Resurrection Fest 2016: Crónica de una resurrección anunciada

15 julio, 2016 5:24 pm Publicado por  1 Comentario

Resurrection Fest 2016 Ambiente crónicaViveiro, Galicia

El cielo encapotado volvía a demostrar que la meteorología en Galicia es más azar que otra cosa. Sin embargo, las sonrisas en las caras de los asistentes no se desdibujaban, pues estaba a punto de dar comienzo una edición histórica del Resurrection Fest, con más de 80.000 asistentes y que había colgado el cartel de sold out para los abonos de 3 días. Es tal la magnitud que ha alcanzado, que hay quien piensa si no será demasiado y se esté perdiendo la esencia de ese festival “hecho por los fans para los fans”, opinión que sinceramente no comparto.

Miércoles

Con el Main y el Chaos Stage todavía cerrados, el Ritual Stage (el único cubierto) sirvió para dar lugar a la fiesta de presentación. A las 6 de las tarde, los coruñeses Strikeback arrancaban el festi ante unos asistentes que, llenos de energía, no dudaron en hacer el primer wall of death mientras sonaba “This is Thrash”. Si bien aún estaba llegando la gente, el buen sonido y la actitud presente ya auguraban lo bien que lo íbamos a pasar. Con todavía más tralla si cabe, llega Hyde Abbey. Los barceloneses demostraron sus tablas subiéndose a todo mientras descargaban su deathcore de corte americano. Esto sirvió para dar a conocer su último lanzamiento, ‘The Devil Spokesman’, del que tocaron hasta siete trallazos más otros como “Saqqara Bird” o “Berenice”, a los que el público respondió con varios circle pits, algo que se iba a repetir con asiduidad durante todo el festival.

Con los siguientes, los portugueses For the Glory, se iba caldeando el ambiente mientras fuera de la carpa caía un diluvio que dejaría encharcado buena parte del recinto. Si bien su hardcore distaba de ser algo tranquilo, sí que supuso un punto más relajado entre los anteriores y el siguiente grupo: Siberian Meat Grinder, unos rusos cuyo crossover mezclaba solos de guitarra con las voces gamberras de sus enmascarados vocalistas, los cuales gustaron mucho. Y es que hay que destacar que la selección de las bandas del festival fue realmente acertada, como se demostraría una y otra vez.

Resurrection Fest 2016 ambiente fotoEskimo Callboy quizá no sean lo más metalero o hardcore que hay, pero en cuanto a fiesta son unos auténticos hachas. Con todo el mundo botando con su trancecore, aquello se estaba convirtiendo en un fiestón que, por momentos, era más propio de una discoteca, pero ¡lo que hubiera dado yo por un grupo así cuando tenía 17 años! Tremendamente disfrutable.

Siguiendo con la lista de grupos con dos vocalistas, le tocaba el turno a Narco. Ya de noche, los cañones de humo prepararon el ambiente para que los sevillanos, con su rap metal, mantuvieran un nivel altísimo para lo que es una jornada de presentación. “Son ellos”, “Vizco”, “Tu dios de madera” o “La puta policía” entre otras, sonaron perfectas para un stage repleto. Parecía increíble que se pudiera asistir por solo 5 euros a todo esto, ¡y aún faltaba la guinda del pastel!

Con la marcha imperial, Skindred volvían al Resurrection Fest ya con el apoyo y el cariño ganado de antemano. Canciones como “Nobody”, “Rat Race”, “Doom Riff” o la supercoreada “Kill the Power” se entremezclaban entre pequeñas grabaciones como pudo ser el caso de “War Pigs” de Black Sabbath, mientras los presentes se sentaban o saltaban según indicase Benji Webbe. Una velada tan buena y divertida como inesperada.

 

Jueves

Crisix Juli Bazooka Julian Baz Resurrection Fest 2016 crónica

Juli Bazooka (Crisix) y su futura esposa no olvidarán ese día...

