5 razones por las que Tony Iommi es el auténtico hombre de hierro
17 febrero, 2017 3:51 pm 1 ComentarioEl himno “Iron Man” de Black Sabbath hablaba de un tipo que viajaba al futuro y veía el fin del mundo. Al volver a la Tierra para advertir a la humanidad, quedaba atrapado por una tormenta magnética y se convertía en hierro. Tal increíble historia podría ser la de la misma vida del mítico guitarrista de Black Sabbath, que ha sobrevivido a unas cuantas calamidades sin inmutarse o sin perder ese peculiar sentido del humor que le llevó a intentar quemar vivo al pobre Bill Ward. Alfredo Villaescusa repasa las principales inclemencias afrontadas por este superhéroe de la música.
1. No sin mis dedos
Ya en los comienzos de su trayectoria tuvo que superar una de esas pruebas decisivas que podrían amenazar con mandar al traste la carrera de cualquiera. La historia es bien conocida y constituye el punto de arranque de su biografía ‘Iron Man’, según se la contó a TJ Lammers. Decidido a dedicarse a tocar la guitarra de manera profesional, tenía pensado abandonar su empleo de soldador en una acería local y así se lo comunicó a su madre a la hora de comer, que le obligó a regresar por la tarde a la fábrica y despedirse en condiciones, como un señor.
Lamentablemente, en esa jornada de trabajo faltó una compañera encargada de manejar una guillotina y Tony Iommi asumió su puesto con tan mala suerte que en un descuido la máquina le amputó las partes superiores de dos dedos de la mano derecha. Así recordaba en su libro ese episodio: “Los huesos estaban a la vista, no me lo podía creer. Había sangre por todas partes. Estaba tan aturdido que no me dolió nada al principio. Me llevaron al hospital y en vez de hacer algo para parar la hemorragia me metieron la mano en una bolsa, se llenó rápidamente y pensé a ver cuándo me iban a ayudar de alguna manera. ¡Me estaba desangrando allí mismo!”.
Por supuesto, tal infortunio le sumió en una profunda depresión. El dueño de la fábrica le fue a visitar varias veces y en una de ellas le trajo un disco del guitarrista belga de jazz Django Reinheart que tocaba solo con dos dedos. Eso supuso tal fuerza motivadora para Iommi que todavía con la mano vendada intentó hacer lo mismo, con resultados bastante frustrantes, ya que no estaba acostumbrado a esa descomunal limitación de movimientos
Quizás hubiera sido más fácil olvidarse de la mano izquierda, ya que era zurdo, y aprender a tocar con la derecha. Pero desechó enseguida tal posibilidad que le hubiera supuesto la tira de años de práctica: siguió empeñado en sus trece, pese a que los médicos le habían aconsejado que se buscara otro trabajo.
El principal escollo era que necesitaba algún recurso para que sus dedos pudieran alcanzar las cuerdas sin que viera las estrellas al presionarlas. Para ello, primero probó con plástico, luego con tela, que obviamente se destrozaba, hasta que recortó un trozo de cuero de una vieja cazadora y aquello funcionó. Se las apañó para poder tocar en directo con una especie de dedales, aunque claro, había que estar al loro para que no se perdieran en el frenesí concertil, por eso mismo, tanto él como su técnico de guitarra siempre tenían ejemplares de sobra. Estos artilugios solían atraer la curiosidad de los empleados de aduanas, que al ver las fundas en una cajita se preguntaban: “¿Qué es esto? ¿Drogas?”. Y se veía obligado a colocarse sus dedos artificiales a plena vista de todo el mundo con cierto disgusto como si fuera un muñequito de Playmobil o Mr. Potato.
Hoy en día, en el hospital le fabrican unas prótesis especiales de un brazo completo de donde corta únicamente la parte superior de dos de los dedos y el resto lo tira a la basura, así literalmente. Los dedales artesanales de cuero solían desgastarse, aunque ahora perdura la cubierta y lo único que se echa a perder poco a poco es el cuero de aquella chaqueta que empezó a recortar hace más de cuarenta años y de la que ya no queda mucho, aunque “todavía debería durar algunos años”, según ha confesado el propio Iommi.
2. Con un linfoma hemos topado
Otra de los retos cruciales con los que tuvo que lidiar el hombre de hierro de Birmingham fue cuando le diagnosticaron cáncer de linfoma en 2012. Aquello trastocó por completo los planes de gira y la grabación del disco ‘13’, su último álbum de estudio hasta la fecha y el primero junto a Ozzy y Geezer Butler en más de tres décadas. La peor fase de la enfermedad coincidió precisamente con la composición del mentado trabajo y hubo que reestructurar por completo la agenda de la banda para que lo pudiera compaginar con el tratamiento requerido.
