Crónicas

Graspop Metal Meeting 2023 (sábado): El más justo tributo a la historia de Pantera y el nervio incandescente de Slipknot

«El público quemó sus penúltimos cartuchos cantando a viva voz con un Corey Taylor incólume en su papel de frontman que hizo que aquello fuera un hervidero en una recta final apoteósica»

17 junio 2023

Dessel, Bélgica

Texto: Jason Cenador y Matias Lipasti. Fotos: Hughes Vanhoucke

Ya iban asomando por los rostros de las decenas de miles de asistentes que colgaron el cartel de sold-out en el Graspop Metal Meeting 2023 unas ojeras dignas de haber exprimido como un limón la felicidad de las dos jornadas de gloria metalera que llevábamos a nuestras espaldas (lee aquí la crónica de la primera, aquí de la segunda y aquí de la cuarta y última), pero al llegar de nuevo al recinto en la calurosa jornada del sábado, pronto reparamos en que apenas nos encontrábamos en el ecuador de nuestro festival favorito: quedaban otras dos jornadas de alto voltaje y sí, de cierta exigencia física de la que alguno aún se está recuperando.

Slipknot

Había que estar bien prontito en el recinto este día, pues a las 12:45 los únicos representantes de nuestra escena abrirían el plantel del Marquee con un blackened death metal que, sin necesidad de barrer para casa, os podemos asegurar que fue de lo mejor ejecutado, más abrasivo y más descomunal que en esos terrenos sonoros pudimos escuchar de todo el evento.

No es de extrañar que quienes no conocieran a los valencianos Noctem se quedasen de piedra en cuanto empezaron a aniquilar el silencio con la brutalidad de “The Black Consecration”, “The Submission Discipline” y “The Pale Moon Rite”, pura trepidancia y violencia sonora que masacró nuestros tímpanos de buenas a primeras, despertando a cualquiera que albergase un mínimo de letargo.

Un Beleth entregadísimo que se relacionó con el público con énfasis y agradecimiento sempiterno por su presencia, al tiempo que, artificialmente ensangrentado, volcó su torrente vocal en “Sulphur”, “We Are Omega”, “Let that Is Dead Sleep Forever” y “A Cruce Salus”, con las guitarras asesinas de los últimos incorporados a la banda, Moss y Tobal perforando nuestros tímpanos encaramadas sobre la devastación rítmica del bajista Varu y, sobre todo, de un batería, Voor, impresionante, con portentosos blast-beats y ritmos asfixiantes.

Noctem

Con bandas de este nivelazo, sigue siendo muy indignante e hiriente la infrarrepresentación de la escena española en grandes festivales al norte de los Pirineos.

Al tiempo que Noctem, en los escenarios principales, cuyo programa había inaugurado Vended, actuaron los poderosos Nothing More, los siempre divertidos, potentes y reivindicativos galeses Skindred, y, en un ámbito de más modernidad metalcoreta, I Prevail y The Ghost Inside, combos que reunieron ante sí una media de edad tal vez más joven de la habitual en Graspop.

Jason Cenador y su nuevo amigo, el simpático hombre árbol

Nosotros no nos sustrajimos de visitar el Jupiler Stage para vivir en primera persona la autenticidad y el carisma puro que desprende Danko Jones, la banda canadiense liderada por su siempre afanado y descarado guitarrista y cantante de mismo apelativo. Y qué bien nos lo pasamos con la interpretación directa, sin florituras ni aspavientos, de temazos como “The Twisting Knife”, “First Date” o “Had Enough”.

En Bélgica no saca el vaso de horchata que enseña y consume en nuestras latitudes porque nadie sabría lo que es, pero como hacía poco que pisó nuestro país, estamos seguros de que facturó algunas reservas. Conciertazo, el suyo, de hard rock sin contemplaciones.

Hubo que correr a los escenarios principales para no perdernos ni un segundo de Halestom, pues es una banda que en vivo siempre entrega el doscientos por cien, y esta vez no fue una excepción. Con una Lzzy Hale pletórica, que se dejó la garganta en cada tema y se volcó en hacernos vibrar y en desplegar en escena una intensidad que solo puede proceder de quien vive el rock con una sinceridad apabullante, arrancaron fuerte con los que tal vez sean sus dos temas más aclamados, “I Miss the Misery” y “Love Bites (So Do I)”. ¿Para qué esperar a desatar la locura?