Todavía con las nubes amenazando y el cuello agarrotado del headbanging, a eso de las dos de la tarde ya estaban Evil Impulse animando el cotarro en el Chaos Stage. Buena parte del barro se había secado y, mientras no lloviera, se agradecía la ausencia de sol. Con este cuadro y no demasiada gente (el día anterior había sido duro), el quinteto de Ciudad Real empezó la descarga con más actitud que alardes. Empezaron con “When the Killers…” y “Chaotic Anxiety” de su EP ‘Flames from the Ground’ para seguir con temas de su larga duración ‘Who’s Gonna Kill Who?’ como “Ancient Paradox”, “Lobotomizer” o el corte homónimo, transmitiendo un buen rollo que los presentes supieron agradecer.

Poco tiempo después empezaron Minor Empires reuniendo más gente pero, aunque sonaron bastante bien, su rock era demasiado tranquilo para esas horas, pues si algo tengo claro es que cuando un festival es tan extenso, lo más imprescindible para aguantar bien, por encima del descanso, de las bebidas energéticas (Monster es uno de los patrocinadores) o del alcohol (Jägermeister es otro), es la caña. Cuando alguno de los grupos se pone un poco melancólico o baja el ritmo se nota.

Mientras esperaba a que se estrenase el Main Stage, me fui a ver a unos más que recomendados Viva Belgrado. Los cordobeses, tirando de su disco ‘Flores, Carne’ del que tocaron buena parte, subieron el nivel de decibelios del día (quizá demasiado). Su screamo/post-rock es ciertamente interesante y parecía estar gustando viendo la entrega del público. Implore, por su parte, estaban siendo bastante regulares a pesar del deathgrind enérgico que desarrollan, así que aproveché para descansar mientras los veía. Quedaba mucho por delante.

Los primeros en hacer uso del escenario principal fueron los asturianos Soldier, que a pesar de fallar un poco el sonido de la voz y hacer algo de viento, sus guitarras invitaban a hacer circle pits a ritmo del thrash de su ‘The Great Western Oligarchy’. Cuando acabaron tuve que tomar mi primera decisión entre dos bandas que tocaban al mismo tiempo, algo habitual en festivales con tamaña oferta musical. Me decanté por Perséfone. A los andorranos solo los había visto una vez y hace tiempo que tenía ganas de repetir. Su ‘Spiritual Migration’ es de lo mejor que he escuchado y siempre que puedo lo recomiendo. Su preparación y entrega se hizo patente derrochando  técnica con su death metal progresivo, a pesar de que una de las guitarras sonaba algo baja. Pocos grupos pueden conseguir que se dé palmas, haya un pit y solos de guitarra en la misma canción. Geniales.

Ipso facto, me dirigí otra vez al Main para ver otra propuesta que concordaba perfectamente, TesseracT, donde se congregaba un público muy atento sobre un césped que aún se mantenía verde. Y es que daban ganas de echarse allí para contemplar ese djent introspectivo que desarrollan. “Dystopia”, “Survival”, “Hexes”, “Lament”…todas sonaban muy limpias, con una voz impoluta pero, eso sí, el bajo de Amos Williams estaba excesivamente alto. En cualquier caso, la calidad de los británicos es indiscutible, una pena que no fuera de noche ya.

Al acabar repartí mi tiempo entre Wormed, que estaban estallando el Chaos a base de recorrer los mástiles de sus instrumentos y su agresividad vocal, con un brutal death muy compacto, y Stick to your Guns, que lo estaba petando en el Ritual. Se podría decir que hay una ligera preferencia por el ‘core’ sobre el metal, aunque el cartel está tan bien fusionado que hay más hermandad que rivalidad entre los diferentes estilos y sus seguidores.

While She Sleeps serían los terceros en recorrer el escenario grande. Allí, se ganaron a todos a base de energía, con su metalcore fluyendo con cortes como “This is the Six”, “Our Courage, Our Cancer” o “Four Walls”. Con el listón a una buena altura, Crisix serían los siguientes en sobrepasarlo sin problemas. Parece que este grupo está en directo como pez en el agua. “Strange”, “Rise…Then Rest” o “Psycho Crisix World” sirvieron de preludio a una de las anécdotas del festival. Allí, ante no sé cuántos miles de personas, Julián Baz, vocalista del grupo, le pide matrimonio a su novia. Alucinando. Yo, que nunca había visto tal cosa, ya me sentía en vilo, no me quiero imaginar los involucrados. Pero tras el SÍ (hay que decir que Julián parece un tipo de lo más entrañable), los aplausos y los vítores, los catalanes siguieron con el show. Esta vez con algo que llaman football of death, que viene siendo como un wall of death pero con balones en el medio, para posteriormente terminar con “Ultra Thrash” y recoger mientras sonaba “Fallen”.

