Crónicas

The Hillbilly Moon Explosion en Bilbao: Serie negra

«La amplitud de miras de estos suizos que lo mismo le dan al rock n’ roll frenético que al swing, surf, garaje o a versiones en las antípodas estilísticas se ha transformado en una delicatesen de serie negra que evoca despachos con persianas bajadas con el cartel de “No molestar”, mujeres fatales que quieren deshacerse de alguien y toneladas de humo que saturan la enrarecida atmósfera.»

26 noviembre 2022

Sala BBK, Bilbao

Texto y fotos: Alfredo Villaescusa

Hay grupos que más que por la música que facturan destacan sobre todo por el rollo que llevan. Labrarse camino en un género determinado puede resultar complicado cuando existen miles de competidores o se ha saturado tanto el estilo que se encuentra en un punto muerto. En cualquier caso, siempre molarán aquellos que esconden bajo las canciones cierta actitud o forma de ver la vida.

A pesar de que su éxito “My Love For Evermore” acumule más de 22 millones de visualizaciones, lo cierto es que los suizos The Hillbilly Moon Explosion mantienen los pies en la tierra y han intentado que no se les suba demasiado el pavo con ese fenómeno en las redes que protagonizaron junto al vocalista Sparky de Demented Are Go. Dicho laureado tema ha conocido diferentes versiones y hasta ha propiciado un álbum en exclusiva con el cantante psychobilly antes mencionado.

Un variopinto personal se concentró en Bilbao en la céntrica sala BBK para recibir a la formación nacida de la alianza del contrabajista Oliver Baroni y la vocalista Emanuela Hutter. Al igual que en los últimos bolos que hemos estado en el recinto, habían retirado las sillas, pero el tono elegante seguía flotando en el ambiente hasta el punto de que Txarly Usher dijo: “¡Parece que vamos a ver cuadros!”.

Ya desde el inicio The Hillbilly Moon Explosion demostraron que la puesta en escena parece un elemento bastante importante en su concepción del espectáculo. Emanuela se reveló como una auténtica diva del rockabilly contemporáneo, con una copa que le acompañaba en repetidas ocasiones y una mirada distante que le podría servir para protagonizar una película de detectives tipo ‘L.A. Confidential’.

“Dead Cat Boogie” bien valió para desperezar a la peña y conseguir que a más de uno se le fuera el pie o la mano con el contagioso ritmo. Que la querían liar parda en su última noche de gira peninsular lo dejó claro el contrabajista Oliver cuando aseguró que “la noche del sábado es noche de rock n’ roll”. Nadie podría discutir aquello, sobre todo en un combo con tanta fidelidad a los sonidos clásicos, pero al mismo tiempo con la falta de complejos necesaria para atreverse con versiones a priori alejadas de su género.

“Desperation” fue sin duda uno de los momentos álgidos, con esa atmósfera con leves toques swing que encajaría en un paseo con gabardina por un callejón oscuro. La diva Emanuela pegó incluso un grito gatuno antes de proseguir con el corte. Enorme.

“Broken Love” supuso su aproximación al hard rock, con alaridos y todo, antes de que cambiaran de tercio con “Queen of Hearts”, que definieron como “una canción de amor muy triste”. Otra pieza que parecía pensada para el lucimiento de Hutter por ese aire noctívago que hace imposible imaginar que alguien pueda cantar algo así en chándal. La señora del escenario destiló elegancia una vez más y certificó que su presencia a las tablas no se trata de un mero ornamento.

El contrabajista vio que algunos tímidos bailes se desataban entre el respetable, así que no dudó en proporcionar munición a tal efecto. Mencionar que sus cualidades vocales nada tienen que envidiar a las de su compañera en tal menester, muy decente le quedó en este sentido el rock n’ roll con agallas “Depression”. No es de extrañar que la fidelidad a este sonido clásico provocara en los punks incluso una revolución musical.

“Broken Heart” nos brindó una interpretación deslumbrante de Emanuela y luego, en una arriesgada jugada, cantante/guitarrista y contrabajista intercambiaron sus respectivos papeles. La sensación de despedida flotaba en el ambiente y nos confesaron que aquella no solo era la última fecha de su periplo peninsular, sino de su gira europea. Al parecer, habían salido a la carretera sin disco nuevo que presentar, al igual que muchos grupos durante estos meses, por lo que agradecieron a la concurrencia por seguir apostando por la música en directo.

Llegó el instante deseado por muchos con la celebérrima “My Love For Evermore”, que estuvo cantada por el guitarrista, no era Sparky, pero salió bastante decente la cosa. Acto seguido pillaron carrerilla con “Call Me” de Blondie según la perspectiva rockabilly y ya con “Maniac Lover” los que se entregaban al bailoteo no eran cuatro freaks, sino una considerable multitud. Un guateque aderezado además por algunos gorgoritos operísticos que soltó la glamurosa cantante.

En los bises sorprendieron con el “Baby, I Love You” del gran Phil Spector, el creador del mítico “wall of sound” que también produjo a los Ramones en ‘End of the Century’ y les coló dicho tema. Continuaron tirando del cancionero ajeno con “One Cup of Coffee (And A Cigarette)” de Glen Glenn y finiquitaron con “Natascia”, una delicada pieza muy cinematográfica que Emanuela interpretó en italiano con sentimiento e inmenso poderío vocal.

La amplitud de miras de estos suizos que lo mismo le dan al rock n’ roll frenético que al swing, surf, garaje o a versiones en las antípodas estilísticas se ha transformado en una delicatesen de serie negra que evoca despachos con persianas bajadas con el cartel de “No molestar”, mujeres fatales que quieren deshacerse de alguien y toneladas de humo que saturan la enrarecida atmósfera. Un placer de cine.

Alfredo Villaescusa
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