Crónicas

Rebellion Festival en Blackpool (Reino Unido) con U.K. Subs, The Exploited, Anti-Nowhere League o The Dickies: Los punks no son gilipollas

«La de falta que haría que en eventos patrios se fomentase esa cultura de una gran familia que se relaciona civilizadamente y con educación. Ya nos lo dijeron, los punks no mueren. Ni tampoco son gilipollas.»

Del 3 al 6 de agosto de 2023

Winter Gardens, Blackpool (Reino Unido)

Texto y fotos: Alfredo Villaescusa

Entender mal un concepto o una idea suele causar bastantes problemas. Obviamente, esto también depende del punto de vista con el que se mire, aunque cuando hablamos de un país con uno de los índices más bajos en compresión lectora resulta evidente que muchos agentes implicados contribuyeron a este imparable progreso de la burricie. Un lastre que afecta a diversos campos, desde la música a la polarización y embrutecimiento de la política. Así está el panorama, amiguitos.

Anti-Nowhere League

Menos mal que acudimos con fidelidad religiosa al festival Rebellion en Reino Unido, donde nos enseñan tan edificantes valores como que hay que tratar a tus semejantes con la educación debida a tu familia o que transforman el mítico lema de “Punks Not Dead” en “Punks Not Dicks” (ndr: los punks no son gilipollas). Una sencilla forma de explicar que ser auténtico o estar en contra de las instituciones establecidas en realidad nada tiene que ver con exhibir una actitud irrespetuosa, no en vano una de las consignas popularizadas por Crass era “Destroy Power, Not People” (ndr: destruye el poder, no a la gente).

En este contexto, no sorprende que las buenas maneras imperen por los pasillos de Winter Gardens, con la mayoría cediéndose el paso como entes civilizados, y sin dar lugar a esos vergonzosos titulares de corte franquista que todavía seguimos soportando en diversos medios nacionales que subrayan el hecho de que no se ha producido ningún incidente. Como si acudir a determinados conciertos provocara un aumento de agresiones. Vestigios de la Ley de Vagos y Maleantes.

Asistentes al festival Rebellion

La vuelta en 2022 tras dos años de pandemia nos trajo al Rebellion la incorporación de un mastodóntico escenario exterior al lado de la playa, pero aquella iniciativa también suscitó algunas opiniones críticas al respecto. Y como desde la organización subrayaron que su objetivo nunca fue dividir al personal, en 2023 volvieron a la esencia de un evento plenamente interior, no sin renunciar a recuperar dicho emplazamiento en un futuro. Ahí va lo que nos cundieron cuatro maratonianas jornadas no aptas para flojos.

La energía de una gran polla

En este festival, con seis escenarios y un teatro bar, hay tanto que ver que a veces uno no sabe ni por dónde empezar, pero en nuestro caso comenzamos con los austríacos Dee Cracks, que efectuaban un punk ramoniano a lo Teenage Bottlerocket muy solvente. Hubo los inevitables “one, two, three, four” fundamentales en el género y acabaron con una brillante piedra angular como “Do Anything You Wanna Do” de Eddie and the Hot Rods al triple de la velocidad original. Grandes.

Ausgang

Esta edición, con la reapertura del escenario Opera House, el de los punks puretas, volvimos a disfrutar del placer de contemplar a leyendas de recopilatorios góticos como Ausgang, que se formaron a comienzos de los ochenta, se dispersaron en 1987 y regresaron a la actividad en 2003. Y ahí les teníamos con un vocalista muy crack interpretando temazos como “4 Tin Doors”. Ya molaría verles por la península.

Por muchas veces que se haya coincidido con ellos, nadie decente debería perderse una descarga de Svetlanas, con una de las mejores frontwoman que se puede encontrar en la escena. Tal vez la vocalista Olga cada vez esté más chalada, pero sigue siendo un espectáculo impresionante tenerla a escasos metros agitando la cabellera, poniendo todo tipo de caretos y certificando que se deja más la piel en las tablas que la mayoría de cantantes, así de claro.

Svetlanas

Nos volaron la peluca de primeras con su trallazo “Go Fuck You Self” y también sonaron cosas más recientes como “Pussification of Punk Rock”, si no me equivoco. Incitó además a la multitud a levantar el dedo medio, de lo contrario se las verían con ella después. Yo no me la jugaría, forastero.