Bad Religion resurrection fest 2016 niños crónica

Bad Religion son como niños, más aún si se les unen los ResuKids

Le tocaba el turno a uno de los grupos más míticos, Bad Religion, que gracias a la duración de sus temas pudieron repasar buena parte de su extensa discografía: “Suffer”, “Generator”, “21st Century (Digital Boy)”, “American Jesus”, entre otras, hicieron las delicias de los fans que coreaban y alzaban los brazos ante una de las sesiones más “relajadas” del festival pero también de las más amenas. Greg Graffin y compañía siguen dando la talla más de 30 años después y eso es algo que hay que agradecer. Ya les gustaría a muchos.

En medio de su actuación se pudo ver por el escenario los ResuKids. Esa opción que tienen los más pequeños para poder compartir la experiencia del festival, que a más de uno nos hubiera gustado disfrutar desde esa edad y que no siempre ha sido posible. Otro acierto más de una muy buena organización.

Con Rotting Christ llegó la oscuridad. Aunque, eso sí, en la vertiente más moderna y accesible de sus últimos discos: “Ze Nigmar”, “Elthe Kyrie” y  “Societas Satanas” sonaban contundentes, con los coros y el ritmo como elementos predominantes de los griegos, que demostraron estar muy en forma. Curiosamente, el público,  más contemplativo, dejaba los mosh pit para hacer headbanging y alzar los cuernos durante un setlist que perdió un poco de fuerza al final con “In Yumen-Xibalba”, “Grandis Spiritus Diavolos” y “Noctis Era”.

Para contrastar con la austeridad de ultratumba, un vídeo en las pantallas precedía a Bring Me The Horizon, que saltaban al escenario principal en una orgía de luces y neones que hacía dudar si uno no estaba en medio de una macrofiesta adolescente. Pero todo hay que decirlo, la puesta en escena no tenía desperdicio, con tal despliegue de medios uno podía entender perfectamente el éxito que acompaña al grupo, y es que claramente su objetivo está más que conseguido. La mezcla vocal aúna rabia con sentimiento y no es de extrañar que semejante filón esté siendo aprovechado. Personalmente, yo no tengo ningún problema con ello, es más, lo que estaba viendo no me desagradaba en absoluto. “Happy Song”, “Avalanche”, “Follow You”, “True Friends”… prácticamente sonaron todos los videoclips de los británicos.

En el otro escenario volvía a sonar metal extremo de la mano de los italianos Fleshgod Apocalypse, que salvo por un pequeño fallo técnico que solventaron en poco tiempo, se desenvolvieron bastante bien. Su propuesta no es fácil de traducir al directo, pero tanto la puesta en escena con todos vestidos de época, como el aspecto sonoro, con voz femenina y teclados incluidos, cubrieron las expectativas. El setlist, enfocado para dar a conocer su conceptual ‘King’, podría resultar algo sobrecargado, pero en cualquier caso siempre hay lugar para el disfrute, sobre todo ante la posibilidad de contemplar a esa máquina que es Francesco Paoli en la batería.

Volbeat Rob caggiano resurrection Fest 2016 crónica

Rob Caggiano (Volbeat)

Cuando llegué al Main Stage Volbeat ya estaban rasgando las cuerdas con “The Devil’s Bleeding Crown”, iniciando así la actuación más larga en lo que iba de festival. Con la multitud agolpándose era difícil llegar hasta las primeras filas. Los daneses estaban dando justo lo que se esperaba de ellos. Con Michael Poulsen muy resolutivo y fresco tras el micro y el resto de la banda acompañando a la perfección, tocaron hasta 17 cortes de los que los más cañeros se agradecen más que el resto, y personalmente creo que es donde el grupo brilla mucho más. He de decir que, sobre la polémica de si se alargó su setlist solapándose con el comienzo de Brujería, fue algo tan nimio que no me percaté siquiera ni se lo escuché comentar a nadie. A lo largo de todo el evento la puntualidad fue tal que no hacía falta ni llevar reloj. En lo que respecta a lo musical, los californianos, con la extravagancia patentada, estaban soltando clásicos por doquier. Pero para mí ya estaba siendo suficiente y opté por ir a descansar, el día había sido extremadamente largo.