Con la gente muy, muy entusiasmada, y una química inmejorable entre la frontwoman, una de las mejores sin duda de la actualidad, la banda y todos los presentes, prosiguieron con “I Get Off”, con un guiño al “Crazy on You” de Heart; “Wicked Ways” y “Freak Like Me”, temazo del que sigue siendo, a nuestro juicio, su disco estrella, ‘The Strange Case of…’. El día que hagan una gira conmemorativa de aquella obra maestra del hard rock contemporáneo, se cubrirán de gloria.

Levantaron el pie del acelerador para tornarse más melosos en “Familiar Taste of Poison”, espejismo de ternura antes de que volvieran a embestir eléctricamente con “Takes my Life”, en la que Lzzy estrujó sus cuerdas vocales casi hasta hacerlas añicos. Pero creedme, son resistentes, como un hilo de nailon de los buenos pescando un tiburón.

Halestorm

El hermanísimo Arejay Hale tomó justo después el protagonismo a los mandos de un solo de batería en el que congenió con simpatía con el personal y llegó a sacar sus enormes mazas, antes de que retornasen para finiquitar con máxima vitalidad y desbordante brío con “Back from the Dead”, “Mayhem” y una “The Steeple” que en directo tiene un gancho indudable.

Volvieron, en cierta medida, por sus fueros del pretérito melodeath que practicaban en sus comienzos los suecos In Flames con su nuevo disco, el excelente ‘Foregone’ a propósito del cual viajamos a Estocolmo para escucharlo en primicia y citarnos con Anders Fridén hace unos meses, y con las expectativas muy altas acudimos a su concierto, cuyo sonido áspero, enervado y fogoso retumbó con inusitada fiereza, aunque eso no impidió que nos dejasen algo fríos. Fue un concierto de aprobado, sí, pero no sobresalió ni sorprendió.

“The Great Deceiver”, de su más reciente trabajo, prendió la mecha de un repertorio que estuvo muy repartido, representando en él hasta nueve discos, todos posteriores a ‘Clayman’ (2000), con los idolatrados años noventa brillando por su ausencia.

In Flames

Así, fueron sonando, con un Anders Fridén en excelsas condiciones vocales y el recién incorporado bajista Lian Wilson firme en su cometido, temas como “Everything’s Gone”, “Darker Times” y “Behind Space”, tras las que el concierto entró en su mejor fase gracias a “Cloud Connected” y “Only for the Weak”, más cálidamente acogidas por el público.

De su último trabajo, sobresalieron “Foregone Pt.1” y, sobre todo, esa “State of Slow Decay” que es, probablemente, una de las canciones más excitantes para sus acólitos de la vieja escuela que últimamente han publicado, para cerrar un día más en la oficina con “The Mirror’s Truth”, “I Am Above” y “Take this Life”. Correctos, poderosos y tal vez demasiado previsibles.

Si con In Flames habíamos tenido oportunidades para poner a prueba nuestras cervicales, con el atroz y salvaje sonido de Architects era el momento de ir pidiendo cita para el traumatólogo. “Nihilist”, “Giving Blood”, “Royal Beggars” o “Impermanence”, en la que saltó una mayúscula sorpresa al subirse a escena el vocalista de Parkway Drive, Winston McCall, hicieron de aquello un hervidero que no decayó en “Meteor”, “When We Were Young” o “Animals”. Mucha visceralidad, precisión en la interpretación y cierta linealidad en su actuación.

Rancid

Con los veteranos Rancid, el rumbo musical dio un giro de 180 grados encaminándose hacia un punk defendido con mordacidad, mucho oficio y toneladas de credibilidad. Directos y sin concesiones, los californianos estuvieron estupendamente plantados en todo momento y jamás permitieron que la quietud se apoderase de los concurrentes a lo largo de las más de veinte canciones que, una tras otra, desglosaron, siempre en muy buena comunión con un público que, aunque metalero en su mayoría, siempre tiene un huequito para disfrutar del buen punk rock.

Nos encantó dejarnos llevar al son de “Tomorrow Never Comes”, “Roots Radicals”, “Salvation”, “Ghost of Chance”, “I Wanna Riot”, “Old Friend”, “The Wars End”, en la que hubo tiempo para que el hacha Lars Frederiksen sacara petróleo de su guitarra; y la emocionante traca final que arribó con “Something in the World Today”, “Fall Black Down”, “Rejected”, “Time Bomb” y, cómo no, esa joya absoluta del punk rock del otro lado del charco que es “Ruby Soho”, temazo en toda regla para dejarnos la mar de a gusto.

