Triptykon with the Metropole Orkest

Requiem (Live at Roadburn 2019)

Century Media (2020)

Por: Yorgos Goumas

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‘Requiem’, la obra sinfónica que el ya legendario Tom G. Warrior empezó a componer hace 33 años, llegó por fin a su conclusión y ahora está disponible en formato de CD y DVD para el deleite de los seguidores no solamente del legado del músico suizo, sino también de la música orquestal contemporánea. Dado que todos los entresijos y la historia detrás de este concierto se pueden leer en la entrevista para esta web que un servidor hizo con Warrior, procedamos directamente con las sensaciones producidas por la escucha de esta obra.

La primera parte, “Rex Irae”, es de sobra conocida por los fans del metal extremo, ya que apareció en uno de los discos más influyentes del género, ‘Into the Pandemonium’ (1987) de Celtic Frost. La diferencia ahora es que, aparte de la participación de la vocalista de origen tunecino Safa Heraghi, el tema suena más épico aún, ya que la banda tiene detrás suya el soporte sonoro de una orquesta en lugar de unos pocos músicos, como ocurría en el disco. La combinación de doom y música orquestal de esa pieza, algo nunca oído antes por entonces, inspiró a tantas y tantas bandas posteriores…

La segunda parte, “Grave Eternal”, es la más extensa, de poco más de media hora de duración, donde Tom Warrior nos muestra su polivalencia como compositor. Personalmente me trae a la mente la música contemporánea de Iannis Xenakis, la neoclásica de Shostakóvich, Prokófiev o Stravinski, el drone doom de los Sun O))), el rock espacial de Pink Floyd, el darkwave de Nox Arcana, Elend, Chaostar o Estatic Fear, el metal gótico/sinfónico de Therion o Virgin Black, e incluso los arreglos orquestales que hizo Andrew Powell en los años ‘70 para The Alan Parsons Project (de hecho, la última parte de esta pieza, me recuerda muchísimo, coro incluido, a los temas “Total Eclipse” y “Genesis ch.1 v.32” que cerraban su disco ‘I, Robot’). Tiene partes que se alargan demasiado en mi opinión, como dice el refrán, el que mucho abarca, poco aprieta, creo que el resultado final peca de ir a demasiados sitios sin llegar a ninguna parte. Con menos duración y menos repeticiones y/o divagaciones, creo que habría sido más brillante.

La tercera parte, “Winter”, apareció en el disco de Celtic Frost ‘Monotheist’ (2006) y, como está interpretada por una orquesta y no sintetizadores, tiene por fin su versión definitiva. Personalmente, hubiese preferido que esta fuera la segunda parte y que “Grave Eternal” cerrara la obra con su apoteósico final que podría servir de catarsis, pero Tom G. Warrior no lo vio así y prefirió cerrar con una pieza de corte darkwave fúnebre… quizás para indicarnos que en realidad la oscuridad y la muerte son la única realidad final, tal como afirma el título de su biografía, por cierto.
Habría que destacar la alta calidad de sonido, que nos permite distinguir a cada uno de los instrumentos de la orquesta, incluso cuando tocan muy bajo, de manera casi imperceptible cuando se transita hacia la siguiente parte (en la edición con DVD veréis y entenderéis a qué me refiero); y el buen hacer del batería Hannes Grossmann, quien con precisión asume la tarea de mantener el ritmo del conjunto junto al director de la orquesta, pero sin desmerecer la labor de los demás, sobre todo la voz de Heraghi y el bajo atronador de Vanja Slajh.

Si te gustan los ambientes oscuros, asfixiantes y deprimentes y a la vez tienes la mente abierta para sonoridades más allá del metal, te recomendaría este lanzamiento sin duda.

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Esta entrada fue escrita por Yorgos Goumas

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