Crónicas
Mad Cool (viernes y sábado) en Madrid con Red Hot Chili Peppers, Queens of the Stone Age o The Black Keys: Apuesta segura
«Con gran éxito se cerró la nueva edición de Mad Cool Festival en un recinto que, necesitado de alguna mejora, puso la alfombra roja de sonido a Queens of the Stone Age o Red Hot Chili Peppers entre otros»
7 y 8 de julio de 2023
Nuevo recinto de festivales de Madrid
Texto: Alex Rico. Fotos: Alfonso Dávila
Después de una jornada donde los estilos eran bastante variopintos, podríamos decir que la jornada del viernes se “adaptaba” a un público más rockero, sobre todo por la presencia de Queens Of The Stone Age y The Black Keys, que no se dejan caer asiduamente por estos lares. Para otro target de público, el reclamo era Mumford & Sons y Sam Smith. Entre medias, Tash Sultana y Kaleo hicieron de pegamento entre ambos tipos de público.
Red Hot Chili Peppers, Liam Gallagher, The Prodigy o The Hu se mostraban como los objetivos más claros de la jornada final, un tercer y último día de esta última edición del Mad Cool Festival, que llegó precedido de un sold out con 70.000 asistentes, bajo mi punto de vista, un poco sobresaturado para moverse luego internamente por el recinto. Sumando todas las jornadas, han sido más de 200.000 personas las que han disfrutado de esta edición de Mad Cool con más de 100 artistas nacionales e internacionales. (Puedes leer aquí la crónica de la primera jornada)
Viernes, 7 de julio
Tras el primer concierto de la jornada a cargo de Spoon, donde apretaba el calor casi más que el día anterior, llegaba el turno de Puscifer, el proyecto musical de Maynard James Keenan, una de las paradas obligatorias de este festival. El vocalista de Tool y A Perfect Circle apareció en escena junto a la banda uniformados tipo Men In Black, caracterizados como si fueran agentes del servicio de inteligencia de los Estados Unidos.
Para esta gira le están acompañando Carina Rounda a las voces, Mat Mitchell con guitarra, Greg Edwards al bajo y, por último, Gunnar Olsen tras la batería. “Somos una simple banda de rock n’ roll tocando canciones de rock n’ roll”, así de simple se definía Maynard a la audiencia. “No somos una agencia política buscando aliens entre nosotros”, continuaba. Y es que gran parte de su show contiene figurantes disfrazados de extraterrestres correteando por el escenario mientras Maynard y Carina van a su caza.
Tocaron un setlist donde el disco ‘Existential Reckoning’ tuvo un peso especial, mezclando elementos electrónicos experimentales para crear una experiencia sonora cautivadora con temas como“Fake Affront”, “Postulous”, “The Underwhelming”, “Bullet Train To Iowa” o “The Remedy”.
Como siempre, igual que cuando he visto a Tool o a A Perfect Circle, el sonido es sencillamente espectacular. Están un punto más de cualquier concierto que puedas ir. Una maravilla que hace disfrutarlo todavía más. La pena, hubiera sido un espectáculo perfecto a última hora de la noche y no a plena luz del día.
La actuación de Puscifer ocupó gran parte de la de dEUS, que habían sido incluidos a última hora. Los belgas siempre han destacado por un enfoque innovador mezclando rock alternativo con jazz, punk o folk, con temas como “The Architect” o “Suds & Soda”. Así, habrá que esperar a que vengan a España para verlos calmadamente en una sala mediana.
Mientras tanto, y para mi gusto, bendito solape entre Tash Sultana y Sam Smith, que permitió ver a uno de los talentos más originales hoy en día en un escenario más pequeño. Ya quedó atrás su época de “busker”, tocando por las calles de Melbourne para comenzar una carrera musical que ha sido meteórica.
Tash Sultana es una fuerza musical imparable, capaz de crear un universo sonoro completo solo con su voz, guitarra o cualquier instrumento que se le ponga por delante y además, con una habilidad para crear loops en vivo digna de alabar. Lo mismo toca el bajo, la batería, saxofón, trompeta, teclado, flauta… y si a esto le sumas que la presencia escénica de Tash Sultana es magnética, el resultado es memorable.
Descargó temas como “Mystik”, “Pretty Lady” o el súper éxito “Jungle”, con el que cerró su actuación. Era la tercera vez que veía en directo a la australiana, por lo que sabía a lo que iba, pero puedo asegurar que para más de la mitad de los allí presentes era su primera vez y salieron con la boca abierta envueltos en una atmósfera hipnotizante.
