Crónicas
Toto: Danza y talento
«Una celebración colectiva de lo que ha sido Toto y su música para la mayoría de los congregados en el Auditori»
10 julio 2019
Auditori del Fòrum, Barcelona
Texto: Víctor Vallespir. Foto; Josep María Fleitas
Pocas formaciones cuentan en su elenco de músicos a artistas de tanta magnitud, que han colaborado y aportado su granito de arena en composiciones que, de una forma u otra, han marcado el pasado, presente y quizás futuro de la historia de la música contemporánea.
La actuación de Toto en Barcelona, única este año en la península, era una celebración de 40 años de historia con altibajos, pero sobre todo de celebraciones, música e himnos que han trascendido generaciones y que, a la postre, se han convertido en verdaderos iconos y referentes de la cultura popular. El Auditori del Fòrum, el emplazamiento con el mejor sonido de toda Barcelona, y que nos permite gozar de una comodidad verdaderamente inigualable, era el escenario perfecto para una comunión entre público y banda que se consumó entre bailes y cantares, una de esas conexiones casi espirituales que suceden, a decir verdad, en muy pocas ocasiones a lo largo del año. Pero vayamos por partes.
Nos presentábamos al imponente recinto, fantástico para este tipo de conciertos donde la buena acústica se torna un elemento imprescindible, y empezaríamos a ver cómo, poco a poco, se iban llenando las butacas de un auditorio que agotaría las 3.000 entradas que se habían puesto a la venta. ¿Qué mejor manera de presentarse a una velada de este tipo? En el escenario, un solo telón de fondo y todos los instrumentos preparados para la función que estaba aún por comenzar: percusiones y batería a los dos lados, y sendos teclados preparados para el deleite de los allí presentes. Se apagaron las luces y, como si de pura magia se tratara, “Devil’s Tower” empezó a sonar con un sonido a la altura de las circunstancias y una presencia escénica que se tornaría como la habitual durante todo el concierto: Steve Lukather a la guitarra estaba en su salsa, paseándose por el escenario a sus anchas mientras el resto de la banda, en ocasiones, hasta parecía acompañarle como buen artista en solitario que a veces es.
No nos dejaron demasiado tiempo para asimilar lo que estaba sucediendo frente a nuestros ojos ya que, de repente, teníamos los acordes de “Hold the Line” acariciando nuestros tímpanos. Como no podía ser de otra forma, todo el mundo se pudo en pie para cantar las melodías de una de las composiciones más trascendentales de los cuarenta años de historia de la formación. El primer gran solo de Lukather sonsacó las primeras reverencias, mientras que para “Lovers in the Night” el multinstrumentista Warren Ham sacó a pasear su saxofón para unas líneas de viento realmente conmovedoras. Después de “Alone”, que pasó algo desapercibida en el repertorio, pudimos vivir una pedida de mano frente la zona de prensa del auditorio mientras sonaban los acordes y líneas de “I Will Remember”: aplausos espontáneos desde ese sector del recinto y lágrimas y abrazos por doquier. ¡Y no es para menos!
La cosa, eso sí, no podía interrumpirse, así que Toto siguió con “English Eyes” y la gente volvió a levantarse para rendir homenaje a otra de las grandes composiciones de la banda. Todo ello llevó al grupo a un momento instrumental donde, de forma primera, predominaron las percusiones lideradas por Shannon Forrest y Lenny Castro (menudo espectáculo de músico) para luego incorporarse los teclados de un soberbio Steve Porcaro que, sin embargo, dejó que el protagonista de la noche fuera el joven Dominique Xavier Taplin, quien sustituía al ausente David Paich. ¡27 años de puro talento a las teclas… Y en la pista de baile!
Cerrábamos la primera parte del concierto con “Jake the Bone” y una “Rosanna” que, como no podía ser de otra forma, volvió a ponernos los pelos de punta. Toto podrá ser criticado por muchas cosas; por ser demasiado comercial o por no haber llegado a conectar con su audiencia como si llegaron a hacer otras bandas de su época. Sin embargo, lo que vivimos en ese primer tramo de show fue verdaderamente especial, una comunión entre músicos y banda a unos niveles tan elevados como mágicos. Además, qué decir de la calidad técnica de los músicos encima del escenario. Talento a raudales y unos interludios instrumentales para las delicias de los más exquisitos.