Teníamos más leyendas con Crisis, pioneros del post punk de marcado corte izquierdista y embrión de Death In June, pues de allí salieron dos de sus fundadores.  De manera curiosa, regresaron en 2017 tras constatar el creciente interés que había en su propuesta, algo que no sorprende con piedras angulares como “Pc 1984”, “No Town Hall” o “Uk 78”, que todavía suenan rabiosamente vanguardistas.

Lambrini Girls

Y con Lambrini Girls llegó la revolución, feminista, por supuesto. Sin duda este tipo de grupos formados por féminas han tomado por completo la bandera del punk más políticamente incorrecto, pero adaptándolo a su peculiar punto de vista. Prueba de ello era ese “Big Dick Energy” (ndr: la energía de una gran polla) que nos golpeó a asistentes y fotógrafos como un bofetón en plena cara. Por si fuera poco, aparte del evidente atractivo de cortes como “Boys In The Band”, la vocalista no dudó en quedarse en paños menores y de esta guisa ofició entre la multitud y luego la llevaron en volandas como a una auténtica jefa. Girls to the front!

Lambrini Girls en volandas sobre la multitud

No podríamos obviar a Viki Vortex and the Cumshots, puesto que se formaron en Girona allá por 2008, aunque hoy en día sean un combo internacional. Tiraron del legado de Buzzcocks, Sex Pistols y otros nombres fundamentales del punk del 77 en cortes como “Buzzbomb” y desde luego no eran para nada una mala opción dentro del cartel.

La alargada sombra de Ramones

Esperábamos con expectación a los norteamericanos Teenage Bottlerocket, pues su anterior actuación en el Rebellion del 2019 nos dejó con el culo torcido y esta vez podríamos decir lo mismo en vista de lo rápido que tocaban los de Wyoming. Si queréis ver a un grupo que reproduzca al milímetro el espíritu de Ramones, que casi no paraban ni para pillar el aire, he aquí la ocasión propicia.

Teenage Bottlerocket

A cualquier fan de Joey, Johnny y compañía es que se le saltarían las lágrimas con temazos de la envergadura de “Bigger Than Kiss”, “Headbanger” o “Radio”, que se antojan pura adrenalina en directo. Ni siquiera pierden interés cuando bajan el pistón en “They Call Me Steve” o en “Everything to Me”, piezas más cercanas al pop punk o al maravilloso “I Wanna Be Your Boyfriend” de los de Queens.

Nos confesó el vocalista que antaño cuando iba a los conciertos de punk rock solía quedarse en el fondo y ahora ahí le teníamos pidiendo circle pits y demás mientras se cascaban un “Stupid Games” a toda pastilla. Tanta sombra alargada no podría entenderse sin la referencia asumida a Ramones y a su glorioso “Blitzkrieg Bop”, que intercalaron durante “On My Own” antes de recordar su afición patinera en “Skate or Die”. Una pasada, les volvería a ver mañana mismo.

Rubella Ballet

A los californianos Good Riddance ya les habíamos catado la semana pasada en el Tsunami de Gijón, y puesto que su bolo fue clavado al de esa cita, preferimos apostar por Blyth Power, banda formada por el cantante y batería Joseph Porter, todo un clásico del anarco punk que también militó en Zounds o The Mob. Este tipo de cosas serían imposibles de contemplar por la península y lo cierto es que el líder conservaba bastante voz, pese a quejarse de que desde el escenario no distinguía a la gente congregada. Algunas piezas estarían más cerca del folk o del rock melódico, pero escuchar en directo “Katherine” puso la piel de gallina.

Sin salirnos del anarco punk, Rubella Ballet siguen difundiendo su mensaje desde 1979, aunque siempre estuvieron más vinculados con el movimiento gótico y suelen ser una presencia habitual en recopilatorios del género. Ya de entrada, su apariencia caracterizada por fosforitos y colores llamativos parecía de otra dimensión y trallazos del calibre de “Ballet Dance” confirmaban que sus composiciones también poseían algo peculiar. Clase de historia.

U.K. Subs

Otra asignatura fundamental en el punk eran los históricos U.K. Subs, inmersos en su gira de despedida, como constatamos a su paso por Madrid. El vocalista Charlie Harper, a sus estupendos 79 palos, es una de las figuras más queridas en la escena. Y nunca defrauda en directo, menos todavía en un recinto abarrotado de los suyos, que se desgañitaron cantando himnos de la envergadura de “C.I.D.”, conocida en nuestro país por la versión de M.C.D. “Jódete”.