 

Viernes

En vista del cansancio acumulado tras ver 24 grupos en dos días y el sol de justicia que caía sobre el camping, decidí tomarme un descanso y no empezar hasta las cinco y media de la tarde. No fue fácil, pues tenía muchas ganas de escuchar a [In Mute], Avulsed o Arkangel, y ya sabía del buen hacer de Hamlet, a los cuales había visto varias veces con anterioridad. Tras refrescarme brevemente en las aguas del Atlántico, llegué para ver a los estadounidenses Battlecross, que trataban de romper la maldición de la luz  (esa que resta puntos a los conciertos cuando es de día) con entrega, calidad técnica y headbanging. Sin cambiar de país de origen, paso del melodeath al post-hardcore de Being as an Ocean y agradezco la sombra que el Ritual Stage ofrece. No en vano, estaba repleto y el grupo sonó de maravilla. A estas alturas del festival me parecía increíble que la mayoría de los grupos tuvieran un sonido tan bueno. Protest the Hero no fue una excepción. Entre bromas y comentarios, los canadienses dieron rienda suelta a su metalcore progresivo llevando en volandas a un Rody Walker cuya voz giraba sin inmutarse entre los tonos rasgados y las melodías más suaves. Ni que decir tiene que los pits estaban omnipresentes en todas y cada una de las descargas del día, y se iban a poner más duros con Angelus Apatrida. El grupo, que no ha parado de currárselo a base de thrash, thrash y más thrash, es siempre muy bien acogido entre los fans, y es que cuando Guillermo Izquierdo habla, se siente tan cercano que parece que los llevas viendo toda la vida. Así fue que los crowdsurfing se repetían una y otra vez mientras sonaban temas como “Give’Em War”, “Vomitive” o “You Are Next”. Dicho esto, dejadme que rompa una lanza en favor del staff de seguridad, que se pasó medio festival recogiendo gente proveniente de la multitud y dejándola en el foso sin la más mínima molestia. Es posible que hubiera alguna situación negativa, pero yo, que estuve dentro del meollo todo lo que pude, vi decenas de personas que fueron posadas en el foso y volvían corriendo a los pits sin el más mínimo problema.

Guillermo izquierdo Angelus Apatrida resurrection Fest 2016 crónica

Guillermo Izquierdo (Angelus Apatrida)

En el Main, Hatebreed estaban congregando a gran parte de los asistentes haciéndoles olvidar el calor desde que empezaron con “Destroy Everything”. Y cortes del nuevo disco como “Looking Down the Barrel of Today” suenan ideales para el directo, junto con otros más antiguos como “Into the Threshold” o “Tear It Down” con los que el público no paraba de saltar. Descargaron una buena cantidad de temas, con las guitarras sonando muy duras, fomentando el desgaste energético de los presentes. Al acabar, tocaba elegir otra vez. Esta vez, el atmospheric sludge de Sinistro me lo puso bastante fácil pues, a pesar de estar bien ejecutado, era demasiado lento para mantenerme allí mucho tiempo. Opté por ver a Frank Carter & The Rattlesnakes. Todo apunta a que fue una buena elección, porque el ex-Gallows estaba arrasando. La gente se estaba volviendo loca, agolpándose para estar lo más cerca posible mientras él andaba, literalmente, por encima de la multitud. Y la verdad es que ‘Blossom’ sonaba de maravilla, destacando “I Hate You”.