Y aquí fue cuando nos obsequiaron con una rápida entrega de algunos de los mayores éxitos de la formación en formato acústico, con Lukather a la guitarra acústica, con ambos pianistas sentados al lado izquierdo del escenario y con Joseph Williams sentado y cantando como si estuviera en la barra de un bar cualquiera de Santa Mónica. La emblemática “Georgy Porgy” puso al público a mover la pierna sin parar, “I’ll Be Over You” puso la nota romántica y “No Love” hizo que Warren Ham se luciera nuevamente en primera línea de fuego, esta vez con la harmónica en su mano. Para poner el broche de oro a ese pequeño segmento de concierto, “Stop Loving You” puso nuevamente a la gente de pie para que las manos se alzaran al aire y todo el mundo entonara al unísono la melodía de tan tierna canción.
El joven Dominique se marcó un solo de piano que aún ahora estamos asimilando; para la vuelta del resto de la banda al escenario, “Girl Goodbye” y “Lion” volvieron a poner la nota eléctrica a la función. Steve Lukather presentó a los demás miembros de la banda, enumerando algunos de los proyectos en los que cada uno había estado metido a lo largo de los años y demostrando el trasfondo artístico e interpretativo de aquella gente que teníamos frente a nuestros ojos. Para la presentación del propio Steve, Williams dijo que estábamos frente de un auténtico alienígena. Dudo que alguien pusiera en duda esas declaraciones.
Encarábamos irremediablemente la recta final del concierto con el guiño a The Beatles que es “While My Guitar Gently Weeps”, con luces de móvil brotando a lo largo y ancho del recinto, y con una “Make Believe”, que nos puso a todos una vez más de pie y nos preparó para “la canción”, esa que nos introducían desde un escenario que durante la noche nos había parecido la pasarela de un concurso de talentos. Si bien es cierto que, al menos a opinión de servidor, la segunda parte del concierto fue algo menos intensa que la primera, solamente necesitamos los acordes y notas de la sempiterna “Africa” para que la nostalgia invadiera los cuerpos y pieles de los allí presente y aquello se convirtiera en una celebración colectiva de lo que ha sido Toto y su música para la mayoría de los congregados en el Auditori. La canción, que se alargó hasta casi los ocho minutos, contó con solos de percusión, con baños de masas por parte de Steve Lukather y Joseph Williams, quien, por cierto, acabó por redondear un concierto brillante por su parte, y con bailes interminables en todas y cada una de las filas del recinto.
Se retiraron brevemente del escenario mientras aún asimilábamos que acabábamos de oír en directo la canción de las canciones, con mucha parte del público coreando unos oés oés que nos indicaban la intensidad con la que se había vivido todo aquello; después de unos pocos segundos, volvieron para, ahora sí, rematar la faena al ritmo de “Home of the Brave”, canción que pese a que dejó las cosas un pelín por debajo sirvió para añadir el perfecto colofón a la velada. Y es que nos marchábamos del Auditori del Fòrum con la sensación de haber vivido algo grande, un concierto con muy pocos peros que gozó de un sonido soberbio y de una entrega musical que pocas veces tenemos la oportunidad de ver encima de nuestros escenarios. Concierto de matrícula.
5 comentarios
Ayer estuve en un gran concierto y como muy bien dices .BRUTAL DE MATRICULA .
A pesar de llevar casi 40 años en la brecha los míticos TOTO con esos buenos temas impregnados del mejor AOR ROCK lo siguen bordando allá donde les llaman y esa noche en la ciudad condal dieron constancia de ello con su estilo y veteranía.
Con todas las ilusiones nos desplazamos mi mujer y yo desde Gran Canaria a Barcelona para ver el concierto de Toto en el Fórum. Un sueño que tenía desde muy jovencito, que a final se hizo realidad,disfruté como un crío oyendo y bailando algunos de sus mejores temas,fue una experiencia que nunca olvidaré el resto de mi vida. GRACIAS TOTO
Vi a Toto por primera vez en el Estadio Obras Sanitarias de Buenos Aires, Argentina en 1993. Aquello me pareció brutal.
La del fórum fue una actuación con sobresaliente. Diría que de matrícula de honor. Con un sonido exquisito aderezado con una potencia aplastante.
La calidad musical de una banda que mejora con el tiempo.
Músicos con una calidad musical que demostraron ser los mejores del planeta. Y quizás de la historia de la música. Lo demuestran las más de 380 nominaciones a los Grammy de manera directa e indirecta. No es el ego de un fan, ni mucho menos.
El sonido y acústica del fórum fueron cómplices de las más de 3000 personas que pudimos presenciar la genialidad de éste grupo de músicos. Lo dieron todo en el escenario.
Ojalá volvamos a verles.