Atronaron del mismo modo “Endangered Species”, “I Live In A Car” o ese enorme “Rockers”, que debería sacudir la conciencia de cualquier aficionado al punk. Y no faltaron los clásicos “Down In The Farm”, que en su día versionaron Guns N’ Roses en ‘The Spaghetti Incident?’ o “Warhead”, que también hicieron lo propio nuestros Parálisis Permanente en “¿Por qué?”. Se retirarán en breve, pero su inmenso legado permanecerá para siempre.

Penetration

La cancelación de The Damned por un dolor de espalda del frontman Dave Vanian fue un duro golpe, al igual que la baja de Descendents por un leve ataque de corazón, pero por lo menos el reemplazo de estos últimos recayó sobre Penetration, míticos del punk con una piedra angular como “Don’t Dictate”.

Su vocalista Pauline Murray confesó que la llamada para suplir a los norteamericanos le había pillado en “un fish & chips”, pero ahí dio el callo con cortes de los dos primeros discos, como el anteriormente mencionado himno, “Reunion” o “Danger Signs”, además de su revisión de Buzzcocks “Nostalgia” o el “Free Money” de Patti Smith. Ojalá algún día les podamos ver por la península.

La representación vasca

El viernes no nos podíamos perder a Kaleko Urdangak, la representación vasca en el Rebellion que logró congregar a una más que aceptable multitud en el céntrico escenario Pavilion a la hora de comer. No tuvieron mucho tiempo de actuación, pero fueron al grano con contundentes puñetazos sonoros como “Zipaio” o “Nortasuna”, en los que vimos conexiones con el guitarreo escandinavo vía Backyard Babies o con M.C.D. en su faceta más rock n’ roll. La peña lo tuvo que flipar, pues su recital resultó apabullante como poco.

Kaleko Urdangak

Rum Lad era una suerte de dúo, que comenzó como un proyecto personal, que ha conseguido abrirse hueco en la escena punk británica con una fuerte militancia en los principios del do it yourself. Tal vez por ello en directo cuenten con guitarras pregrabadas, pero nadie discutiría el potencial de “U.K. Violence” para volarte la cabeza.

The Zips, por su parte, poseían el honor de ser una de las primeras bandas de punk de Glasgow, por algo se formaron en 1977, pero en su encarnación actual continúan ofreciendo recitales bastante respetables, con un guitarrista guerrillero a lo The Clash y temas como “19 Forevva” que revelan un indudable espíritu juvenil. Otro de esos nombres que por la península no se vería ni de refilón.

In Evil Hour

Y pasamos de unos clásicos del underground a la rabiosa actualidad de In Evil Hour, que suelen ser uno de los nombres habituales en el Rebellion. Era la tercera vez que les veíamos, si no me equivoco, y en directo siguen siendo un auténtico cañón con una frontwoman con agallas para regalar y temazos de los de limpiarte el forro pero rápido como “Predators”. Difícilmente decepcionan.

Mick Rossi’s Gun St. constituía otra de las figuras principales que no se suelen perder una cita del Rebellion, no en vano su líder militó en la formación original de los históricos Slaughter and the Dogs allá por 1975. En este último trabajo ha vuelto a sus raíces más glam rock, algo que quedó claro al incluir en el repertorio de la velada “Telegram Sam” de T. Rex. o ese “Get Ready” de The Temptations que evocaba los años dorados del rock n’ roll.

Mick Rossi's Gun St.

Este tipo de dilatada trayectoria no necesitaba recurrir a cancionero ajeno, pues contaba entre su material más reciente temazos con actitud como “Give Me Life”, muy Iggy Pop, o “Dancing With A Dead Man”, que seguro que les gustaría a Mick Jagger y Keith Richards. Recordó el vocalista y guitarrista que en ese mismo lugar, el escenario Opera House, tocó Walter Lure, de los Heartbreakers de Johnny Thunders, su último concierto en Reino Unido, por lo que no pasó la oportunidad de rendirle homenaje con el “Born To Lose” del yonqui más querido de la historia del rock n’ roll. Enorme.

Si hablamos de punk irlandés, no tardará en salir el nombre de The Outcasts, que fueron parte de la explosión del 77 en la isla Esmeralda junto a Stiff Little Fingers y tantos otros. Siguen dando el callo en la actualidad de manera bastante competente con míticos singles como “Justa Nother Teenage Rebel” o “Self Conscious Over You”, aparte de la reseñable revisión del “1969” de The Stooges con la que arrancaron. Para tomar apuntes.