Llegó entonces el momento más esperado para muchos de los presentes, el concierto de la reunión, homenaje o como lo queramos llamar de Pantera, con el vocalista Phil Anselmo y el bajista Rex Brown como representantes de la formación clásica de la banda, flanqueados por el siempre prodigioso Zakk Wylde (Ozzy Osbourne, Black Label Society) a la guitarra y el hiperfiable Charlie Benante (Anthrax) a la batería.

La exigencia de una gira cargada de conciertos por los principales festivales europeos no parece estar haciendo mella en un cuarteto perfectamente rodado y comandado por un Anselmo cuyas cualidades vocales se mantuvieron en perfecto estado durante todo el concierto.

El impresionante tatuaje, aún por terminar, de nuestro gran amigo danés y fan numero uno de Slayer, Carsten Stampe

Quien haya crecido con Pantera, quien haya mamado la música de los ídolos del groove norteamericano cuya vela iluminó el camino de tantísimas bandas que vendrían después pisando fuerte bien pudo reconocer el timbre del vocalista que, polémicas aparte que ha tratado de despejar con incisividad en los últimos tiempos, ofreció un concierto de matrícula de honor y superó todas las expectativas. Sabe muy bien lo especial de este tour, sabe qué se espera de él y está respondiendo a la altura.

Una imagen de Vinnie Paul captaba nuestra atención en el bombo de la batería de Charlie Benante, y es el que el concierto estuvo repleto de alusiones a los viejos tiempos y constituyó un homenaje en toda regla al fallecido batería y a su hermano, el insigne guitarrista Dimebag Darrel, muerto a causa de un tiroteo cuando actuaba con Damageplan en 2004.

Se proyectaron en la pantalla gigante del escenario numerosos vídeos de momentos divertidos, graciosos, de desfase, de amistad entre cuatro músicos que hicieron historia en el metal y que crearon un sonido que alcanzó brillantez y pegada desde la máxima rudeza, adustez y corrosividad.

“A New Level”, “Mouth for War” y “Strength Beyond Strength” lo pusieron todo patas arriba antes de que Phil Anselmo preguntara a la audiencia quién de ellos había visto a Pantera en los noventa, con un poso de nostalgia que dio paso a “Becoming”, sucedida por “I’m Broken”, “Suicide Note Pt. II”, “This Love” y “5 Minutes Alone”.

Fue particularmente frustrante que no interpretaran íntegra una imprescindible como “Domination”, de la que incomprensiblemente se limitaron a blandir su monumental y pesado ritmo final, el cual nos hizo vibrar pero ciertamente pierde fuelle sin el contexto de todo lo anterior de la canción. Hilaron ese momento con “Hollow”.

Otro momento decepcionante fue cuando escuchamos la intro de “Cemetery Gates” mientras se proyectaban numerosas imágenes de los hermanos Abbot, y nuestras expectativas de escuchar en vivo tamaño temazo se disparaban, para después verse frustradas, puesto que no la llegaron a tocar. Como diría Mourinho: “¡¿Por qué?!”

Sí que nos hicieron sudar la camiseta himnos irrenunciables como la atronadora “Fucking Hostile”, la cadenciosa y descomunal “Walk” y, cómo no, la enorme, colosal, “Cowboys from Hell”, canciones grandiosas que son banda sonora de la vida metalera de millones de personas y que construyeron la leyenda de un grupo que recibió un más que digno homenaje por parte de sus dos miembros supervivientes.

En cuanto a Zakk Wylde, supo estar muy en su sitio y, pese a su imponente presencia no se salió de su papel ni destacó más de la cuenta, y aunque no llega a imitar el posiblemente inimitable estilo de Dimebag Darrell, es un guitarrista top y tal vez el mejor que podía jugar tan complejo papel.

Parkway Drive

Los siguientes en liza fueron los australianos Parkway Drive, aclamados desde hace algún tiempo como un grupo de primerísima línea en los principales foros metaleros europeos y americanos. Su show fue una estupenda demostración de que brutalidad y finura pueden aliarse en pos de una catarsis que, en aquella noche de sábado en Bélgica, hizo felices a decenas de miles de personas.

No en vano, como es habitual, la del primer día del fin de semana fue la jornada con más afluencia de público, y, aun con todo, en ningún momento hubo una sensación de masificación excesiva.

