Entrevistas |Iñaki "Uoho" Antón
«Estoy empezando a disfrutar»
Por: Juan Destroyer
Lo adelantó en exclusiva para Mariskal Romero hace unos meses: El guitarrista también cantaría en su nueva banda, compuesta por el resto de músicos de la última formación de Extremoduro; a excepción, claro está, de Robe. Uoho recuperará para sus conciertos temas de todo su cancionero –Platero y Tú, Extrechinato y Tú, Extremoduro, Inconscientes- más alguna sorpresita, y por el camino, la banda lanzará cuatro discos en los que captura en estudio esas revisiones. El primero, ‘Interpretaciones – acto 1’, ya es una realidad, como lo es esta esclarecedora entrevista conducida por Juan Destroyer.
Siempre fue un cerebro musical, compositor por sí mismo, y con el don añadido de saber engrandecer lo que, Fito primero y Robe después, traían ante él en estado primario. Pero Iñaki es más locuaz con los dedos que con la boca, y no hace falta escarbar mucho para darse cuenta que se sentía a gusto como segundo de a bordo. La desintegración de Extremoduro le ha puesto al timón de este nuevo navío, a todos los efectos, pero una vez asumido el reto, le ilusiona ese rol, tanto que está compartiendo profusamente su alegría con los periodistas. “Tenemos más ganas de tocar que de hacer entrevistas, pero está guay, porque aunque ahora hay otras maneras de comunicarse, las entrevistas son la forma más chula y la manera clásica de comunicarte con el personal”.
Nada que ver este Iñaki con el que, en 2019, le comunicó a Robe que quería abandonar la música en general y Extremoduro en particular. Aquella fue la génesis de la controvertida y finalmente truncada gira de despedida. Los motivos de su hastío sigue sin tenerlos claros. “No lo sé tío, me ocurrió sin más, quizás necesitaba un descanso. Me vino cuando me di cuenta que llevaba mogollón de tiempo sin coger una guitarra y sin escuchar música y me dejé llevar”. Estaba dispuesto a aceptar todas las consecuencias de su decisión. “Quizás hubiera sido capaz de ser camarero. Las cosas vienen como vienen”.
En la vida, todo llega, todo pasa y todo cambia. La crisis existencial tocó a su fin y la música volvió a llamar a su puerta. “Colgué la guitarra en febrero de 2020 y no volví a tocar una. El verano pasado un día me dio por decir: “Voy a escuchar música, que llevo dos años sin escuchar nada”. ¿Y qué fue lo primero que se puso? Pink Floyd, con avidez además. “Escuché todos sus discos seguidos, uno tras otro, y me empezó a entrar el gusanillo, me volvieron las ganas”.
José Ignacio Cantera (batería), Miguel Colino (bajo) y Aiert Erkoreka (teclas). Sí, son los mismos músicos que llevó Robe en las últimas giras de Extremoduro, pero también el lineup de Inconscientes a excepción del cantante y guitarrista Jon Calvo. Pensé que no le invitaron a la fiesta para evitar la sensación de que Inconscientes se había convertido en una banda de versiones, pero estaba muy equivocado. “Yo no he prescindido de Jon. En julio del año pasado, después de dos años sin vernos o más, nos juntamos los cinco, nos comimos un chorizo con una botella de vino y hablamos de volvernos a juntar, de tocar en el local, de momento sin más pretensiones”. Pero Jon había acudido allí para comunicar su baja voluntaria. “Dijo que no quería tocar más, que estaba cansado de las desdichas del rock & roll y que lo dejaba, lo cual es perfectamente entendible. Él es diseñador 3D, muy bueno además, le iba bien con eso. Así que nos quedamos nosotros cuatro”.
Podrían haber fichado vocalistas a dedo, tanto por lo atractivo del proyecto, como por su potencial comercial, pero hubo un giro en el desarrollo de los acontecimientos. “Nuestra primera idea era buscar un cantante. Lo que pasa es que, cuando aún estábamos solo los cuatro, nos surge la propuesta de hacer una gira a condición de que sea con mi nombre y que cante yo. Nos lo planteamos, Cantera, Aiert y Miguel me animaron y probamos. Ellos eran el jurado del concurso y después de probar dijeron: “Venga, tiramos”. Y aquí estamos, tirando”.