A las 21:40 llegaba el primero de los platos fuertes de la jornada sobre el escenario “Madrid Is Life”, Queens Of The Stone Age. En una entrevista al medio Far Our, el propio Dave Grohl los definió como “la mejor banda de rock cuando se suben al escenario”. El líder de Foo Fighters declaró exactamente: "Nadie se les acerca. Hay increíbles bandas con canciones poderosas, como Rage Against The Machine, y hay bandas fabulosas en vivo que pueden lograr que el público enloquezca, como The Prodigy, cosas así. Pero musicalmente, como músico, te sientas y ves Queens Of The Stone Age y piensas: "No es justo"". Lo cual es cierto
Estamos ante uno de los últimos grandes grupos de rock de este siglo. Josh Homme parece estar más en forma que nunca. Y eso que los últimos años no han sido nada fáciles para el músico californiano, dada la muerte de sus amigos Mark Lanegan y Taylor Hawkins, la batalla legal con Brody Dalle por la custodia de sus hijos y, recientemente, supimos que el año pasado superó un cáncer. Aun así, le vimos en un estado pletórico.
Arrancaron fuerte con “No One Knows” poniendo a botar a todo el Mad Cool. Seguido, “My God Is The Sun”, “Smooth Sailing” y “The Way You Used To Do”, donde nos preguntó que si queríamos bailar, con respuesta afirmativa, lógicamente.
Su nuevo disco, ‘In Times New Roman…’, parece que ha sido bastante bien recibido por el público y tuvo un peso significativo en el concierto. La primera en sonar fue “Carnavoyeur”, aunque a lo largo del set también interpretaron “Emotion Sickness”, “Paper Machete” y “Straight Jacket Fitting”.
Tienen el don de crear un sonido distintivo y atemporal, riffs abrasadores con toques de su pasado stoner, sumado a la voz inconfundible de Josh Homme, siempre a caballo entre el desafío y la melancolía. Pudimos disfrutar de temas como “If I Had a Tail”, “The Evil Has Landed”, “Make It Wit Chu” o “Little Sister”, en perfecta simbiosis con el público:"Sois el público más cojonudo de esta gira, os quiero".
Incluso Homme pidió a su técnico que encendiera las luces para poder disfrutar más nítidamente del horizonte de cabezas que se extendía a lo largo del recinto. Para finalizar, y aunque no lo necesiten, apuesta ganadora. “Go With The Flow” y la visceral “A Song For The Dead”, que provocó un poderoso circlepit con la gente corriendo en círculos hasta que la locura se apodera del tema. Glorioso. Probablemente habíamos asistido a la mejor actuación hasta el momento de lo que iba de festival.
Mientras llegaba el momento de The Black Keys, había la oportunidad de ver en el mismo espacio de tiempo Mumford & Sons, Kaleo o Himalayas. Descartando los primeros, me acerqué a ver primeramente a Himalayas, una banda de rock galesa de la que me habían hablado muy bien.
La verdad que su estilo garage-rock sonaba bastante bien, por lo que fue un acierto. La carpa empezó a saturarse de gente por lo que era el momento de pasarse por Kaleo, que necesita menos presentación. La banda capitaneada por JJ Julius Son ha metido en una coctelera la pasión del blues y la energía del rock para servir canciones como “Break My Baby”, “Alter Ego”, “No Good” o su canción estrella, “Way Down We Go”. Buen directo, buenas melodías, buena actitud, buena elección por parte del festival para mantener a la gente con ganas entre los cabezas de cartel.
Y antes de irnos para casa, quedaba el segundo plato fuerte, The Black Keys. En 2010, cuando lanzaron el álbum ‘Brothers’, fue probablemente el gran punto de inflexión en su carrera, que se consolidó un año más tarde con ‘El Camino’.
Bajo unas letras gigantes con el nombre de la banda salían a escena los de Ohio para darse un baño de masas enfilando el “I Got Mine” de su disco ‘Attack & Release’, “Gold On The Ceiling” y “Tighten Up”, buena manera de empezar un concierto.
Muchas veces menos es más, y el riff más simple puede llegarte a lo más profundo sin parafernalia adicional, véase el ejemplo de “Your Touch” o “Howlin' For You”, que impiden dejar los pies fijos en el suelo. “Everlasting Light” y “Lo/Hi” también sonaron especialmente bien y es que la química entre Dan Auerbach y Patrick Carney es palpable, ingrediente principal para una combinación perfecta de ritmo y melodía.
Para los bises volvemos al sonido crudo enraizado en el blues de “Little Black Submarines” y “Lonely Boy”, el ejemplo perfecto de crear himnos de rock pegadizos con el que dijimos adiós a la segunda jornada del festival con un notable alto.
La tercera y última jornada, con todos los tickets vendidos desde hace semanas, prometía.
