WILLIE NILE: DE NEW JERSEY DE TODA LA VIDA

2 abril, 2012 2:48 pm Publicado por  Deja tus comentarios

Kafe Antzoki, Bilbao

Dicen que los de Bilbao nacemos donde queremos, pero hay algunos músicos que también deberían entrar en esa categoría si atendemos a la herencia cultural que se escucha detrás de sus acordes. Es el caso del artista maldito Willie Nile, cuya carrera se inició allá por un lejano 1976 y nunca conoció el éxito ni nada que se le pareciese. Es más, tuvo que aguantar que estrellas suficientemente consagradas por el gran público como los Rolling Stones le robaran el tema “She’s So Cold” para su álbum ‘Emotional Rescue’, ante lo que se limitó a expresar su gratitud sin ningún mal rollo.

El de este poeta callejero de Buffalo es el típico caso de artista incomprendido que lanzamiento tras lanzamiento recibe salvas de elogios por parte de la crítica mientras las ventas van en la dirección contraria. Y eso que siempre se ha rodeado de amigos influyentes del calibre de Ringo Starr, Elvis Costello o su principal valedor, el mismísimo Bruce Springsteen, que recientemente le invitó a colaborar en el single de su último largo “We Take Care Of Our Own”.

Perteneciente a esa estirpe de los auténticos que tiran millas para labrarse un futuro, el bardo norteamericano ya había visitado anteriormente nuestro país y eso se notó en su dominio del castellano y de las costumbres locales. Lástima que alguien con unas composiciones de semejante envergadura siga sin llenar estadios como su colega Springsteen y apenas consiga reunir en un bolo a unas 100 personas. Nadie dijo que la vida fuera justa.

A una hora bastante intempestiva (debería estar prohibido empezar los conciertos más allá de las 23.00), el bueno de Willie Nile después de contar 1,2, 3 a la manera de los grandes desenfundó su inmortal Telecaster mediante “Singin’ Bell” ante un pulcro respetable que en general sobrepasaba la treintena. Pero daba igual que no hubiera multitudes en el recinto, pues a él lo que de verdad le interesan son los olvidados, los desposeídos, aquellos sin voz ni voto, esos de los que habla en “The Innocent Ones”, que sonó inmensa entre sus característicos “hey” y abrasando al personal a guitarrazos.

Habría pocos asistentes en el recinto, pero lo que no se podría discutir es el grado de entrega de los fieles, a lo que Nile correspondió desde muy temprano bajando las escaleras a pegarse el habitual baño de multitudes. A pesar de su estela maldita, es un tipo con cierto carisma que sabe ganarse al público en directo, incluso empezó hablando en castellano antes de admitir que su dominio del idioma apesta aunque su rock n roll no está tan mal.

Que no está en el negocio por el dinero es más que evidente, pero si quedaba alguna duda lo despejó al afirmar con la solemnidad de un predicador que la fama no sirve para nada y a continuación lo cantó en “Rich & Broken”. Para recordar los comienzos de una carrera construida a base de tesón e integridad sin igual ahí estaba “Vagabond Moon”, la pieza que abre su álbum de debut de 1980.

Recordó a los políticos en “Game of Fools”, contagiándose del habitual discurso Springsteen, y nos ofreció la primicia de “Holy War”, que pasará a engrosar el próximo disco y vuelve a abrir la supurante herida para el pueblo americano de los atentados del 11-S. Reproduce el esquema de su colega de New Jersey hasta en el terreno ideológico, pero marcando distancias con la política de las altas esferas y centrándose en las víctimas civiles que simplemente pasaban por allí.

Puso también el punto emotivo al acordarse de su ‘hermano’ Joey Ramone, al que dedicó la canción “Can’t Stay Home”, donde su banda de acompañamiento se esforzó a los coros. El interludio sosegado con Willie al piano siguió tocando la fibra sensible con “Streets Of New York”, que da nombre a uno de sus trabajos más laureados, y en “Love Is A Train” rememoró la intensidad épica del “Backstreets” de su mentor Springsteen.

Un tipo de la vieja escuela como él no podría ignorar al maestro Hendrix y a otros muertos ilustres en “House of A Thousand Guitars”. Era curioso que contando con un reseñable repertorio donde escoger prefiriera centrarse en los temas homónimos en vez de dar un bolo para entendidos como suelen hacer los artistas resabiados. Humildad y grandeza se dan cita en cada poro de este inefable personaje.

El trallazo “People Who Died” de Jim Carroll desató el jolgorio en una sala que comía de su mano y el himno fraternal a lo Tom Petty “One Guitar” hizo que los na, na, na del estribillo resonaran por doquier antes de que en línea con la letra de la canción levantara en alto su única arma, esa máquina que mata fascistas según Woody Guthrie: la guitarra.

Para los bises, siguió mirándose en el espejo del creador de “Born To Run” y echó mano de una acelerada “A Hard Day’s Night” de los Beatles en la que destacó el solo de guitarra del Stormy Mondays Jorge Otero. Y el colofón llegó con “You Gotta Be A Buddha (In A Place Like This)”, probablemente uno de sus cortes más emblemáticos y parte esencial para entender su trayectoria.

Es una pena que un tipo de semejante talento que combina poesía, épica, sentimentalismo, ingenuidad y una integridad a prueba de bombas no consiga el reconocimiento que debería. Por lo menos sus amigos ya se encargan de dorarle la píldora. Little Steven dijo que era tan bueno que parecía mentira que no fuera de New Jersey. Ya puede haber nacido en cualquier otro lugar porque su música pertenecerá a la costa este de por vida.

Texto y foto: Alfredo Villaescusa

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Esta entrada fue escrita por Redacción

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