A la búsqueda del capitán Kirk

Toda una referencia de culto era Spizzenergi, cuya pieza bandera “Where’s Captain Kirk?” llegaron a versionar en su época Alaska y Pegamoides o incluso un grupo de estadios como R.E.M. en una de sus primeras maquetas. Su carismático líder Spizz se presentó como procedente de otro punto lejano del universo, con luces de diversos colores en las manos, de las que se fue deshaciendo a lo largo del recital.

Spizzenergi

Captó de inmediato la atención de cualquiera con decencia con un tremendo “Hang On To Yourself” de Bowie, aunque tampoco tenían desperdicio cortes clave en su trayectoria como la sideral “Soldier Soldier”. Y dejó clara su galáctica postura en contra de las invasiones pisoteando tanto la bandera rusa como la estadounidense. El magisterio que vino del espacio.

No menos legendarios se antojaban The Vapors, cuyo “Turning Japanese” se convirtió en todo un himno de la new wave y un clásico en los recopilatorios del género. Había que disfrutar de esa oportunidad única de catar en directo el himno antes mencionado, así como otras canciones muy dignas de power pop como “Jimmie Jones” o “Waiting For The Weekend”. De camino a otro sitio, nos topamos por casualidad con Noah and the Loners, unos chavales muy bien enseñados que gritaban “Fuck the Tories” y le echaban unas agallas de flipar en las distancias cortas. No extrañaría que en breve se escuchara hablar de ellos.

Mannequin Death Squad

También queríamos catar, por lo menos unos pocos temas, a Mannequin Death Squad, un dúo australiano que seguía la senda de sus compatriotas Amyl and the Sniffers, aunque quizás con un leve punto más indie. Se cambiaban de instrumentos con una naturalidad pasmosa y ambos lo mismo partían la pana a la voz y guitarra que a la batería. Para tenerles en cuenta dentro del nuevo punk.

El esperado monólogo de Henry Rollins asustaba de entrada por su duración de tres horas, en las que se anunciaba además que el otrora vocalista de Black Flag no probaría ni un sorbo de agua. Impidió hacer fotos, supongo que para no perder la concentración, pues el tipo rajaba a una velocidad supersónica que realmente te obligaba a prestar una atención importante, sobre todo si el inglés no era tu lengua materna.

No obstante, lo que escuchamos nos resultó muy interesante, pues el hombre tenía mucho carisma y conectó sin duda con todos los espíritus que abarrotaron el Opera House por mera curiosidad. Nos relató, aderezando bromas cada dos por tres, lo que significó la música punk en un contexto problemático como el suyo, aparte de ese impagable momento en el que surgió en Washington (EE UU) toda una escena en torno a dicho estilo con Rollins como uno de sus instigadores y protagonistas principales. Ojalá alguien traiga ese espectáculo a nuestro país. Clase magistral.

Anti-Nowhere League

Hay grupos que derrochan una autenticidad que tira para atrás. Ese es el caso de los incombustibles Anti-Nowhere League, a los que los más puestos conocerán por la demoledora versión que hizo Metallica de su himno “So What”, un gesto al que aludieron emulando el riff de “Enter Sandman” mientras subrayaban que “siempre será un tema de punk”.

El voceras Animal se consagró como uno de los grandes frontman del género repartiendo bendiciones a los presentes, escupiendo al suelo, descubriéndose el pecho o protagonizando divertidas anécdotas cuando le lanzaron un jersey de rayas. Lo olisqueó como si fuera un perro y lo devolvió a la concurrencia diciendo: “¡Huele a polla!”. Para equilibrar el asunto, no tardó en alabar a las hermosas mujeres de la escena punk en “Woman” y hasta se puso de rodillas como todo un caballero.

Anti-Nowhere League

Bajo un sonido rotundo, en cerca de una hora diría que no tocaron ni un tema malo, desde el homenaje a la afición de “For You” a la antisocial “I Hate People” o la negación a un ser superior de “There Is No God”. Se ciscaron en todo lo establecido y solo salieron elogios hacia los fieles que mantenían viva la llama del punk o hacia un icono como Charlie Harper de U.K. Subs, que estaba entre el público presente viendo la actuación y al que dedicaron un improvisado “I Wanna Be Like Charlie Harper”.