Sábado, 8 de julio
La primera parada del día, en el que agradecimos que hayan rebajado la duración del festival de cinco a tres días, porque el cansancio, queramos o no, se empieza a acumular, era Belako. sentía curiosidad por verlos, puesto que todavía no había tenido oportunidad de acudir a un concierto de la banda de Vizcaya, y me gustaron.
Afortunadamente, tocaron en la carpa “Ouigo”, que nos resguardaba de otra jornada de sol abrasador… Parecen no estar atados a ningún estilo en concreto, utilizando el punk rock como columna vertebral para ir mezclando atmosferas.
Sin dilación, en uno de los escenarios principales se agolpaba la gente para coger buena posición en Liam Gallagher, aunque realmente comprobamos que la finalidad de la inmensa mayoría de soportar un calor abrasador a esas horas era asegurarse un sitio cercano en Red Hot Chili Peppers.
Nada va a sorprendernos ya del carismático vocalista de Oasis… como buen hooligan del Manchester City, y venido arriba por el triplete conseguido este año, utilizó el cántico de la final de la Champions League para indicarnos que todo estaba listo para comenzar.
La ya mítica intro de “Fuckin' In The Bushes” revolucionó al personal mientras, como es costumbre, el pequeño de los Gallagher salió con esa actitud desafiante y su característica parka (si, a 35 grados). Todo daba igual cuando de repente nos explotó en la cara el “Morning Glory” y “Rock 'n' Roll Star” de Oasis, dos temazos que ya valían la pena esa espera infernal al sol y más para aquel que cogiera la pandereta que Liam tiró tras concluirlas.
Con el público en el bolsillo, arremetió un par de temas en solitario, “Wall Of Glass”, muy bien recibido, y “Better Days”. La fórmula utilizada en todo el concierto fue la misma, un par de temas en solitario y éxitos de Oasis para que no hubiera ningún momento de desconexión.
Así que a repetir la jugada con tres clásicos de Oasis: “Stand By Me”, que dejó cantar al público cada uno de los estribillos; “Roll It Over” y la maravillosa “Slide Away”.
“¿Cuántos fans hay del Real Madrid aquí? ¿Cuántos hay del Manchester City? Bienvenidos a estos últimos”, desafiaba Liam antes de interpretar “More Power”, “Diamond In the Dark”, “The River” y “Once”. Ciertamente la gente estaba allí para escuchar Oasis como se apreció al sonar la traca final compuesta por “Cigarettes & Alcohol”, el karaoke gigante de “Wonderwall” y, personalmente una de mis canciones favoritas, “Champagne Supernova”.
Pese que los discos en solitario de Liam Gallagher son más que aceptables, es innegable que vive de las rentas de Oasis. ¿Tendremos a Oasis de vuelta más pronto que tarde? No será porque Liam no lo intenta… Su hermano Noel tiene la última palabra.
Las aglomeraciones del último día a veces eran insufribles, mención aparte lo de los baños con una única entrada para 70.000 personas, que era hasta peligroso… Espero que sea un punto para modificar en futuras ediciones. Dicha aglomeración hizo que, entre salir del concierto de Gallagher y llegar a la carpa para ver a Morgan, llegara prácticamente al final del bolo.
Ya los había visto en varias ocasiones y, como siempre, con Carolina de Juan al frente, demostraron que son una de las grandes bandas nacionales llenando de emotividad y atmosferas íntimas cada uno de sus temas.
Tocaba un breve paso por Shinova para dirigirnos a coger sitio a Red Hot Chili Peppers, el principal reclamo de la noche.
Para un servidor que escribe era el décimo concierto que veía en más de veinte años de los angelinos y tenía ese sentimiento a medio camino en pensar si me decepcionarían (la edad no perdona) o si la vuelta de Frusciante sería ese toque extra que quizá habían necesitado desde que en 2009 el guitarrista anunciara que abandonaba la banda por segunda vez para dedicarse profundamente a su carrera en solitario.
También es de recibo destacar que Josh Klinghoffer hizo un trabajo más que digno durante su ausencia, pero Frusciante es Frusciante, un fuera de serie. Afortunadamente, y pese a que sobró algún tema reciente, me encontré con unos Red Hot Chili Peppers bastante enérgicos y con ganas de demostrar nuevamente por qué son lo que son.
Eran casi las 23:00 de la noche cuando hacían presencia en el escenario Chad Smith, John Frusciantey Flea haciendo el pino hasta su posición en el lateral del escenario, empezando una jam de varios minutos que normalmente concluye con “Can’t Stop”, pero que esta vez fue el preludio de “Around The World”, ante la locura generalizada.