Vamos tirando, que dirían los Platero, pero no a lo loco, al cantar hay que tomarse las cosas en serio. Sé que recibió clases y le pregunto qué aprendió sobre su voz. “Que qué bien estaba callado”, bromea. “He aprendido sobre todo a manejar la fisiología de la voz, hasta cierto punto al menos, porque estas cosas no se aprenden en cuatro días. He aprendido muchos cómos, muchos porqués, la cantidad de órganos que están implicados en la emisión de voz, un montón de cosas de anatomía de las que no tenía ni pajolera idea; y de técnicas también, que vamos, no es que sea mi especialidad la técnica, ya lo sabes, que me has escuchado tocar, prefiero la transmisión directa de sensaciones, pero bueno”.
Esta reconversión artística no solo llevaba consigo el reto de aprender a cantar, sino también el de hacerlo tocando a la vez, para lo cual hay que desdoblar el cerebro. “Sí, hay que desdoblarlo bastante, colega. Me encontré con que el cantante, vamos a decir clásico, compone con una guitarra y toca de una manera para poder cantar encima, lo hace a la vez. Pero yo en estas canciones, sobre todo, he tocado la guitarra como una capa que se coloca encima y que hace tonterías. Hacer tonterías con la guitarra y cantar a la vez era un cristo y al principio me hacía la picha un lío. Pero bueno, me voy independizando. Hay canciones que me resultan más fáciles y otras que digo: “¿Cómo puedo estar tocando y cantando esto a la vez?”. Me parece flipante, pero sí, lo hago, estoy en el camino. Es como tener dos cocos y hay que aprender a cuál de los dos cerebros en los que has dividido el tuyo le tienes que prestar más atención en cada momento”.
Seguro que en algún punto del camino le entrarían dudas, pero ahora se siente confiado en que la propuesta va a tener calado. “Estoy empezando a disfrutar. Al principio estaba un poco agobiado por lo del tema de cantar, pero yo creo que nos lo vamos a pasar muy bien nosotros y los que vengan a los conciertos, no es una cuña publicitaria. Ese es mi punto de llegada, como cuando mezclas un disco: tienes un sonido en la imaginación al que quieres llegar. Pues cuando preparamos los conciertos, el punto de imaginación al que quisiera llegar, al que trataré de llegar, será que nos lo pasemos bien, que sea divertido y la gente se vaya a casa con buen rollito”.
Como muchos seguidores de Platero, fantaseé con la posibilidad de una gira a lo Helloween con Juantxu Olano y Jesús García en el barco. Ellos, no. “No por nada. Cantera, Miguel, Aiert y yo llevamos veinte años haciendo de todo, nos juntamos para tocar y surgió lo que te he contado. No me planteé nada, es algo que me vino y que me vino muy bien que me viniera. O sea, no es una disculpa, igual es el empujón que necesitaba”.
Que el disco comience con “Ya nos veremos”, una versión de un tema que cantó Boni para Barricada, trasciende en su significado más allá de aquellos factores que se suelen tener en cuenta a la hora de fijar el tracklisting. “He querido ponerla la primera porque es la más desconocida, una canción que Barricada puso en su último disco ahí un poco a la cola, no es de las famosas”. De hecho, solo figuraba en la versión para iTunes de ‘Flechas Cardinales’, aunque sí la encontrarás en todas las ediciones del directo ‘Quedan caminos por recorrer’, del mismo año 2012. Hay otro motivo de peso para que la eligiera: “Está totalmente rearmada por mí, lo cual no es ni bueno ni malo, pero le quité todas las piezas y la volví a montar en base al texto de Kutxi -Romero, cantante de Marea-, le hemos cambiado tiempos, armonías... Me parecía que tenía suficientes curiosidades como para ser la primera”.
