MARKY RAMONE’S BLITZKRIEG + ATTAQUE 77 CON BUDWEISER

La3, Valencia

Noche de martes calurosa en la ciudad del Turia. En la puerta de la sala apenas hay unas 10 personas, todo hace presagiar que no habrá una buena entrada. Primero por ser un concierto entre semana, y segundo porque Attaque 77 estuvieron por aquí hace un año. La sala es pequeña, y desde cualquier lugar se puede ver, sin el menor problema, el escenario. Escenario que está muy bajito, sin foso, algo que casi siempre dificulta la labor de los fotógrafos y que hoy va a tener mayor relevancia. El público asistente se podría clasificar en dos bandos: por un lado hay gente, de todas las edades pero mayoritariamente jóvenes, para ver al mítico batería Marky Ramone, y por el otro, muchos compatriotas de Attaque 77 de Argentina, que sin duda, también disfrutaron de los clásicos que escupió el teatral Andrew W.K.

Con más de 20 minutos de impuntualidad hizo acto de presencia parte de la historia musical del rock, Marky Ramone, con ocho discos de estudio con The Ramones y una voluntad de hierro para seguir “homenajeando” por todo el orbe a su gran banda, estaba en Valencia. Sin apenas poder digerir lo que teníamos enfrente de nuestros ojos, comenzaron machacones. En el centro de la sala, se formó un pogo con los primeros acordes de “Rockaway Beach”, pero podía haber sido cualquiera de los clásicos del grupo, pues en el ambiente se notaban las ganas de bailar. Sin tiempo para tomar aliento, como en su día los propios Ramones, sonó “Teenage Lobotomy”, con un Andrew más que teatral.

Los temas iban cayendo con pasmosa velocidad, el charles era aporreado con una fuerza brutal. Marky, no sólo no había perdido la pegada, sino que lo hacía de un modo perfecto, cual máquina bien engrasada. El combo no paraba ni un segundo para hablar con el público y tampoco se detenía a beber agua. Eran directos y rabiosos, como un  perro enfadado. Una de las canciones mejor interpretadas fue “I Believe in Miracles”, del “Brain Drain” de 1989, hay que decir, que sin salirse del guión, pero Andrew lleva a su terreno un poco las canciones, lo que las carga de la personalidad del cantante, algo que las engrandece. Llovían temas apabullantes de la mítica banda ante la incredulidad de algunos y el desenfreno de otros. Por fin en “Pet Sematary” Andrew nos comentó algo sobre los mejores amigos del hombre para, enseguida, y sin mediar más palabras, tocarla como alma que lleva el diablo; ésta fue la actuación con el mayor grado de teatralidad de todo el show, era gracioso ver al voceras interpretando lo que decía la letra.

Fue increíble escuchar en directo, al menos estando presente su batería, los temas que tantas veces había disfrutado, y que por derecho propio son parte de la historia. Por fin llegó el primero de los que se presumían más coreados de la noche, y con el que iban, en teoría, a cerrar la primera parte del show: “Pinhead”. Y, como era normal después del esfuerzo, la banda se retiró de las tablas. Pero el tiempo de la parada era demasiado largo, algunos lo achacábamos a la edad del líder de este grupo, Marky Ramone’s Blitzkrieg, pero el tiempo transcurría, algunos asistentes coreaban algunas canciones, otros se hacían fotos con la batería de fondo, pero ni Marky, ni Andrew ni nadie aparecía, y de pronto los pipas comienzan a desmontar… Al principio, al quitar el charles, podías pensar en un cambio por el uso desmesurado que había hecho el neoyorkino, pero no, el bolo había terminado Entre pintos y gritos los pipas iban quitando la batería, que ocupaba casi todo el escenario, y preparando las cosas para los argentinos, espera que se hizo larga y tediosa, más de 30 minutos. El combo se marcha de Valencia con unas diez canciones sin tocar, canciones que no sonaron esa noche, pero que seguro volverán a sonar en la próxima gira que hagan por aquí.

Reponiéndonos del susto nos preparamos para la descarga de Attaque 77, con un bastión de compatriotas en el centro de la pista conocedores de todas las canciones, pues corearon absolutamente todas. El combo salió a escena tranquilo, con calma, viendo que la sala, ahora, estaba algo más vacía, y mucha gente estaba situada a los lados. Mariano, nuevo vocalista del grupo tras la salida de Ciro Pertusi, nos dice, entre bromas, “Esta canción la escribimos cuando teníamos 16 años”, y entonces sonó “El cielo”, para alegría del público, tema que empalmaron con “Western” y con “El Perro”. “Estuvimos acá hace un año tocando” dice el muy comunicador de Mariano, para saltar por los aires con “Ojos de Perro”. Y ahora nos introduce al bajista Luciano, que demostró la procedencia punk del combo, con una voz dura y grave, para cantarnos “Setentistas”, y con esa ya llevábamos 3 de su disco de 2003 “Antihumano”, un trabajo que llegó a  disco de oro. Y ya puestos, Luciano se marca otra canción, en este caso “contra los toros y cualquier tipo de maltrato animal”, con “San Fermín”.

Mariano, y el resto de la banda, saben que el público está entregado, que la fiesta es inmensa y que después de la espantada de Marky la gente está con más ganas, si cabe, de rock. “La siguiente está dedicada a los 30.000 desaparecidos en la dictadura argentina”, así de claro nos introduce en “Canción Inútil”, con la participación de Lucrecia López Sanz (Nube 9, The Bayonets) a la guitarra acústica. “Dedicado a todos los políticos de Argentina y Latinoamérica, y de acá de España”, y suena atronadora “Chicos y Perros”, seguida de “Amigo”, que es una explosión de felicidad en el público argentino de la sala, que la baila, la corea y la disfruta, es más, cuando termina la canción continuaron tarareándola. La verdad es que me pareció uno de los mejores temas de toda la velada, con un estribillo que se clava.

Al ver la entrega de los asistentes el vocalista propone que soliciten cuál era la canción que querían que sonara, por descontado pidieron todas, y al final acabaron tocando “Espadas y Serpientes”, del disco “El Cielo Puede Esperar”, del que extrajeron alguna más. Se notaba que el termómetro de la sala subía con cada nueva tonada, y que el final del espectáculo se acercaba. “Y ahora un homenaje a Sancho, un rockero argentino, y lo vamos a corear entre todos”, y así sonó “Dame Fuego”, y después su último gran éxito en España, “Arracacorazones”. Como supuesta penúltima “Donde las águilas se atreven”, y digo penúltima, porque todavía nos quedaba un tema más, pero alguien del público empujó un micro y ahí se acabó el concierto con un escueto “Ciao” por parte de Mariano, que había estado muy locuaz durante todo el recital.

Hay que seguir agradeciendo a Budweiser Live Circuit que siga trayendo a grandes bandas y que la música en directo continúe viva.

Para ser martes la sala estaba bien, aunque ninguno de los dos grupos terminara el show, en el caso de Attaque sólo fue una canción, pero Marky se fue con un cuarto de concierto sin interpretar.

Texto y fotos: Javier Caro

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