Tras todo esto iba a darse uno de los mejores momentos del festival: Gojira. Aunque reconozco que no era uno de mis preferidos del cartel, sabía perfectamente que no me los podía perder. Tras haberlos visto en directo hace años y quedarme intrigado por su creciente popularidad, esta vez llevaba la lección aprendida y me metí al jaleo a la primera oportunidad que pude. Allí, en el mosh pit confluyó todo: la noche, las luces, la gente y, sobre todo, la música. La situación, casi onírica, retrataba otro mundo, más oscuro y borroso, dentro del mismo concierto, como quien pasa al otro lado de una cascada, solo que aquí lo que inundaba todo era el sonido de las guitarras y la batería. Y cada cierto tiempo, la voz de Joe Duplantier y el fuego. Llamaradas de fuego. Los temas, tanto antiguos como nuevos, sonaban perfectos. Fue un antes y un después. Y quedó grabado, al menos en mí, para escuchar a los franceses de una forma totalmente nueva.

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Mikael Stanne (Dark Tranquillity)

Todavía recuperándome de lo vivido, me dirigí a otro de los que iba a ser uno de los conciertos de la jornada. Una cosa es que los grupos suenen bien y pongan de su parte con actitud y buen hacer, otra es llegar a cotas de leyenda. Dicho esto, tocaban otros que se suelen mover por esas alturas: los suecos Dark Tranquillity. No es raro que el público los estuviese arropando todo el tiempo con los “oee, oee” y pidiendo más y más canciones. Michael miraba a sus compañeros con cara de asombro. Así fue que, a pesar de no tocar ninguna corte del ‘The Gallery’, tuvieron un recibimiento tal. Tremendos.

Con este panorama, entraban en escena The Offspring, que vaya, sin desmerecer lo que son, no estaban ni cerca de lo que acababa de pasar. Con todo, el repertorio que tienen los californianos es irremediablemente conocido por la gran mayoría de los allí presentes, y no disfrutar ni corear se hace tarea casi imposible. Como si no pasasen los años por ellos, estos gigantes del punk más accesible no dieron opción a que hubiera una queja. Como mucho se les podría pedir que tocasen algo más de los primeros discos en detrimento del ‘Americana’, del que cayeron seis.

The Offspring DExter Holland Resurrection Fest 2016 crónica

Dexter Holland (The Offspring)

Después de tal maratón, hice un descanso mientras miraba de reojo a uno de los habituales del festival, Madball, los cuales habían colgado como telón un recordatorio en honor del fallecido alcalde de Viveiro, Melchor Roel, amigo de la banda y artífice de buena parte del éxito del festival. Todo un detalle.

Con todavía energías para un concierto más, me dispuse a ver lo más cercano al power que había en todo el cartel. Desde Finlandia vinieron Turisas y, por lo que parecía, eran desconocidos para muchos. Ataviados de rojo y negro, con un fondo de tono eclesiástico cual fresco de ellos mismos sin pintar, hicieron gala de su metal sinfónico con tintes épicos que se fue ganando poco a poco al respetable a medida que se iba poniendo más festivos. A mayores de esto, Nygard, vocalista de la banda, inspirado como estaba, no dudó en dedicar una canción a Estrella Galicia, cerveza del festival, tras despotricar contra otras bebidas bastante conocidas. Y poco después, al enterarse que tenían como 15 minutos más de lo que esperaba, mandó el setlist a freír vientos y alargó su actuación para goce de muchos de los que estábamos allí.

Turisas Mathias Nygård Resurrection fest 2016 crónica

Mathias Nygård (Turisas)

Terminado el concierto, me dispuse comprar algo de cena en uno de los diversos puestos de comida mientras escuchaba Abaixo cu Sistema, un grupo de versiones de SOAD que no sonó nada mal, qué raro, ¿eh?

 

Sábado

Dos y media de la tarde. Sol abrasador. Wild Lies tocaban en el grande, y yo ya andaba por allí como si fuera mi casa. A pesar de que la voz estaba un poco baja y solo había un puñado de gente, tras media hora de su hard rock actual, uno podía quedarse con la impresión de que es un grupo a seguir más allá del hecho de que uno de sus miembros sea hijo de Adrian Smith.

Después de pasar por el Pandemonium (la zona VIP del festival) para encharcarme de agua, me dispuse a escuchar el grindcore de Nashgul. Más que conocidos en la escena coruñesa, su brutalidad no deja indiferente a nadie, si bien bajo la atenta mirada del astro solar, todos están condenados a perder algo de punch en la escena.

