Chicle

Envenenado

Autoeditado (2022)

Por: Alfredo Villaescusa

9

Allá por finales de los setenta John Lydon alertaba en “Public Image” lo mucho que puede llegar a condicionarnos la apariencia o el aspecto que proyectamos y cómo nos juzgan en base a criterios meramente estéticos. Si por aquel entonces ya sucedía con frecuencia este fenómeno, no hablemos de los tiempos contemporáneos con el auge desmedido de las redes sociales y con plataformas compuestas únicamente por imágenes, igual que esas revistas de cotilleos en las que el texto era lo menos importante y por eso se escondía en un tamaño minúsculo entre pilas de fotos.

Tal vez la solución a este mal sea montar una banda anónima, como hacen Chicle, y mantener la identidad de sus componentes en secreto. Para que así la atención se focalice obligatoriamente en la música y no en aspectos accesorios puramente superficiales. Una idea que también está presente en notas de prensa en las que se comparte un vídeo y se deja a gusto de cada cual añadir unas palabras al respecto.

Todas estas iniciativas que nos hagan salir, aunque sea por un momento, de la rueda del hámster siempre deberían saludarse. Y más si lo que nos encontramos es un trabajo tan soberbio como ‘Envenenado’, segundo EP de una serie de diez lanzamientos en apenas año y medio. Como ya informamos, un total de sesenta canciones serán las que este enigmático combo pondrá en circulación a lo largo de dieciocho meses. Que nadie diga que no se avisó de tan magna empresa.

En este trabajo en particular nos encontramos con el inicio de la homónima “Envenenado” a caballo entre Muse y Sôber, pese a que sus señas de identidad a veces se tornen tan marcadas que cueste categorizarles. Se podría resumir su rollo diciendo que si te mola el rock alternativo con momentos contundentes, ya estás tardando.

“Impostor” pisa más el acelerador, a la par que describe esa naturaleza tan voluble de los seres humanos que les lleva a fijarse en lo que hace o piensa el vecino en lugar de dar la importancia debida al criterio propio, una rara avis que escasea hoy en día.

“Besos” me vuelve a hacer pensar en la banda de Matt Bellamy, en concreto a la época de ‘Absolution’, pero ya hemos comentado que aquí no existen fotocopias ni nada que se le acerque. En esta pieza realiza además una labor espectacular ese vocalista que algún día nos enteraremos de su nombre. De lo mejor del redondo.

“Cansado” no disminuye en absoluto la atención con un rock alternativo de ínfulas bailongas a lo Franz Ferdinand mientras claman contra aquellos estímulos o modas que nos impiden desarrollar nuestras propias ideas. Mola el concepto, sí. Y “Profesor” se torna una especie de lección vital en la que aprendemos que las experiencias desagradables no solo no nos matan, sino que nos hacen más fuertes. Espíritu de superación total.

Por último, “Demonios” despide el redondo con una mezcla de rabia contenida y un estribillo majestuoso que se te quedará en la cabeza nada más escucharlo. La única pega que encuentro en este EP es que no sea un disco al uso, pues se esfuma casi en un visto y no visto, lo cual posibilita que le puedas dar dos o tres pasadas del tirón sin apenas esfuerzo.

Con una propuesta tan interesante lo lógico sería que acaparara toda la atención de los aficionados a la música con mayúsculas ajenos ese postureo  visual tan omnipresente. En consonancia con el espíritu de la banda, siempre puedes animarte a sacar tus propias conclusiones. En este enlace tienes la oportunidad.

Alfredo Villaescusa
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