Si antes hablaba de que los grupos de punk femenino han recogido el testigo en cuestión de provocación, en las antípodas se encontraban estas bestias pardas a las que los roadies daban de beber encabezadas por el grandullón Nick Culmer, que no dudaba en tocarse los huevos y hacer gestos de fornicar sobre el escenario. Una descarga tan monumental solo podría terminar con un grito tan legendario como el de “We Are The League”. Inmensos, que alguien les traiga por estos lares.

The Exploited

Y ya para otorgar la puntilla a la jornada, ahí teníamos a The Exploited, que volvieron a marcarse otro bolo impepinable, según manda su tradición, con piezas como “Let’s Start A War”, “Fight Back” o “Dogs of War”, aparte de los inevitables himnos de su discografía. Verles en un entorno como el del Rebellion, con unas 15.000 o 20.000 personas dejándose la garganta, obviamente nada tenía que ver con las ocasiones en las que han pasado por la península por recintos más modestos. Un legado inmortal que siempre conviene revisitar.

Radiante power pop

Iniciamos el tercer día con las coreanas Rumkicks, a las que habíamos visto hace escasas semanas por la península, pero en este emplazamiento se les notó mucho más entregadas ante una afición que ya conocía cortes como “Drinking Everyday” o “I Don’t Wanna Die”, entre otras canciones de su debut. No hubo diferencias destacables en el repertorio, por lo que corrimos para catar a Duncan Reid & The Big Heads, un veterano otrora vocalista y bajista de The Boys que en breve colgará los bártulos tras varias décadas dedicado a la música.

Duncan Reid & The Big Heads

Este tipo, aparte de rodearse por un competente grupo en el que destacaban un par de brillantes guitarristas, poseía ese genio de los grandes compositores del power pop, con cortes redondos del calibre de “Thinking” que agradarían sin duda a Kurt Baker o al mismísimo Steve Van Zandt (Bruce Springsteen E Street Band). Como no podría ser de otra manera, finalizaron con ese “First Time” de The Boys que La Polla Records transformaron en “El avestruz”. Piedra angular.

Del radiante power pop pasamos a algo más desenfadado como el ska punk de los italianos Los Fastidios, que rápidamente contagiaron el buen rollo y pusieron al personal a bailotear con “Radio Babylon”. No obstante, lo realmente curioso resultó escuchar su versión de “Ellos dicen mierda” de La Polla Records, todo un puntazo oír atronar allí un tema en castellano. Y pusieron además puños en alto en “Antifa Hooligans”, un himno para elevar gargantas como pocos. Grupazo.

Los Fastidios

TV Smith & Friends se trataba del antaño vocalista de The Adverts en su faceta más cantautor. Ya habíamos contemplado un espectáculo similar en otras ediciones del Rebellion, por lo que disfrutamos de piezas reposadas pero no exentas de emoción como “Generation Y” o esa joya de folk punk “Immortal Rich” a lo New Model Army que sigue emocionando.

Se atrevería incluso a interpretar con violín clásicos de la banda con la que despuntó como “Gary Gilmore’s Eyes” o “One Chord Wonders”, aunque donde realmente brillaba era en registros alejados del punk como los de “Lion and the Lamb”. Un músico de verdad sin complejos.

Góticos de recopilatorio

Para presumir ante frikis podría calificarse el placer de haber visto en directo a Ghost Dance, uno de los múltiples guiños que suelen lanzar desde el Rebellion a los aficionados al rock gótico. En este caso hablamos de un nombre habitual en las recopilaciones del género con una voz tan característica como la de Anne-Marie Hurst, que también prestó las cuerdas vocales en otra banda fundamental del movimiento como Skeletal Family.

Ghost Dance

Ahí cayeron obras maestras del hippie goth como “Heart Full of Soul”, aparte de historia viva del grupo como “Down To The Wire” o “Walk In My Shadow”, si no me equivoco. Y no faltó, por supuesto, “The Promised Land”, de Skeletal Family, fundamental en cualquier sesión gótica con fuste. Otra banda que desearíamos ver por la península, así que apelamos en este sentido a los promotores del rollo. ¡Merecen mucho la pena!

La última vez que vimos a The Meteors en Bilbao observamos una desgana importante por parte de la banda, pero volvimos a recuperar la fe en el Rebellion, puesto que notamos a P. Paul Fenech y compañía mucho más entregados. Sin embargo, conviene dejar claro que Fenech siempre fue un punk de los pies a la cabeza que hace lo que le sale de los mismísimos, toca todo seguido y habla lo justo, consciente de que eso no es necesario para enganchar a su parroquia. Dejemos que algo tan elocuente como “Wreckin’ Crew” ponga los puntos sobre las íes sin extenderse en ninguna explicación. Nos sacamos la espina.

