RULO Y LA CONTRABANDA SE LAME LAS HERIDAS

Teatro Nuevo Apolo, Madrid

Como en la anterior vez que le vimos en Madrid dentro de su gira 5 gatos, levántese el telón y no están más que los instrumentos con su posición bien definida y las increíbles letras RYLC encendidas, como si se alimentasen de las miradas del público; pero se apagan y un foco lo alumbra. Es Rulo que entra por donde ha tenido que entrar toda la gente para sentarse, humilde saluda y se sube al escenario. Siendo su costumbre, se descalza, coge su guitarra más querida, se sienta en el taburete y empieza a cantar: “Ando buscando tu piel, como el preso libertad…”. Los latidos de todos los corazones asistentes, no pueden hacer otra cosa que bailar melódicamente por esos acordes que, tímidamente, Raúl deja que salgan de sus manos. Un teatro lleno, esto es lo que increíblemente pasa en todas sus actuaciones, un placer ver un martes, con todos los problemas que tenemos, un teatro lleno y desvivido por estar unas horas con el que para mí es uno de los mejores compositores.

Continúa con “La Cenicienta” y entonces rompemos en aplausos que se habían contenido por no cortar versos al aire. Sale la Contrabanda para acompañar a Rulo. Una de las cosas que más me gustan, es la cantidad de instrumentos que se están pudiendo ver en esta gira diferente, muchas cuerdas en distintas ubicaciones, esas guitarras de Dani que son una maravilla observar, tanto en color como en estructura; pero claro, de él no puedo decir algo que no sea bueno, para mí es uno de los que más destreza le podemos observar en los músculos de los dedos tocando. Estuvo brillante, con su sonrisa enorme, su poco nerviosismo, y para mí con menos reconocimiento del que mereciera, este blusero de punta a planta supo acompañar muy bien a Rulo en la conocida “Mi Pequeña Cicatriz”. Fue magnífico ver cómo se desvivían todos los de arriba por hacer brotar una sonrisa en los de abajo y cómo los de abajo nos rompíamos la piel por ver sus iluminados rostros.

Hubo sorpresas en la noche, la primera vino de mano de Mónica Merino, una gran amiga de la banda que a los teclados los acompañó para “Divididos”, la cual mostró complicidad con todos ellos.

La noche seguía y pudimos ver cómo Fito, la mano derecha de Raúl, se levantaba para corearle, incluso alguna vez el mismo vocalista le hacía asomarse más al público. De las cosas que más me gustan es las armónicas en el R&R, creo que es la magia de escuchar los principios de R&B. Os podéis imaginar después de tanto tiempo la habilidad de este hombre con digo instrumento, magistral, los pelos se me erizaban y el corazón quería salir para comprobarlo.

Rulo dándose un paseíto por el Teatro Nuevo Apolo

A Charly le noté tan salvaje como tímido. El baterista era capaz totalmente de adaptarse a los cambios de baquetas para tocar más o menos fuerte (debido a la acústica), su cara era un poema casi orgásmico, se sentía verdaderamente bien y el sonido que emitía rozaba la perfección. Lo de tímido más bien lo digo con el público, es de ponerse colorado fácilmente.

Por momentos se salían unos del escenario y se quedaban otros, aparte de, como he dicho, las sorpresas de la noche. Tuvimos una doble para “Buscando El Mar” donde Iñaki salió al teclado siendo cómplice de hace tiempo de la banda. Además con él salió Dani Martin (ex-ECDL), quien dio unos tonos muchos más relajados y sin apenas movimiento sobre el escenario, pero que sabía perfectamente entonar la melódica canción. Por cierto que también debió estar Carlos Escobedo (Sôber), pero sin que haya trascendido, sabemos que en esos días había tenido que pasar por el hospital.

Raúl era un nervio, carismático y sin dejar de moverse por el escenario, de sentarse para cantar guitarra en mano sonadas como “Descalzos Nuestros Pies”. Y el momento más esperado para las féminas, en el final de la canción “La Flor”. Se levanta, coge las flores rojas incrustadas en su micrófono, unas pocas más que tenía en el suelo y se sumerge entre el público repartiéndolas entre unas pocas afortunadas.

Con un juego de luces estupendo, pudimos observar la sonrisa y complicidad de Kike y el saber estar de Mario, quien cada tecla que tocaba era como si se le fuera la vida en ello, mucha pasión. También hubo otros puntos emotivos a lo largo del show. En una canción Rulo nos contaba que fue la última que escribió para una chica que ha estado con él 10 años, y más tarde, al cantar “Balada Del Despertador”, él solo en el escenario (que fue la primera que le compuso), la emoción se apodera de él y suelta algunas lagrimitas. Evidentemente, y por suerte, estábamos su público dándole cariño con palabras y abrazos, según él, lo mejor de esa noche.

No suena en los eléctricos pero sí que suena en esta gira y anoche la vi especialmente magistral a “Amor En Vena”. Se estaba terminando un concierto que a pesar de llevar casi dos horas se nos hacía demasiado corto. Volvió el guiño sin maldad a su ex grupo La Fuga, con canciones como “P’aquí P’allá”, con la que los asistentes no pudimos más y nos levantamos de los asientos, para soltar la energía de nuestras piernas en forma de saltos, no se podía pedir más. El público pedía de a una “Por Verte Sonreír”, la que al fin, para cerrar el espectáculo sonó. Limpia, sin cosas nuevas, no solo cantaba él, sino que todos allí éramos Rulo y la Contrabanda.

Una noche llena de whisky, sonrisas y R&R, en la que nos adelantaron que en 2015 no pasarán por ninguna ciudad nacional, solamente para cantar en un festival benéfico, mas nos dijeron que cruzarían el charco para estar por México y que nos vendrían con un nuevo disco bajo el brazo… ¿Será que a finales del 2015 nos sorprendieran con un nuevo LP? Habrá que esperar, antes los madrileños tienen otra cita con el de Reinosa el 16 de diciembre en el mismo emplazamiento.

Texto: Caperucita Rock

Fotos: Aitor Nova

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