro recopiló durante el descanso.
En esa segunda parte del espectáculo se me hicieron un poco pesadas las preguntas-respuestas relacionadas con su labor como piloto, pero hubo anécdotas impagables, como la que contó de un concierto de Dio. Resulta que Ronnie y su banda eran unos fumetas de cuidado, y fue a visitarlos al camerino, donde los músicos tenían montado un buen “submarino”. Al cantante le entró hambre y tiró de lo único que había a mano: un pastel hecho con marihuana, dato que él desconocía. Bruce ha experimentado en sus propias carnes que la hierba puede provocar alucinaciones, en este caso “cabezas con forma de patata y dedos que eran zanahorias”.
En un tono más serio abordó su faceta como locutor de radio, recordando la entrevista más extraña y reveladora que había realizado. Asoció el proselitismo de Ted Nugent con las armas y su oposición al consumo de drogas –la priva incluida-, con una búsqueda de seguridad y protección que unos padres alcohólicos nunca pudieron brindarle.
No tuvo reparos en reconocer que para cantar en condiciones hay que alimentarse adecuadamente –principalmente vegetales y beber mucha agua- y dormir todo lo que se pueda; a ese efecto, en los hoteles pide cinta aislante con la que tapar las rendijas por las que pueda entrar luz. También le preguntaron por su Eddie favorito, señalando que el que más le gusta es el de ‘Powerslave’.
Se despidió un poco a la francesa, probablemente para evitar que el respetable se saltara masivamente, en el último momento, la prohibición de hacer fotografías o vídeos; pero antes cumplió el anhelo de los asistentes y nos cantó a capela durante unos instantes.
Juan Destroyer
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4 comentarios
Menuda gilipollez hacia Steve Harris en dicha charla. Yo por mi parte lo considero más como uno de los mejores bajistas de la historia del Heavy Metal.
Seguramente Dickinson tenga a Harris en mucha mayor estima que tú, que lo conoce un \"poquito\" más y desde hace mucho más tiempo... Ayer estaba en un ambiente distendido usando su humor e ironía británica, nada más. Es de suponer mucho que Dickinson no piense maravillas del bajista de su propia banda...
Una pequeña muestra del refinado humor inglés de Mr. Dickinson.
Nada de gilipollez juandie no mames fue un cumplido a Steve