Bad Skin

De pura chiripa nos topamos con Bad Skin, unas canadienses que podrían encuadrarse dentro de la oleada de punk femenino, pese a que en ocasiones se acerquen más al hard rock de The Runaways o The Donnas. Otro de esos grupos que hay que ver en la actualidad. Se quedaron además con el personal al invitar a las tablas a las chicas de Rumkicks para marcarse juntas todo un acto de sororidad como “We Are The Girls”. ¡Apunten su nombre!

Sensa Yuma en realidad nacieron en Stafford (Reino Unido) allá por 1983, pero posteriormente se reformaron y establecieron en Alicante, por lo que les meteríamos dentro de los grupos patrios. A una hora en la que coincidían muchas otras cosas, ellos dieron un bolazo muy respetable con un frontman que no paraba quieto y piezas pura adrenalina como “Every Day Is Your Last Day”. Vieja escuela a machete.

Ruts D.C.

Resulta complicado de entender que Ruts D.C., que surgieron de las cenizas de los míticos The Ruts de los setenta, consigan abarrotar hasta la bandera un recinto en Reino Unido mientras que en nuestro país probablemente ni siquiera conseguirían llenar una sala de aforo medio. Es por este tipo de cosas por las que mola Inglaterra, donde la cultura rock está en el ADN de la población y parece que todavía no ha llegado el reggaetón y demás ponzoñas urbanas que ensucian nuestros oídos en la actualidad.

Un baño de masas en toda regla se llevaron estos veteranos que no se recrearon excesivamente en la nostalgia de la primera época, sino que también dieron cancha a material del presente siglo como la genial “Kill The Pain”. Y habida cuenta de que estábamos hablando de unos de los principales responsables del reggae punk, por supuesto tenía que sonar “Jah War”, obra maestra para fumetas macarras.

El ataque de los platillos volantes

Otras leyendas que tenían complicado lo de girar por la península eran The Only Ones, vinculados con la escena punk, a pesar de que realmente se aproximen más al power pop, como en su tema bandera “Another Girl, Another Planet”, que han versionado tanto The Replacements como Blink-182 y constituye todo un clásico en el género.

The Only Ones

Tal vez la forma de entonar del vocalista Peter Perrett a lo Dylan o Lou Reed, así como el tono eminentemente reposado de cortes tipo “Why Don’t You Kill Yourself?” o “Miles From Nowhere” pillaran a bastantes asistentes con el pie cambiado, pero también había que estudiar la historia de cualquier movimiento, por lo que no cabían las quejas al respecto.

Se atrevieron incluso a revisitar el inmenso “I’m Not Like Everybody Else” de The Kinks y entonces el guiri de al lado nos dijo lo siguiente: “Esta es buena. Esto es lo mejor del finde, lo que pasa es que la gente no tiene una mierda de sensibilidad”. A un servidor ya solo por escuchar en directo joyas como “The Beast” o “Another Girl, Another Planet” le mereció por completo la pena.

The Rezillos

Nos costó decantarnos por The Rezillos, pues a la misma hora tocaba un grupo tan gordo dentro del folk punk como New Model Army, pero esta formación de punk o new wave sideral era una de nuestras debilidades, por lo que no dudamos en acudir para que el ataque de los platinos volantes cayera con todas sus consecuencias sobre nosotros.

Pocos inicios podría haber más impepinables que el de “Destination Venus”, que te sumergía de inmediato en su universo de ciencia ficción, serie B, colores extravagantes y demás parafernalia espacial o futurista. El dúo de vocalistas Eugene Reynolds y Fay Fife sigue compenetrado a un nivel extremo, su conexión es casi cósmica, y por eso bordan “Flying Saucer Attack”, “Somebody’s Gonna Get Their Head Kicked In Tonight” o “(My Baby Does) Good Sculptures”, entre otros cortes del histórico debut ‘Can’t Stand The Rezillos’ de 1978. ¿Quién dijo el punk implicaba un estado de cabreo permanente? He aquí una animada explosión multicolor.