Mientras tanto, Anthony Kiedis, como de costumbre, muy activo, corretea por el escenario a sus 60 años, envidiable el estado de forma en el que está a su edad. Tras ella era turno para “The Zephyr Song” y “Snow (Hey Oh)”, que siempre ha sido muy bien recibida por el público desde que viera la luz en el ‘Stadium Arcadium’ allá por 2006.
Es innegable que canciones de los álbumes más recientes, como "Here Ever After" y "Hard to Concentrate", no han logrado calar de manera significativa ni captado la atención que se esperaba y quizá, en vez de tocar “Reach Out”, “Eddie” o “Tippa My Tongue”, podrían haber sido sustituidas por “Can’t Stop”, “Scar Tissue”, “Suck My Kiss”, “Otherside” o “Dani California”. Pero bueno, es entendible que deben alternar clásicos con canciones actuales, pero quizá olvidarse de ciertos clásicos es el único pero que puedo ponerles.
Un “I LikeDirt” y “Don't Forget Me” me hicieron hacer las paces con ellos. Durante todo el concierto pudimos ver a Flea y John Frusciante improvisar o alargar los temas con jams endiabladas marca de la casa. Para aquellos que estén familiarizados con la banda, cuando Frusciante saca su Gretsch White Falcon a pasear, es sinónimo que la siguiente canción en sonar es “Californication”, con el consiguiente mar de móviles sobrevolando las cabezas para inmortalizar el tema.
El concierto iba entrando en su última fase a ritmo de “Black Summer”, que tiene pinta de convertirse en un fijo en sus setlist, y “By The Way”, de las más aclamadas por el respetable. Turno de los bises con la sorprendente “I Could Have Lied”, en detrimento de “Under The Bridge” (otro clásico que se echó de menos) y “Give It Away”, que es infalible para acabar un show por todo lo alto.
¿Conclusiones? Si hubieran acertado un poco mejor con el setlist hubiera sido un concierto para recordar. No obstante, los vi en bastante forma para seguir dando guerra por un tiempo.
Uno de los solapes más dolorosos con Red Hot Chili Peppers ocurría en el escenario “Ouigo” con la actuación de The Hu, una banda originaria de Mongolia que ha ganado reconocimiento internacional por su originalidad a la hora de combinar instrumentos tradicionales como el "morinkhuur"o el "tovshuur" con una instrumentación moderna, creando un equilibrio perfecto entre lo antiguo y lo contemporáneo.
No es de extrañar que gente como Jacoby Shaddix (Papa Roach), Danny Case (From Ashes to New) o Lzzy Hale (Halestorm) hayan colaborado de una u otra forma con ellos. The Hu son el máximo exponente de cómo la música puede trascender las barreras del idioma y la cultura conectando a personas de todo el mundo. Sin duda, totalmente diferente a lo que podemos ver hoy en día y por supuesto, totalmente recomendables también.
Solo quedaba un cartucho por encender en esta edición del festival y tenía nombre propio, The Prodigy. El último recuerdo que tenía de ellos databa de aquel apocalíptico Festimad 2005 en el que la interrupción de las actuaciones durante más de cinco horas trajo un vandalismo propio de Woodstock '99, asaltando barras, coches quemados y devastación en cualquier dirección en la que miraras.
Una vez más, la actuación del grupo británico fue una catarsis colectiva con una puesta en escena llena de luces y láseres. Al frente estaba Maxim Reality como director de orquesta en solitario desde que su compañero de batallas, Keith Flint, decidiera quitarse la vida en 2019 con tan solo 49 años.
Mientras la gente llegaba como hormigas desde el escenario donde había actuado Red Hot Chili Peppers, empezaron a descargar “Breathe” y “Omen”, provocando alguna carrera rápida de los asistentes para no perderse nada. Sacudieron “Wild Frontier” o “Their Law” entre pogos gigantescos y “Firestarter”, proyectando con láseres en forma de holograma la silueta de su querido compañero Flint.
Tampoco podía faltar una de sus pistas bandera, “Smack My Bitch Up”, “Invaders Must Die” ni “Out Of Space” como guinda del pastel.
Y así acababa Mad Cool 2023 en el primer año del festival en su nueva ubicación. Hay cosas que mejorar, sobre todo personal en las barras y acceso a los baños, aunque también hay que destacar que el sonido fue más que decente en todos los escenarios. ¡Nos vemos el año que viene!
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2 comentarios
Punto y final a otra edición más de este festival de lo más variado en su cartel y en el cual sobresalieron por encima del resto las grandes actuaciones de RES HOT CHILI PEPPERS, QUEENS OF THE STONE AGE o de los mongoles THE HU, todas estas tres buenas bandas presentando sus últimos álbumes.
El peor y más incómodo y masificado Madcool de todos los tiempos. Poca seguridad, poca organización y postureo por todas partes.