Por cierto que la versión forma parte de ‘Nada más’, el tributo a Boni que saldrá a la venta el 6 de mayo. “Cuando empezó Kutxi a organizar el disco de homenaje, esa canción iba ahí. Yo la iba a montar y tocar -así lo hice- e iba a cantarla Kutxi. Era una canción que Barricada había hecho tan desnuda, que tenía muchas cosas por hacer si queríamos, y a Kutxi le apetecía rearmarla. Cuando nos surgió lo del proyecto Uoho y que iba a cantar yo, le propuse cantar un cacho y me dijo que de puta madre. Se la mandé cantada por mí y le dije: “Vamos a elegir qué cachos cantas tú y cuáles cachos yo”. Fue él quien tuvo la idea: “Mira, ¿no vas a hacer el proyecto? Cántala tú entera y con esta te presentas”. También por eso es la primera del disco, porque me acuerdo mucho de Kutxi diciéndome “Así pones las cartas sobre la mesa”.
Fue la primera canción que grabaron, en julio de 2021, otra razón añadida para colocarla al inicio del álbum. Sin embargo, la primera que publicaron fue “Cómo has perdido tú”, tema de Platero y Tú tan antiguo que se remonta a ‘Burrock’n Roll’, la maqueta de 1990. Tampoco fue un hit precisamente. “Alguna más evidente tendremos que hacer, pero estamos dando un repaso a mi carrera, que es el acuerdo al que hemos llegado. Esta una canción de Platero que me gusta tocar, que a los otros tres también les gusta, y que además la siento lo suficientemente mía”.
Tiene mucho sentido el razonamiento dado que en la banda había dos compositores. “En el curro que hacíamos Fito y yo, muchas canciones las hacía él, muchas las hacía yo, y otras las hacíamos a medias los dos, aunque parezca increíble. Estábamos todo el día juntos en casa con la guitarra y todo lo hacíamos entre los dos. El bueno era Fito, pero yo también hacía mis canciones, y a veces, rellenábamos las cosas entre los dos. Hay dos motivos principales por los que he elegido canciones: porque las sienta mías o porque me gusten mucho. Algo mías las tengo que sentir, sino, no las voy a tocar. Otro motivo es que sean muy representativas de lo que he hecho estos treinta y tantos años”.
Ha adecuado las canciones a su rango vocal afinando más bajo, pero lo mínimo. “Un bemol. Digamos que en vez de en 440 Hz tengo el La de referencia en 418 Hz. Viene a ser un semitono por debajo”.
Luego están los arreglos introducidos aquí y allá, por ejemplo, el simpático comienzo de teclado de “Puta”. ¿Tenían como premisa el darle un toque diferente a cada canción? “Solo si nos lo pedía el cuerpo. Hay canciones que están estructuradas tal y como era la original. Otras, por ejemplo en el caso de Platero, que eran totalmente mías, me apetecía escucharlas como me las imaginaba en la cabeza. Cuando vayan saliendo irás viendo que algunas tienen cambios. En “Puta” el comienzo en los directos siempre era diferente. Es una canción de lo mejorcito que ha escrito Robe en mi opinión, me gusta mucho, pero empezar con la guitarra salserilla esa pues para nosotros, no Extremo, no lo veía. Le dije a Aiert “Ya te estás inventando una entradita”. La primera vez que me la enseñó, porque de esto hace una semana, me acojoné un poco. Pero qué va, me mola mogollón”.
Es, pues, la última canción que entró en ‘Interpretaciones – Acto 1’. “La acabé el lunes a las dos o a las tres de la mañana, el martes le pasé un máster sencillo y a las ocho la entregué. El domingo estaba grabando las guitarras de esa canción y estamos a viernes”. Con lo poco que le gusta correr –siempre era una incógnita cuándo se daría por terminado un disco de Extremoduro- esta vez ha trabajado contrarreloj. “Ahora iré sacando una canción a la semana, espero que sin pausa pero sin tanta prisa, desde luego”.