Die Toten Hosen

Y antes de finiquitar la jornada, conseguimos escaparnos un rato para los longevos germanos Die Toten Hosen, con más de cuatro décadas de trayectoria a sus espaldas. Mucha expectación había en torno a su actuación, puesto que se trataba de un grupo mítico del rollo y la peña les tenía ganas, a juzgar por la abundancia de camisetas de la banda.

No decepcionaron con el épico arranque de “Alle sagen das” y un “Auswärtsspiel” que calentó todavía más los ánimos mientras varios asistentes emprendían el vuelo sobre la muchedumbre, el equipo de seguridad se tuvo que esmerar de lo lindo para atrapar a los fieles volantes. Esperemos que en otra ocasión su bolo no coincida con tantas cosas.

Los milagros no cuentan, nos la sudan

Desde luego había que estar curtido para iniciar el último día con Rites of Hadda, una chaladura de tres pares de narices que etiquetaban como “witchpunk”, aunque luego en realidad se tratara de algo más inclasificable con saxofón a lo King Crimson y momentos de spoken word. Para completar la estampa, contaban con un inquieto vocalista con un llamativo atuendo que haría pasar los de Locomía por discretos del que posteriormente se desprendería hasta quedarse en paños menores. Su despedida sonó a amenaza: “Nos vemos la próxima vez…si es que la hay”.

Rites of Hadda

The DeRellas, por el contrario, apostaban por un género más convencional como el glam punk en la onda de Johnny Thunders & The Heartbreakers o Hanoi Rocks. La macarra “Don’t Tell What I Did Last Night” era un claro reflejo de ello, del mismo modo que “Emergency 20/20” o “Underground Luv”, temazos que enganchaban de inmediato y atraían por el olor a viejos manjares conocidos. Un tentempié sin desperdicio.

A Pizzatramp les descubrimos en la pasada edición y entonces nos sorprendió el espectacular tirón que tenían entre la juventud estos oriundos de Gales del Sur que le daban a un thrash punk muy bestia. Su vocalista hacía además gala de un carácter provocador que demostró nada más salir diciendo que “ningún punk se levantaría a las 15.20 para ir a un concierto” y luego afirmando que “Metallica” y “Sex Pistols” eran “una puta mierda”.

Pizzatramp

Al margen de la polémica, tienen trallazos de apenas un minuto para limpiarte pero bien el forro como “CCTV” y tampoco se cortaron a la hora de homenajear el “Nothing Compares to You” de Sinéad O’Connor a su peculiar manera. Conservan todavía un gran cuelgue.

Lost Cherrees eran otra importante referencia del anarco punk de finales de los setenta que se desbandaron en 1986 y regresaron en 2003. La banda actual basaba su atractivo en la impresionante compenetración que se gastaban las féminas encargadas de las tareas vocales y no faltó por supuesto su tema bandera “Living In A Coffin”. Estuvieron curiosos.

Lost Cherrees

Ruts D.C. se lo curraron tanto la jornada anterior en el Opera House que no dudamos en repetir con su set acústico, por lo menos durante un espacio breve de tiempo. Y lo cierto es que resultó un recital bastante diferente, con piezas como  “Something That I Said”, “Babylon’s Burning” o “Kill the Pain” desde otro punto de vista, pero manteniendo la esencia chuleta. Hasta colaron el “Gloria” de los Them de Van Morrison. Una mirada distinta a su inmortal repertorio.

No nos podíamos perder a TV Smith dando lustre una vez más al cancionero de The Adverts, una de las pocas bandas punk que llegó a contar con los elogios del mismísimo Johnny Rotten de Sex Pistols. Este impresionante aval tampoco añadía demasiado, pues cortes como el inicial “No Time To Be 21” o “Bored Teenagers” aún despiden un nihilismo que echaría para atrás a biempensantes y comeflores.

TV Smith

Sin apenas hablar ni caer en la nostalgia, este señor a sus 67 palos se marcó sus pogos en solitario por el escenario y exhibió una vitalidad que ya la quisieran muchos de su generación. El mensaje rompedor de himnos como “New Church”, “Gary Gilmore’s Eyes” o “One Chord Wonders” probablemente sea de lo más punk que se ha compuesto jamás. No todo está perdido, ingresen de inmediato en el culto los indecisos. Los milagros no cuentan, nos la sudan.