Todavía con poca gente, The Raven Age, que abrían para lron Maiden en la gira, dieron un concierto bastante bueno, y de encontrar un sonido más propio, es posible que puedan ofrecer algo interesante. Hay que destacar que entre ellos también se encuentra otro hijo de un miembro de los Maiden, en este caso el guitarrista George Harris. Seguidamente, Obsidian Kingdom volvían a demostrar que no todo salía perfecto y tuvieron unos pequeños problemas en el Chaos. A pesar de ponerle sentimiento, la tranquilidad que rodeaba buena parte de su sus cortes hacía que lo interesante de su oferta artística no fuera suficiente para superar la elevada media del festival.

Ambiente resurrection fest 2016 fotoLos nombres importantes empezaban a caer temprano y tocaba que Destruction empezasen a levantar el polvo frente al principal haciendo uso de temas como “Under Attack”, de su nuevo disco homónimo, o “Second to None”, entre otros clásicos como “Mad Butcher”, “Bestial Invasion” o “Nailed to the Cross”. Sin llegar a ser excelso, el thrash de los teutones sirvió para aumentar la intensidad y nutrir la esencia de una tarde que iba a ser pletórica.

Sin descanso (ya me había acostumbrado) paso por delante los Shining y su vena experimental para dirigirme hasta el Ritual, donde Thy Art is Murder están montando un cirio de aúpa. Ni corto ni perezoso, me meto hasta la cocina. Llevo suficientes conciertos como para darme cuenta de que música como el deathcore se disfruta mucho más desde la gresca. Hay que saber adaptarse a todo y disfrutar por el camino. Así fue que, entre trallazo y trallazo, me pasó por encima hasta el mismo vocalista, que no se arredraba ante el hecho de cantar en medio del público buena parte del ‘Holy War’ -el disco que sacaron en 2015- entre otros cañonazos.

Con las revoluciones a tope, no voy a negar que Bullet for my Valentine, por más heavies que sonaron, me pegaron un ligero bajón. Como The Offspring el día anterior, no se puede decir que no lo hicieran todo bien, de hecho me sorprendieron hasta cierto punto. Fue ‘Venom’ el álbum de donde extrajeron más, llegando hasta las catorce balas en la hora y diez que duró el concierto, y el público, tan acérrimo como numeroso, disfrutó de lo lindo, mientras que yo ya tenía un ojo en lo que estaba por venir.

Al contrario que muchos otros, Enslaved no tocaron nada de sus últimos discos, pero bien es cierto que con la calidad que atesoran pueden hacer lo que quieran. Sin embargo, a pesar que dicha calidad fue puesta de manifiesto, algunas partes más aterciopeladas no son suficiente reclamo cuando está a punto de tocar quien va a tocar. Con todo, se antojó efímero y me dejó con ganas de más.

Iron Maiden Bruce Dickinson Resurrection Fest 2016 crónica

Bruce Dickinson (Iron Maiden) sobrevolando Viveiro

Con los nervios in crescendo, la búsqueda de un buen lugar mientras suena “Doctor, Doctor” de UFO parecía casi imposible, pues toda la explanada entre los dos escenarios principales estaba abarrotada por gente de todo tipo para ver nada menos que a Iron Maiden. Con mucha educación (siempre indispensable) llegué hasta las primeras filas justo para ver el vídeo introductorio seguido de los dos primeros cortes de su último larga duración, ‘The Book of Souls’. Como ya me sabía el setlist gracias a las crónicas editadas en esta revista, mis oídos estaban atentos a la voz de Bruce, pues por mucho que se lea y se escuche hay cosas que tiene que percibir uno mismo. No hizo falta demasiado para poder concretar que, aunque el señor Dickinson no está al 100%, tampoco se aleja de ello demasiado, y por supuesto se encuentra muy por encima de lo que se espera teniendo en cuenta su edad, su extensa trayectoria y, sobre todo, el cáncer que sufrió hace poco. Aclarado esto, hay que apuntar lo bien que la doncella fue desarrollando el concierto, teniendo en cuenta que al menos la mitad son temas nuevos, lo cual a mí me agrada porque ya los he visto varias vece, pero podría entender que los primerizos echen en falta algún que otro clásico, pues en el caso que nos ocupa, no son pocos los que quedaron en el tintero. Así, “Children of the Damned”, “Powerslave” y “The Trooper” se entremezclaron con las nuevas, “Death or Glory”, “Tears of a Clown” o “The Red and the Black”, mientras los fondos cambiaban constantemente y los miembros del grupo no paraban de demostrar que la frescura no tiene que ver con la edad. Bruce el primero, como frontman sigue imparable: saltando, haciendo bromas y cambiando de atuendo si la canción lo requiere. Así la noche asomaba en Viveiro al son de una oportuna “Fear of the Dark”, escoltada por dos clásicos como son “Hallowed be thy Name” y “Iron Maiden”. Y tras el falso adiós, la magia volvía con el fuego y el busto del diablo para que sonase “The Number of the Beast”, sellando con la emotiva “Blood Brothers” y la sempiterna “Wasted Years” una actuación que quedará en la memoria de los muchos que la pudimos disfrutar.