“Yo vine de la música clásica y me trasladé al rock & roll en la alta adolescencia. Es una vuelta a los orígenes"
Pocos músicos de rock, al menos aquí en España, tienen una formación clásica como la suya. En su caso, reinterpretar a Bach (“Concierto para Clave nº5, BWV 1056”) es volver más aún a sus orígenes que si versionara a Leño. “Yo vine de la música clásica y me trasladé al rock & roll en la alta adolescencia. Me imagino que ya sabes que hice en el 2019 un concierto de música clásica dedicado a Bach con la orquesta sinfónica de Gran Canaria. Me flipa mucho volver ahí ahora y tampoco me siento demasiado extraño en ese caldo. Elegí una pieza de Bach muy cabrona para adaptarla a la guitarra. Como es muy lenta, en teoría es muy fácil de digitar, pero es muy jodida porque estás muy desnudo. Me acuerdo la primera vez que oí ese concierto nº 5, dije: “Hostias, esto es pop”, sería un éxito de pop en el siglo veinte -adaptado a las circunstancias-que te cagas. Si lo analizas dices: “Qué hijoputa el tío este”. Como es una de las que toqué en Gran Canaria y me gusta mucho, la he metido ahí también como una pieza más del repaso de mi carrera hasta hoy”.
Según me está contando lo de Bach y la música pop, no sé por qué me viene a la cabeza el orquestado disco de The Moody Blues, ‘Days of Future Past’, aquel que contiene “Nights in White Satin”, el gran éxito del grupo británico. “De Bach en concreto ha bebido mucha gente, y mucha gente ha bebido de mucha gente que ha bebido de Bach. Hablo de todo tipo de música, incluido el rock, pregúntale a Yngwie Malmsteen. Yo hay veces que pienso que ese tipo lo escribió todo con los instrumentos que tenía a mano. Si rebuscas entre sus piezas, es que encuentras cualquier cosa, hasta Thrash Metal, aunque sea en cuatro compases de un pasaje. Es como si hubiera dicho: “Voy a dejar aquí escrita toda la puta música”.
Toca muy sutil la pieza de Bach y pensé que David Gilmour había sido inspirador en ese aspecto, más aún después de lo que me ha contado de Pink Floyd, pero no van por ahí los tiros. “La respuesta es no. Yo me fijé en Gilmour en un pasaje, en su estilo más que en su sonido, del “Primer movimiento” de ‘La Ley Innata’. Un pequeño homenaje a Pink Floyd en esos dieciséis compases. En este caso no. Para hacer el concierto con la sinfónica de Gran Canaria, compré cuatro o cinco amplis y los fui desechando hasta que encontré un sonido que me molara para hacerlo. Yo tenía libertad para tocar lo que me diera la gana, aquel “Bradenburgo nº4” y aquella hora y pico que hicimos de concierto. Pero no quería llenarlo de distorsión, de delay o efectos, sino que quería sonar como un violín más o una flauta. Al final encontré el ampli que buscaba y con ese hice el concierto, que hay partes en YouTube. Después de lo que me costó encontrarlo, cogí el mismo para tocar esta pieza. Ese sonido sí que lo busque yo solo, un sonido muy sensible al tacto, de que le pegues una hostia con la púa a que lo toques suave hay mucha diferencia, no tiene mucho brillo. Es mi versión de cómo podría haber sonado una guitarra eléctrica a finales del siglo XVII”.
"En cuanto lo acabemos empezaremos a hacer un disco con canciones nuevas”
A la larga estaremos ante un cuádruple disco, pero en el fondo, con menos liada en cuanto a producción, esto simplemente podría haber sido una maqueta para preparar los conciertos; de hecho, eso es precisamente lo que fue en origen. “La hicimos para ver cómo adaptamos para los cuatro, teniendo una sola guitarra y un órgano, las canciones que estaban todas pensadas y diseñadas para dos guitarras. Esa maqueta la teníamos y la escuchábamos. Nos dimos cuenta de que íbamos a anunciar una gira, de que nos íbamos a poner en la carretera y que nadie tenía una referencia de lo que iba a escuchar. Claro, el personal diría: “¿Voy al concierto o no voy?”. Iba a buscar en YouTube y no iba a encontrar nada porque yo no he cantado nunca. Entonces decidimos grabarlo como disco de apoyo a la gira y como cimiento para decir: “Empezamos, esto es lo que he hecho hasta ahora y a partir de aquí comenzamos de nuevo”. Claro, lógicamente en cuanto lo acabemos empezaremos a hacer un disco con canciones nuevas”.
