Crónicas

Loquillo: Perfidia rockera

«Este vampiro barcelonés, pese a no estar ya Sabino, sigue haciendo historia e histeria con su talante y formas de contar la historia del rock nacional»

28 julio 2018

Puerto de Gandía (Valencia) | Festival Escena Gandía

Texto: Andrés Brotons. Fotos: Poveda Galeas

Una grandiosa noche de actitud y rock & roll: eso fue, a grandes rasgos, lo que nos ofreció una vez más Mr. Sanz Beltrán y su fabulosa banda. En esta ocasión, nos reencontrábamos con él en tierras valencianas, en un marco incomparable veraniego y, como diría su coetáneo Carlos Segarra, “bajo la luz de la luna”. El ecléctico y ya más que consolidado festival “Escena Gandía”, por el que en esta edición han pasado artistas tan dispares como Pablo López o Raphael, ha apostado este año por dos de las figuras rockeras sin las que sería imposible entender el rock en este país: el que nos ocupa y Enrique Bunbury, al que cubriremos también el próximo sábado.

Loquillo

Tuvimos tiempo de ver unas canciones de Nat Simons, cantautora de influencias blues y folk que caldeó lo suficientemente el ambiente con su dulce voz y su guitarra. Presentó su álbum de reciente factura ‘Lights’. Después de ésta, el público se impacientaba coreando “Loco, loco…”, mientras por el hilo musical sonaban clásicos como el “Go Your Own Away” de Fleetwood Mac. Así, tras quince minutos de retraso, se apagan las luces y, con la espectacular intro del mítico western “Los siete magníficos”, va entrando en escena toda la actual banda de Loquillo, que aunque ya no esté arropado desde hace años por sus Trogloditas, el cancionero en vivo sí sigue apoyándose en gran parte en esa gran etapa. Los músicos que actualmente lleva el frontman rezuman y sudan auténtico rock & roll, sonando rodados y contundentes. ¡Menuda bandaza! Y qué decir del icónico protagonista de la noche: desde la primera hasta la última canción, su silueta y presencia llena el escenario por si solo.

El arranque del show comenzó con el tema que titula su actual compilado, cuya reseña puedes leer aquí, el reivindicativo “Rock and Roll Actitud”. Y es que si ya resumir cuatro décadas de temazos era harto complicado, como demuestra ese recopilatorio que le ha servido de excusa para seguir en la carretera, imaginaos lo que es compendiar tan brillante trayectoria en las dos horas que duró el concierto. Sus guitarristas son unos intérpretes muy solventes, llevándose toda la atención escénica el “glam” Igor Paskual, que con su look ataviado con gafas de sol y gorra de policía me recordaba al desaparecido Scott Weiland de Stone Temple Pilots y Velvet Revolver. Hablando de gafas de sol, Loquillo se despojó de estas ya en el segundo tema, la endurecida “Pégate a mí”, que la audiencia coreó con pasión. Cortes de trogloditas se iban alternando con temas de factura propia como “Línea clara” de su celebrado ‘Balmoral’, “El mundo necesita hombres objetos” de ‘La nave de los locos’ o esa pieza que compuso junto a su mujer y Carlos Segarra, “A tono bravo”.

El fluorescente e icónico logo del catalán, con el pájaro carpintero Woody, brillaba tanto como la banda. Mientras, la directa “Territorios libres” hacía acto de presencia, seguida de la soñadora y utópica “Planeta rock”. Tras el tema homónimo del que todavía es su último disco completo en estudio, “Salud y rock & roll” (que ya se ha convertido en otro pequeño clásico), Loquillo comenta que “será un placer compartir escenario con esta gran dama”, a la vez que vuelve a hacer acto de presencia la telonera Nat Simons. La preciosa “Cruzando el paraíso”, que contó con el desaparecido Hallyday en su versión original, es la elegida para tan particular dueto. La romántica “Por amor”, del disco que abrió el nuevo milenio de Trogloditas, es la siguiente en caer, y es que este es uno de los mayores atractivos de esta actual gira del Loco: que hayan rescatado joyas que no suelen ser fijas en su repertorio habitual. En la misma, el teclista Lucas Albaladejo cambió su habitual teclado por un acordeón, dotando al tema del sentimiento requerido.

“El rompeolas” fue, en mi opinión, la primera canción que volvió loco literalmente a todo el mundo, y es que, entre los fieles de Loquillo, también hay mucho infiltrado que solo espera escuchar los cortes más “mainstream” del maestro.  No saldrían estos defraudados, pues la suerte es que contenta siempre a todos. Tras “Memoria de jóvenes airados” le sucedieron otros solos de guitarra, dando paso a la exitosa versión de Johnny Cash, “El hombre de negro”. Después de “La nave de los locos” y “Besos robados” era la hora de uno de los momentos del concierto. Con unos guiños al “Personal Jesus” de Depeche Mode y “Get It On” de T-Rex por Igor Paskual, llegaría “Carne para Linda”, en la que el vocalista baja al foso a cantar junto al público, que enloquece y se agolpa en primeras filas mientras móviles en mano tratan de inmortalizar el momento. Acto seguido, la locura continúa con la impugnadora “El ritmo del garaje”, cuyo estribillo se repite hasta la saciedad, especialmente en la parte final con el batería Laurent Castagnet únicamente marcando el ritmo mientras es interpretado a capela por toda la audiencia levantina.

Igor Paskual

Para su reciente single y cover de los Pegamoides, “El rey del glam”, el mentado hacha Igor Paskual aparece ataviado con una boa roja escenificando de este modo el corte, tal y como también se le puede ver en su divertido videoclip. Ya en este temazo, Loquillo aparecería con su tupé mojado, pues el calor era considerable pese a la noche veraniega. Eso sí, de su americana no se despojó en todo el show.

“Quiero un camión” incluyó un ocurrente interludio instrumental del guitarrista Mario Cobo con el clásico bolero “Perfidia” que popularizaron Los Panchos, y que fue tarareado con verdadero ímpetu por toda la multitud. Tras la veraniega, inocente y alegre “Eso no es Hawai”, el jefe va presentando minuciosamente a todos sus músicos, para acometer con “En el final de los días” que casi era un preludio de que aquello estaba llegando a su fin. Quedaba lo mejor, pues el Loco, parco en palabras porque se centra en cantar y rockear, presenta la siguiente rola apostillando que fue “compuesta en el 87 por Sabino Méndez y que era pionera en hablar sobre la violencia de género”. Sí, no podía ser otra que la polémica y mordaz “La mataré”, un himno maravilloso que volvió a sonarnos a gloria.

Llegamos al final con una tripleta que incluyó las esperadísimas “Feo, fuerte y formal”, quizás su mayor himno en este siglo, seguida de la inevitable “Cadillac solitario”, que acabó con una larga improvisación final. De una manera más minimalista, el Loco del Clot se despidió de su audiencia con “En las calles de Madrid”. Y es que este vampiro barcelonés, como dice mi colega Karlos MH, pese a no estar ya Sabino, sigue haciendo historia e histeria con su talante y formas de contar la historia del rock nacional y de la gente que se crió en los suburbios de Barcelona. Todo con sólo un puñado de buenos amigos, algunas buenas intenciones y unas guitarras.

Redacción
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