Ten Shots and K.O.: Nuestra revolución

La banda arranca con "Pedophiles", un tema animado. El público comienza a acercarse. Continúan con "You must die", un tema más denso pero, también, más gamberro". Quieren ir subiendo el ritmo del concierto a su propio estilo. Se nota, y el público así lo desea también, pues ya se observan los primeros cuellos ondeando, cuya velocidad aumenta cuando arranca "Don't Lose Your Head", un tema más acelerado, en el que la letra toma una fuerza colosal por la potencia de la voz del cantante.

Con "Roller Coster Ride", la aceleración musical lega a su máxima expresión. El público está ya absolutamente entregado. La banda, Sergio Naranjo (batería, teclista y cantante), Santi Toré (bajo) y Javi Marssiano (guitarra), saluda a Córdoba, habla de ella y de Almedinilla, un pueblo de la provincia de las tres culturas en la que produjeron un tema. Aquellas palabras alientan a cada espectador.

"My Revolution" vuelve a lo potente y a lo gamberro, pues saben ya que el público es suyo. Los temas se sienten diferentes; algunos más y otros menos densos, o potentes, pero todos con una identidad propia que abraza toda una gran cultura: el buen rock del corazón y las entrañas.

"Write It Down" es la siguiente. El guitarrista y el bajista se sueltan más, acercándose entre sí a la par que tocan cada nota, cada acorde, correctamente y con total maestría. El público quiere más, y lo saben.

Su siguiente ofrenda: "The Place You're In Something", un tema que permite al vocalista mostrar, su mayor potencial hasta este momento mientras sus baquetas y su pedal no dejan de desplazarse y golpear. La capacidad de un hombre de controlar pies, manos y voz a la vez es, cuanto menos, admirable, y este tema eleva su talento al clímax del concierto.

Este clímax continúa con los siguientes temas, "Hole" y "Your Sister Will", con melodías más tranquilas pero acordes más refinados y la voz más impactante. La banda sabe medir perfectamente los tiempos de los conciertos para no generar monotonía, queda más que demostrado.

Con "Hard Transmision" logran un punto intermedio. Quieren volver a la tónica habitual, para que los redobles y los riffs vuelvan a su cauce, arrancando "My Favorite Game". El bajista se coloca sobre el gran altavoz central, cual mesías o profeta que aclama la llegada de una música que, claramente, cambió el mundo y volverá a cambiarlo, sin que sus dedos dejen de recorrer las cuerdas.

Vuelve al interior del escenario, y comienzan las últimas, a la par que el público alza la voz en colectivo, de modo sincronizado, para pedir otros temas.

No quieren que cese el concierto, quieren más Ten Shots And K.O. "Burn Them On" y "Trying To Live" cierran la sesión, con el guitarrista más entregado que nunca sobre el escenario, y el bajista, en el mismo suelo en el que se encuentra el público, acercándose al mismo para mostrar de cerca sus habilidades y su carisma.

Acaba la última nota, la última sílaba. Se despiden entre aplausos, agradeciendo de todo corazón a Córdoba por asistir a la sala Ambigú Axerquía, tras haber elevado el rock, en el idioma de Shapeskeare pero con el alma y el corazón de la tierra del idioma de Cervantes, al culmen que esta ciudad, Córdoba, la cual englobó, en su gran momento, varios idiomas y culturas, merecía desde hace mucho tiempo.

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