Crónicas

Camellos en Bilbao: Sangre de barrio a raudales

«Sin duda, cuando te das cuenta de que has conseguido conectar con el espíritu de mucha gente, entonces te has convertido en alguien grande de verdad.»

24 febrero 2023

Sala Azkena, Bilbao

Texto y fotos: Alfredo Villaescusa

Mucho se ha hablado últimamente de que a los jóvenes ya no les interesa el rock y memeces semejantes que más bien responden a intereses espurios. Un servidor podría enumerar unas cuantas bandas que ahora mismo lo están petando abarrotando recintos con peña que desde luego no podría considerarse anciana. La clave está en apelar a un colectivo determinado, pues cuando se canta sobre preocupaciones que en absoluto resultan ajenas, difícil se torna no poner la máxima atención.

Eso mismo sucede con los madrileños Camellos, una formación que lleva con el costumbrismo por bandera desde su primer disco y que a estas alturas han conseguido labrarse una trayectoria con un sonido y unas letras inequívocamente personales sin copiar a nadie, por mucho que de vez en cuando nos vengan ramalazos en plan Idles o The Strokes, entre otros.

Con la pandemia de por medio, hacía casi un lustro que no se acercaban por la capital vizcaína, por lo que no extrañó que la remodelada sala Azkena al final acabara bastante llena, con músicos como Josu de Belako, algunos de Vulk o el dinamizador cultural Jon Hervás, entre otras figuras destacadas. No pudo decirse que faltara calor humano en ningún momento, hasta se montó una considerable tangana con pogos y demás.

El estilo de Camellos en realidad tampoco inventa la rueda, pero al igual que sucede con otros contemporáneos suyos, lo verdaderamente especial está en su peculiar manera de hacer las cosas. En este sentido, destacan unas letras sin complejos, gamberras y profundamente suburbiales, puedes incluso imaginarte al escucharles parques desolados con tipos pasando droga y jeringuillas por el suelo.

Pusieron al personal patas arriba de primeras con una bomba sónica del calibre de “Ejecutivo estresado” y mantuvieron el ritmo con el rollo canalla a lo Tequila o Burning de “Peligrosamente”. Dicen que se trata de un combo de canciones, lo confirmo por completo, pues sus temas sencillos y cortos, sin aires de grandeza, terminan calándote en directo, del mismo modo que ese sirimiri que se inicia sin darle importancia y al de un rato ya empiezas a pensar: “Joder, qué buenos son estos tíos”.

Aparte de eso, sus estrofas esconden auténticos retratos generacionales muy logrados. ¿A quién no le ha pasado la historia           que cuenta en “Divorcio”? ¿Y la de “Compañera de piso”? Me jugaría al cuello a que la respuesta será afirmativa si eres de los que ha sobrepasado recientemente, o ya hace un rato, la treintena. La frase de “Este es el cuarto donde duermen los libros” implica incluso una forma de vida.

Lo cierto es que hasta sonaban más guitarreros que en estudio, se les notó muy rodados, como si se hubieran dedicado a este oficio toda su vida, y con apenas tres discos, oigan. Los fieles seguían con los ánimos a tope, no era para menos con temas como “Siempre saludaba”, que casi son como colegas hablándote a la oreja en cualquier garito.

Alguien gritó: “¡Arrancamiento de cráneo!” antes de “Mudanza”, un pieza quizás no tan salvaje como preludiaban dichas palabras, pero la chulería castiza la llevaban intrínseca incluso aunque tocaran pasodobles. Nos pidieron que les perdonáramos por estar “un poco lentos”, ya que les había parado la Guardia Civil. La concurrencia no tardó en solidarizarse con el conjunto entonando: “¡Mucha policía, poca diversión!”. En este contexto se arrancaron con “Cambios de humor”, el corte que abre su último disco ‘Manual de estilo’, y subieron un escalón más con “Blessed”, que tuvo un final monumental.

El dúo vocal que se marcan entre los dos guitarras funcionó a la perfección en “Planeta caballo” antes de facturar otro soberbio retrato de la realidad cotidiana en “Tentaciones” que combina amor, o algo parecido, con precariedad laboral. No creo que existan muchos grupos en el panorama patrio capaces de mezclas semejantes.

“Adicciones” era otra maravilla que desató cánticos a pulmón con una fuerza brutal y “Gilipollas” enfervorizó todavía más a la afición. No parecía que la recta final fuera a conceder minutos de respiro en “Arroz con cosas”, que trata sobre algo tan humano como llegar a casa borrachísimo y ponerse a saquear la cocina y crear recetas insólitas, o “guarrindongadas”, según decía el chef David de Jorge. Vuelvo a preguntar: ¿A quién no le ha pasado?

Los pogos para entonces ya se tornaban intergeneracionales y hasta se soltó un “irrintzi” de la emoción. “Suena bien” nos condujo hasta “Becaria”, donde uno de los guitarras se acercó a la parroquia para incitar a cantar y alguno hasta dio vueltas de peonza. Y prometieron regresar antes de cuatro años dejando el pabellón por las nubes en “Café para muy cafeteros”, con un considerable arrebato punk que valió para montar la gresca requerida.

Los gritos de “beste bat” arreciaron en cuanto abandonaron el escenario. Era lógico después de un subidón de tal envergadura, pero no tardaron en regresar, a pesar de que pareciera que no iba a haber bises. Volvieron explicando que no solían hacer esas cosas, algo típico en otros compis de generación.

Esa noche sería la excepción con “una de las buenas”, según presentó uno de los guitarras “Tarde de cine”. Todo un frenesí correspondido además con el gesto del batera lanzándose al público, que lo llevó en volandas en un acto de comunión total. Apabullantes. No podrían haber terminado mejor.

Sin duda, cuando te das cuenta de que has conseguido conectar con el espíritu de mucha gente, entonces te has convertido en alguien grande de verdad. Lo suficiente para que incluso aparezca el nombre del grupo en un programa de televisión tan popular como ‘La ruleta de la fortuna’. Un logro impresionante para un grupo que destila sangre de barrio a raudales.

Alfredo Villaescusa
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Esta entrada fue escrita por Alfredo Villaescusa

1 comentario

  • Juandie dice:

    Cojonudo resumen hacia el buen y rockero concierto que se marcaron esta buena banda de nuestro pais como son CAMELLOS en la sala Azkena bilbaina presentando su último álbum de estudio.

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