Cobardes: Que empiece el próximo baile

Cobardes es la banda pamplonica de rock urbano que nos entusiasmó el pasado sábado 23 de diciembre durante todo su concierto en la sala Moby Dick de Madrid. Con el explosivo comienzo de “Un beso y hasta siempre”, empezaba un espectáculo que nos divirtió, nos emocionó por momentos y nos llenó de energía.

La atractiva voz rasgada de Javier Janices “Cordobés” envolvía una sala que había completado todo su aforo tres días antes de la cita. Ese leal público se encargaba de llevar en volandas al grupo a lo largo de toda la actuación y cantaba junto a ellos “Rodeada de idiotas”, la emotiva “Quinientas mil mañanas” y, en progresión, “Un millón de amaneceres”, en la que, antes, señalaron la importancia de Madrid para Cobardes al elegirla como principio y fin de gira.

La poética letra de “La frontera” se clavaba en nuestra alma y, después, disfrutamos de una parte mágica llena de éxitos y de canciones favoritas como “Un verano sin sol”, “En otros labios”, “Maldito abril” y “Caminos de algodón”, el tema que abre su exitoso último álbum, 'Que empiece el baile'.

Cobardes estaban cómodos en el escenario y hacían desplegar un rock de muchos quilates a través de un repertorio sublime. Dignos herederos de Marea o Extremoduro, estamos hablando de una de las grandes esperanzas del rock estatal. De esta manera, sonó chulesca “Vuela” y, luego, nos deleitaron con la sección más sentimental del recital. Janices cambió su eléctrica por la acústica y, solo en las tablas, nos anunciaba la canción más bonita que ha compuesto, la que creó para su hijo y que se llama “Sólo tú”.

La emoción seguía subiendo gracias a la reivindicativa “Mis tacones” y a “Otra noche”. Entonces, con el mencionado cantante, el contundente Íñigo Idoate a la batería y los talentosos Iban Sánchez e Íñigo Álvarez al bajo y a la guitarra, respectivamente, se produjo el momento más celebrado de la noche. Sí, la energética interpretación de “En llamas” convirtió el evento en una gran fiesta. El mejor regalo de Navidad para los numerosos fans que llenaron la sala y que, lógicamente, admiran el enorme carisma, el alto nivel de composición y la calidad en directo de Cobardes.

A partir de ahí, el final del concierto fue una celebración continua, y se despedirían con tres de los temas más emblemáticos de su primer disco, 'Ceniza y Viento'. Así, tras “Romeo y Julieta”, Javier Janices “Cordobés” pedía a su batería que empezaran los tambores de guerra y “Cielo gris” terminaba de conquistarnos.

Cuando parecía que todo acababa con el último golpe, la banda, siempre compacta y bien engrasada, nos sorprendía de nuevo enganchando la canción “Princesa en paro”, que fue, por supuesto, el mejor broche a un gran espectáculo de rock.

En definitiva, los pamploneses se fundieron con su público de Madrid y nos hicieron sentir tan especiales que parecíamos, también, miembros de la banda porque, como ya sabéis, resulta que no hay gente fea, lo que ocurre es que somos muy “cobardes”.

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