VaKa + Hijos del Agobio: Espíritu transgresor

Hijos del Agobio

El Centro Social de Entrevías registró una entrada estupenda. Aún no siendo un local excesivamente grande, estaba lleno a reventar, un lleno de esos en los que cuesta un buen rato llegar desde la barra a las inmediaciones del escenario. No cabe duda de que Vallekas es música y, sobre todo, es rock. Es algo que siempre recuerdo que me decía el Pirata cuando empezaba a trabajar con él a finales de los 80. “Tío, en Madrid el rock está aquí”. Y no importa los años que pasen, Vallekas sigue teniendo el rock en su ADN, como tiene la rebeldía, la combatividad o el antifascismo. Y lo demostró una vez más esa noche.

Abrió la jornada Hijos del Agobio, que no es para nada, como alguien pudiera pensar, un grupo de tributo a Triana. No, es ya una veterana formación vallekana que tiene una gran personalidad propia y que hace un estilo integrado en lo que podríamos llamar rock estatal o rock urbano, pero con unas guitarras y una estructura muy heavy. El grupo ofreció una actuación muy intensa, en la que se veía disfrutar a los miembros y, sobre todo, hacer disfrutar a muchos de sus colegas, amigos y familia que les fueron a apoyar. Sucedió lo mismo con sus hijos, aunque todo sea dicho, los chavalillos parecían estar más interesados en corretear por allí y jugar que en ver a sus papás y mamás darlo todo encima del escenario.

Me gustó el rollo que ejerce como frontwoman, como líder del grupo en escena, Myriam, su cantante, que llevó con mucha personalidad el peso del concierto. En cuanto a sus temas, a destacar “Tu canción”, que estuvo entre las que les quedaron más lograda y, especialmente en los bises, su versión del “Días de Escuela” de Asfalto. También quiero resaltar el cierre tras el emocionado recuerdo a Juanjo del Hebe, su amigo, con una declaración de principios escupida con rabia y, al mismo tiempo, con alegría: “Esto es Vallekas”.

Mi enhorabuena a Hijos del Agobio, porque es una banda que en directo funciona y que me gustaría mucho ver pronto ya con disco y creciendo en el panorama del rock estatal. Creo con toda sinceridad que lo merece.

VaKa

No pasaron ni diez minutos y ya teníamos en el escenario a VaKa. En este concierto de presentación de su ‘Tótem’, como en el caso anterior, se notó muy claramente desde el principio que jugaban en casa, porque desde el primer momento fueron acogidos con un entusiasmo enorme por parte de todo el público que, como dije anteriormente, abarrotaba el Centro Social de Entrevías. En estos primeros compases de su presentación, me gustó la energía y la fuerza con la que atacaron una de las que me parece de sus mejores canciones, “Ars Infernalis”, a la que seguiría una estupenda “Duende Metal” y una “Hoglorfen”, un tema inspirado en el folk escandinavo en cuya interpretación a su batería se le cruzó más de un cable, debo decirlo sobre todo por las miradas que le echó el resto de la banda, aunque en honor a su profesionalidad cabe decir que supo salir del atolladero con suma habilidad.

Poco después llegó uno de los momentos a mi juicio más brillantes de toda la actuación de VaKa, un tema inédito, no incluido en el disco que era objeto de presentación en este concierto, y que según explicaba el guitarrista Miguel Ledesma, era una versión del clásico de Albéniz “Leyenda”, concebida originalmente para formar parte de la banda sonora de un proyecto cinematográfico que al final no cuajó. Lo cierto es que la interpretación de esta pieza marcó uno de los momentos de más intensidad de este concierto y, de hecho, no fuimos pocos lo que al terminar el bolo comentamos como este “Leyenda” había resultado de lo mejor de la velada.

Para “Gato Gordo” y “Vento”, se subió al escenario su anterior batería, Antonio Cháves, recordando otras épocas de la formación, antes de que entrasen en su momento “purple”, rindiendo por un lado homenaje a una de sus bandas favoritas, Deep Purple, con una muy original versión de “Black Night”, a la que siguió “Purple Song”. Ya en el final tocaron “Terra”, “Vallekas Bridge” y “Por Tutatis”, dedicada por Ana Grandal desde el micrófono a esos “vallekanos irredentos”, como los galos de la aldea de Astérix.

Balance sumamente positivo de este concierto, toda una fiesta de barrio, popular, desenfadada, llena de buen rollo y que entiendo que debería ser el primer peldaño en una carrera en la que VaKa debe llegar muy lejos. Entrega, calidad e ilusión no les falta. A partir de ahí, todo se puede construir.

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