De momento, es solo un propósito a medio plazo. “Estoy impaciente por empezar con eso, pero soy incapaz de tener la cabeza en estas canciones y en las otras a la vez. Cuando te pones con una canción nueva estás todo el día, aunque estés meando, pensando en algo de la canción. Y esto otro no es fácil en cuanto a producción, adaptar canciones ya conocidas a un nuevo formato de banda y de voz tiene su rollito y exige estar muy centrado en ello. Voy a acabar esto, voy a crear unos cimientos sobre los que construir la nueva base con la música que yo he hecho o he contribuido a hacer durante estos años, a partir de la cual empezamos un nuevo camino”.
Hasta ahora no se me ocurrió pensar que podrían hacer apostado por una formación con dos guitarras y todo habría resultado más sencillo, pero se decantaron por sacarle más provecho al Hammond de Aiert. “Me he pasado como seis meses estudiando el órgano, el funcionamiento del Hammond, cómo funciona eléctricamente, qué hace exactamente cada registro, qué tipo de amplificación se puede usar, en qué intervalo y en qué tesitura del órgano suena bien la distorsión… Estoy muy centrado en un cuarteto de este tipo, guitarra, órgano, batería y bajo. Hay canciones anteriores que tenían desarrollos de dobles guitarras y tal, pero nos buscaremos la vida. En principio los cuatro nos lo pasamos muy bien, estamos muy a gusto, disfrutamos de los ensayos, nos reímos lo suficiente y no me planteo una segunda guitarra. Ya he estado treinta o treinta y cinco años trabajando con dos guitarras, ahora vamos a refrescar un poco el sonido”.
El plan de cómo va a lanzar los otros tres discos no deja de ser curioso. “Van a estar colgados en Spotify vacíos y voy a ir subiendo una canción semanal aproximadamente. El orden en el que vayan colocadas va a ser en el que las vaya haciendo, poco más o menos. Da igual, al final serán treinta y tantas de todas maneras”.
En cuanto a la gira, ni él mismo sabe mucho. “Empezaremos a tocar en junio, pero no sé qué día exactamente”. Tampoco tiene claro qué tipo de recintos se abordarán. “Como te he explicado al principio, todo este proyecto para 2022 y 2023 vino a raíz de una propuesta que nos surgió para hacer gira. Así que lo ambicioso de los recintos va a depender de quien busque los conciertos en este caso, no de nosotros. Nuestra tendencia y nuestra idea no es petar recintos como Fito, es hacer rock & roll. No sabemos dónde vamos a ir a parar, pero si hay buen ambiente y gente suficiente para que parezca un buen concierto de rock… A mí no creo que me dejen hacer muchas salas ahora, pero las salas me encantan, porque es rock & roll, el escenario pegado, leña al mono y a sudar. Te puedo decir poco sobre eso porque no lo sé. Veremos dónde vamos a parar, pero me interesa más saber el cuándo, que el cómo y el dónde. Para mí lo importante ahora, o lo que me hace más ilusión, es tocar. Y si es en un sitio gigante, de puta madre, y si es en una salita, de puta madre”.
Ahora está a tope de energías, pero a veces el cuerpo nos manda señales. Probablemente la crisis de 2008 tras arrancar una gira de Extremoduro, fue una de ellas, ¿su corazón diciéndole que ya no estaba en el lugar adecuado?“ Pues nunca he pensado en eso, tío. Esa pregunta requiere meditación para responderla. No lo sé, no te puedo responder si no me siento a pensarlo un rato. Te lo cuento para la próxima entrevista”.