A pesar de las adversidades, Iommi consiguió terminar ‘13’, salió de gira y Black Sabbath dieron 81 conciertos en 28 países, todo un récord para cualquier enfermo de cáncer. Pero no fue nada fácil aguantar el ritmo, cada seis semanas tenía que volar a casa para su tratamiento en el Hospital Parkway de Solihull. Allí le suministraban un anticuerpo que le protegía de las células cancerosas y evitaba que se siguieran propagando. Entonces tocaba reposo, dos o tres semanas de recuperación antes de poder unirse a la banda de nuevo.
Para colmo de males, viajar afectaba a su cuerpo y a veces llegaba a los hoteles con ansiedad, temblores y otros síntomas que no había sentido antes. Necesitó descansar dos meses después de terminar la gira, la respuesta de los médicos fue la siguiente: “¿Qué esperas? Has estado forzando tu cuerpo demasiado”.
En la revista Guitar World el hacha profundizó sobre su estado de salud: “Cuando terminé la quimio y la radioterapia, volví al médico para hacerme mis análisis de sangre rutinarios. Dije: “¿Ya se acabó?” a lo que me dijo: “No, no se va a acabar. No te vas a librar de esto el resto de la vida. Pero podemos hacer tratamientos para combatirlo”. Me quedé desolado, porque pensaba que ya había terminado. Él me dijo que había un 30% de posibilidades de eliminarlo, aunque probablemente lo sufriría el resto de mi vida. Ahora estoy recibiendo tratamientos para impedir que se expanda. Cada seis meses tomo Rituximad, que es uno de los cuatro medicamentos que hay en la quimio. Eso lleva unas horas y te hace sentir un poco mal e indispuesto. Pero después de unas semanas vuelvo a mejorar. Así estamos haciendo con los conciertos. Salgo y vuelvo al hospital para recibir más tratamiento, más análisis de sangre y todo eso. Después empezamos de nuevo”.
De hecho, las causas principales de su reciente despedida definitiva de los escenarios son su edad y salud, según confesó a Birmingham Mail. Actitud positiva desde luego no le falta: “Ahora veo la vida de otra forma. Podría estar aquí otros diez años o tan solo un año – no lo sé”. Todo un ejemplo de superación una vez más.
3. El polémico plano emocional
Tony Iommi no solo ha sufrido en el plano físico, también en el emocional. En el libro de memorias que Lita Ford lanzó el pasado año, la ex The Runaways relataba el desmadre de la época de los ochenta, incluyendo sus coqueteos con Jon Bon Jovi, Eddie Van Halen y nuestro hombre de hierro. La relación de Lita con Iommi comenzó tras telonear a Black Sabbath con un intento fallido de acto sexual que no se materializó porque el legendario guitarrista iba muy perjudicado por la cocaína. Así lo rememoraba Ford para el New York Post: “Él era impotente por su consumo de drogas constante, y para él era muy incómodo. Me sentía mal por él y no sabía muy bien qué hacer. Con el tiempo, yo le ayudé”, explica en su libro.
La polémica no se queda allí, puesto que asegura que en un vuelo hacia Inglaterra Iommi le propinó “un puñetazo en el ojo”. Con semejante panorama, ella pensaba regresar a Los Ángeles en cuanto el avión aterrizara, pero al final decidió quedarse “como una idiota”, según sus propias palabras. Luego más tarde descubrió que la violencia doméstica era algo habitual en la familia de Iommi e incluso su propio padre ya acostumbraba a resolver los problemas de esta manera.
Aparte de asegurar que el líder de Black Sabbath la maltrató físicamente unas cuatro o cinco veces durante su relación, Lita relataba también un episodio particularmente estremecedor: “Después de esnifar toneladas de golpe, él se enojó y me ahogó inconscientemente. Cuando desperté, vi que sostenía una silla encima de la cabeza. Era una silla de cuero grande, pesado, con tachuelas alrededor de los brazos, y él estaba a punto de romperla en mi cara. Me di la vuelta, y por suerte me moví rápido, lo suficiente para que la silla se estrellara contra el suelo”.
A este respecto, no hemos encontrado a día de hoy ninguna información que desmienta las acusaciones de Ford. Es más, la propia Lita comenta que en la biografía de Iommi publicada en 2011 el capítulo dedicado a ella apenas ocupa una página y media. Y eso que su relación duró unos dos años. La explicación que da la ex The Runaways es que probablemente “no se acuerda de la mitad”. Él, por su parte, achaca la ruptura a que fichó para Black Sabbath al batería de Lita, Eric Singer. Vaya usted a saber.
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