Sin tiempo apenas para comentar lo ocurrido, empezaron a sonar Entombed A.D. con una sonoridad y un ritmo que retuvieron a muchos de los presentes, todavía quedaba mucha noche más allá de la doncella. Con la espina dorsal de su selección extraída de su etapa anterior, solo “Midas in Reverse”, “Second To None”, “Dead Dawn” y “The Winner Has Lost” fueron entrecruzándose en ese orden con los éxitos más antiguos, todos ellos bien recibidos en la nocturnidad, donde ahora había mucho más sitio para agitar la cabeza. Y hablando de oscuros, Abbath hacía acto de presencia escupiendo fuego, con un setlist de un orden muy parecido, donde las joyas de Immortal no eran mayoría por poco. Su lanzamiento homónimo de este 2016 está bastante bien. La nota curiosa la puso él mismo al marcharse a mitad de la actuación. Ya a sabiendas que es todo un carácter, el hecho de que tanto bajista como batería resolvieran haciendo sendos solos con sus instrumentos no me tranquilizó en absoluto por bien que lo hicieran. Poco después, el vocalista, el cual personalmente me resulta muy divertido, volvió para tocar unos pocos temas más y finiquitar el concierto con nada más que un “Thank you”, desconcertando a unos cuantos de los que estaban allí.

Al instante ya salían Graveyard para recordarnos que mucho de lo mejor siempre está al final. El hard rock de los suecos puso el toque setentero que le faltaba al festival, y con qué clase. No es extraño que sea uno de los grupos revelación del estilo en los últimos años. Su ‘Innocence & Decadence’ como telón de fondo sirvió, junto con delicias como “Ain’t Fit to Live Here”, “Hisingen Blues” o “The Siren”, para llevarnos de viaje en el tiempo por unos derroteros psicodélicos en los que pocos pueden vagar con tanto talento. Como continuación ideal, la presencia de Nashville Pussy acrecentaba la idea de que la selección magistral de grupos iba más allá de lo extremo. Las buenas maneras de los estadounidenses permitían que su rock sureño arropase a todos los que quedaban por el festival. Recordaron a Bud Spencer, fallecido recientemente.

Como conclusión, Black Horsemen aderezaron con unas versiones de Metallica la despedida de una edición del Resurrection que se tornaría mítica, histórica, y si no, al tiempo.

Texto: Krovikhan Fahrenheit

Fotos: Jesús Figueirido / Nerea Ramos

 

 

 

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Esta entrada fue escrita por Redacción

1 comentario

  • Krovikhan Fahrenheit dice:

    Al releer el artículo en la busqueda de la autocrítica habitual, me acabo de dar cuenta que me comí a los The Real McKenzies, grupo que sí vi y disfruté, y no fue poco precisamente. Los canadienses dieron un auténtico recital animando todo lo que se podía animar allí que tampoco era poco. Los sonidos de la gaita se entretejieron perfectamente entre la distorsión de su "celtic punk" haciendo todavía más pletórica si cabe la noche del sábado. La cantidad de movimiento que había entre el todavía numeroso público lo atestigua. Anotar también que, aunque brevemente, pude escuchar algo de True Mountains, Municipal Waste y The Goddawn Gallows, todos con buen sonido y ambiente, pero me fue imposible profundizar mucho más. Esperemos que para la próxima. Un saludo.

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