La destrucción del punk y la bomba de neutrones

Los aficionados al sonido del 77 tampoco podrían pasar por alto a The Wasps, que vivieron aquella explosión de creatividad junto a The Clash o Sex Pistols, se disolvieron, como muchos otros combos similares, y luego regresaron con centro de operaciones en la Costa del Sol, tócate los pies. Piezas como “Teenage Treats” o “Can’t Wait Til ‘78” entrarían sin duda entre la materia obligada para eruditos del punk.

Brix Smith

A Brix Smith se le conoce por sus aportaciones a los The Fall del añorado Mark E. Smith, que llegó a ser su marido, e incluso en 1994 estuvo tocando en los Hole de Courtney Love durante un día. En su último trabajo, ‘Valley of the Dolls’, ha contado con la colaboración de Youth de Killing Joke y les han quedado temas chulos como “California Smile” o “Changing”, con un comienzo clavado al “Be My Baby” popularizado por The Ronettes. Como curiosidad, ni tan mal.

Habíamos visto la semana pasada a Bob Vylan, por lo que tampoco nos detendremos demasiado en un show calcado al que observamos en el Tsunami de Gijón, pero adaptado a la idiosincrasia británica, como un cartel que aludía a la polémica que le acusa de estar “destruyendo” el punk. Atronaron en un recinto lleno hasta la bandera salmos antirracistas de la envergadura de “We Live Here” y no dudaron en calificarse “la banda más grande de Reino Unido”. Han cambiado el panorama, eso nadie se lo discute.

A esa misma hora, en el Club Casbah, The Briefs ofrecían algo sin demasiadas vueltas de tuerca para los más tradicionales, punk ramoniano que siempre entraba bien en todo tipo de estados y circunstancias personales. Cualquiera se levantaría de inmediato con cortes tan a la yugular como “Poor & Weird” y su impactante revisión del clásico del punk angelino “We Got The Neutron Bomb” de The Weirdos sin duda contribuyó a que no perdieran el ritmo en un bolo trepidante.

The Dickies

Y por último, los históricos californianos The Dickies nos pillaron reventados, pero ahí aguantamos porque no se veía a esta banda todos los días. Elevaron las gargantas de primeras con un inesperado “Anarchy In The U.K.” de Sex Pistols, que el vocalista Leonard confesó que no cantaba “en 40 años” y que le teníamos que echar un cable. Vaya viejo zorro, este tipo sabía cómo enardecer a las masas.

Una vez captada la atención, no nos soltaron en el fático “I’m Ok You’re Ok”, el demoledor “Give It Back” o en esa colosal transformación que hacen del “Nights in White Satin” de The Moody Blues. De hecho, para los que no les conozcan, mencionar que las versiones son su especialidad, con resultados tan notables como el enfoque punk que proporcionaron a “Paranoid” de Black Sabbath o ese “Pretty Please Me” de The Quick que en su momento nos llegó a través de Redd Kross.

The Dickies

No descuidaron su faceta power pop, que diría que es la principal por encima del punk, en “Fan Mail” o en esa maravilla exótica llamada “(I’m Stuck In A Pagoda With) Tritia Toyota”, reproduciendo a la perfección los coros a lo The Beach Boys.

Y pisaron a fondo el acelerador en “Got It At The Store” o en “Waterslide”, donde Leonard sacó gafas y tubo de buceo. No fue el único accesorio de la noche, pues la marioneta de un perro sirvió para emular unos cantes en “Poodle Party”, ni un segundo de aburrimiento con esta gente. No estoy seguro si han visitado en alguna ocasión nuestro país, pero sea cual sea el caso, deberían hacerlo ya.

Con esto poníamos fin a otra edición del festival Rebellion, la auténtica meca del punk que consigue reinventarse cada año, o volver a sus orígenes centrándose en el impresionante complejo de Winter Gardens. La de falta que haría que en eventos patrios se fomentase esa cultura de una gran familia que se relaciona civilizadamente y con educación. Ya nos lo dijeron, los punks no mueren. Ni tampoco son gilipollas.

Alfredo Villaescusa
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Esta entrada fue escrita por Alfredo Villaescusa

1 comentario

  • Juandie dice:

    Extenso resumen hacia las curradas descargas que se marcaron las pocas bandas históricas y verdaderas del mejor Punk Rock como fueron la de los punkis escoceses THE EXPLOITED junto a otros clásicos como ANTI NOWHERE LEAGUE junto a otros históricos en su gira de despedida como fueron los grandisimos UK SUBS. Tampoco hay que olvidar la actuación de una banda española como fue la corta pero potente actuación de los vascos KALEKO URDANGAK.

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