“Robe y yo parecíamos indivisibles porque lo éramos"
De puertas para afuera, Robe y él parecían indivisibles, pero está claro que ha habido deterioro. No sé si este viene por la responsabilidad y la presión entorno a una gran banda, o más bien porque en las distancias cortas también se había perdido armonía. “Robe y yo parecíamos indivisibles porque lo éramos. Estaba claro que tomábamos las decisiones juntos y que la confianza de cada uno en el otro era absoluta. Sabíamos que estábamos seguros en ese aspecto el uno junto al otro. A ver, que te separes de tu mujer después de 30 años de convivencia, no quiere decir que te haya estampado una plancha en la cabeza o que le hayas dado con una escoba. Simplemente los caminos o las expectativas de cada uno, porque no deja de ser una pareja, una pareja profesional pero una pareja, empiezan a divergir un poquito. Esas líneas que han sido durante tiempo tan paralelas, con un gradito que diverjan al año, al cabo de diez se han ido alejando”.
Qué revelador es saber que, ‘Mayéutica’, el celebrado tercer disco de Robe, habría sido en realidad el último disco de Extremoduro. “Sí, lo dejamos prácticamente terminado. De hecho, cuando se jodió el arbolito, estábamos a quince días de empezar la grabación”.
Iñaki fue el más reticente a hacer una gira de despedida, pero una vez anunciada, él siempre defendió que debía celebrarse sin importar cuántas veces tuvieran que posponerla, posicionándose junto a la promotora Live Nation. En La Heavy nº435, Robe calificó esa postura de “chaladura”. “Bueno, yo la hubiera postergado para que toda esa gente hubiera venido a vernos y nos hubiéramos despedido todos unos de otros. Pues si era una chaladura, es evidente, como en filosofía: esto es una chaladura y yo soy partidario de esto, luego yo soy un chalado. Y eso es lo que ocurría, que soy un chalado”. Difícil vislumbrar que algún día haya una despedida en condiciones. “Creo que eso no va a ocurrir”.
Saltemos a algo que sí va a ocurrir: Uoho se reencontrará con Fito sobre un escenario. Esa relación sí se ha mantenido siempre superunida. Aunque la gente siempre se pregunta lo mismo: “¿Por qué, si son tan hermanos, nunca hay reunión de Platero? “Porque no tiene nada que ver una cosa con otra. Hemos vivido tanto y hemos pasado tanto tiempo juntos en los hoteles, tocando, sin tocar, en los bares, en casa y en todos los sitios, que eso no va a cambiar. Uno cerca del otro estamos en terreno amigo, conocido. Otra cosa es que Fito hace su música, tiene sus proyectos y yo tengo los míos. ¿Que nos gusta tocar juntos? Hombre, cuando toqué con él en el BEC me lo pasé en grande. Miraba por el rabillo del ojo y veía a Fito ahí y me sentía como si el mes pasado hubiéramos estado tocando con Platero. Me sentía en casa. El verlo cerca a Fito hace que me sienta cómodo, me naturaliza todo. Es algo a lo que estoy tan acostumbrado que el paso de los años no ha podido con ello”.
Termino la entrevista preguntándole por los discos con los que se introdujo en el rock. “Eran tiempos en los que teníamos poco dinero y mucho tiempo. Yo tendría diecisiete años o así y estaba con la música clásica, con el piano y esas cosas. Un amigo tenía los padres separados, que por aquel momento era una cosa muy exótica, y su padre vivía en Canadá. En verano iba allí y un día se vino con unos vinilos. Aquí o los robabas en El Corte Inglés o costaban mucha pasta. Me acuerdo que me dejó tres a los que le di ocho mil vueltas. Uno era ‘Made in Japan’ de Deep Purple, otro el ‘Let There Be Rock’ de AC/DC, y el otro era uno de Status Quo que se llamaba ‘Just Supposin’. Esos tres discos y alguno promocional que tenía yo de rock cincuentero, de Little Richard y esa gente. Yo no sabía tocar la guitarra ni el bajo ni nada, pero cogía la guitarra española de mi hermana, ponía los discos y tocaba encima. Ahí empezó todo”.
De los tres discos que menciona se pueden seguir rastros en su música. “Hombre, seguro, no tenía más discos, macho, los escuchaba todo el rato. Y además me engancharon mucho los tres”.
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1 comentario
Pedazo de entrevista hacia Iñaki Uoho y su nuevo álbum en solitario con portada muy currada. Habrá que pegarle alguna escucha a algún tema que otro a ver que tal se lo ha currao el de Bilbao.