Con intensidad y a degüello arrancaron con “Glitch”, “Prey” y “Carrion” una actuación sin altibajos y con dinamismo, en la que su cantante, el siempre agitado Winston McCall, llegó a bajarse al público para cantar junto a las masas la coreadísima “Idols and Anchors”, sucedida por “The Greatest Fear”. Contaron además con un trío de instrumentos de cuerda en una muy rica “Shadow Boxing” y en la emotiva “Darker Still”, en la que miles de linternas de móviles iluminaron el cielo de Dessel. Todo antes de que “Bottom Feeder” y, ya en terreno de los bises, “Crushed” y “Wild Eyes” dieran carpetazo a un show brutal.

Al tiempo que Parkway Drive – dichosas aunque inevitables coincidencias – tocaban nuestros bien amados islandeses Sólstafir, así que hubo que repartirse, porque he aquí uno que no se los iba a perder por nada del mundo.

Graspop a primeras horas del sábado desde la noria del festival

Fue en la carpa Metal Dome y tras un nada desdeñable retraso por problemas técnicos que condicionó el repertorio, cuando Aðalbjörn Tryggvason y los suyos al fin saltaron a escena para hacer magia de la mano de su siempre evocador y embelesante post-metal y post-rock.

Qué corto se hizo su show, que vio el su repertorio previsto recortado, y arrancó con “Love Is the Devil (and I Am in Love)”, sucedida por la majestuosa, sideral “Ótta”, que nos llevó en volandas al séptimo cielo e hizo que, por instantes, nos olvidásemos de cualquier asunto terrenal.

Una prescindible “Rökkur”, tal vez la representante más floja que podían escoger de su último disco, ‘Endless Twilight of Codependent Love’, dio paso a la absorbente y robusta “Melrakkablús”, sucedida por la insuperable “Fjara”, una delicia absoluta que nos hipnotizó como ninguna y que se vieron obligados a recortar un poco para hacer hueco a “Goddess of Ages”, en la que el vocalista y guitarrista bajó a dar la mano a numerosos asistentes en las primeras filas, compartiendo con ellos la intensidad y el hechizo de un momento único. Esperemos que en futuras ediciones tengan más suerte y puedan tocar un poquito más.

Slipknot

El broche de oro a una jornada de locura lo pondría Slipknot, que hicieron que todos los presentes se lo pasaran bomba con un show demoledor que echó a andar con “The Blister Exists” y ese corte más digerible de su último disco, ‘The End So Far’, que es “The Dying Song (Time to Sing)”, para seguir a pleno pulmón con “Liberate”, “Yen” y una “Psychosocial” que sonó inapelable, rítmicamente impecable, y que fue el pretexto ideal para reventar por completo de gozo metalero.

Con el percusionista Shawn Crahan nuevamente ausente por problemas de salud de su esposa, por los que tuvo que volver a casa tras haber regresado a la gira de la que ya anteriormente hubo de ausentarse, Slipknot se esmeró en paliar la baja con un muro sónico a la altura de lo que se espera de ellos, y con un Corey Taylor muy entregado a la audiencia, si bien su concierto no trajo consigo nada particularmente novedoso para quien ya los haya disfrutado en los últimos tiempos.

Slipknot

Así, con poderío y excelente complicidad entre banda y público, fueron cayendo a plomo “The Devil in I”, “The Heretic Anthem”, “Eyeless”, “Wait and Bleed”, “Unsainted”, “Snuff”, “Purity”, la siempre muy efectiva y desahogante “People = Shit” y “Surfacing”, generosamente aderezadas por llamaradas en escena y esa cautivadora puesta en escena habitual de los enmascarados norteamericanos.

Para el final dejaron “Duality”, en la que el público quemó sus penúltimos cartuchos cantando a viva voz antes de ser instado a agacharse en la concluyente “Spit It Out”, con un Corey Taylor incólume en su papel de frontman que hizo a todo el mundo levantarse a la vez cuando el tema rompió para que aquello fuera un hervidero en una recta final apoteósica.

Redacción
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Esta entrada fue escrita por Redacción

1 comentario

  • Juandie dice:

    Gran resumen hacia las cañeras descargas por parte de estas pedazos de bandas en especial la de una de las nuestras como son los Death Metaleros valencianos NOCTEM presentando su último album el cual ha calao bien por territorio belga.

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