KAMCHATKA: UN SEÑOR FELIZ DE LA VIDA

4 diciembre, 2014 3:53 pm Publicado por  1 Comentario
Los Kamchatka del ex de Opeth Per Wiberg

Los Kamchatka del ex de Opeth Per Wiberg

Sala Edaska, Barakaldo

Hay una gran diferencia entre hacer las cosas por obligación y porque a uno realmente le gustan. El mundo de la música, así como otros ámbitos, está poblado de grises funcionarios que acuden a los saraos con la misma actitud del que ficha a las siete de la mañana, acongojados ante un destino inevitable y deseando que pase el mal trago cuanto antes. Pero bien saben los expertos en comunicación gestual que esos humos al final se acaban notando, del mismo modo en que a veces no es necesario decir a una persona que molesta, aunque los susodichos no acostumbren a darse por aludidos.

Un buen rollo absoluto de comuna hippie desprenden los suecos Kamchatka, una suerte de supergrupo en el que confluyen miembros de Opeth o Spiritual Beggars y que confirma la extraordinaria versatilidad que se gastan por esas latitudes para pasarse, por ejemplo, del death metal o el progresivo al blues rock setentero sin apenas despeinarse. Como el talento tampoco suele venir caído del cielo, de justicia es mencionar que este power trío que toma su nombre de una península rusa llevan en activo desde los inicios del presente siglo y cuentan ya con cinco trabajos de estudio.

La mayor parte de las ocasiones en que nos hemos acercado hasta el Edaska barakaldés siempre se ha tratado de bolos familiares, cuya asistencia no solía superar las veinte personas, pero el retro rock tiene un tirón considerable en la actualidad, y eso se constató en la ingente multitud barbada que pobló el garito. Hubo un leve retraso, aunque se antojó insignificante al saber que se les había estropeado la furgoneta al volver de Orense el día anterior, fieles a la milenaria costumbre de tirar millas como alma que lleva el diablo.

Cual guante en la velada encajaban los teloneros en progresión ascendente Highlights, finalistas en el último Villa de Bilbao y que gracias a ello participarán en el próximo Azkena Rock Festival vitoriano. Y pese a que sus composiciones sigan sin sorprendernos por su novedad, es incontestable su reputada solvencia en directo, remitiendo a la épica sureña de Lynyrd Skynyd o los punteos estratosféricos de Thin Lizzy y apelando asimismo a las esencias hardrockeras con una versión muy decente del “Shoot Shoot” de UFO. Cada vez lo bordan más.

Allá en el principio de los tiempos estaba la pura electricidad, los riffs mastodónticos, la intensidad del blues progresivo y todas esas características que Kamchatka desempolvan para dar lustre con la dignidad que merecen. Quizás esta idea revisionista subsista en el nombre de su reciente largo ‘The Search Goes On’, una especie de eterna búsqueda del sonido al límite sin llegar a desbarrar, punteos que se alargan durante minutos pero sin que el sopor llegue a invadir a los presentes.

Con un “Out of My Way” que enseguida daba pie a las divagaciones instrumentales, contemplamos de un plumazo la verdadera pasta de la que están hechos estos suecos. Para empezar, su voceras Thomas Andersson era un señor feliz de la vida, un tipo con una cara exultante de felicidad, hasta el punto de que una chica que estaba al lado nuestro no pudo evitar exclamar: “¡Toca con los ojos cerrados y sonriendo!”.

Sí, lo cierto es que era un hombre muy risueño, de esos a los que se nota a la legua que disfrutan con el oficio y viven cada nota como si fuera la última que interpretaran en vida. Un entusiasmo que no se limitaba a lo estrictamente musical, sino que también abarcaba esa desmedida afición a la cerveza propia de las altas latitudes, el líder afirmó incluso que la bebida “sabía mejor los sábados” y no dudaron en solicitar refrescar el gaznate a los responsables de la sala.

Pero el trío se ganó de sobra el pimple, en especial en esos punteos alucinantes que recogían el legado de Cream o Jimi Hendrix y dejaban ojiplático. Cuando se atrevían a bajar un poco el pistón, la peña aplaudía a rabiar e incluso en pleno delirio enérgico algunos gritaban “hey”. Y es que su desmedida habilidad era fuera de lo común, como si encendieran un interruptor, se disparara un flujo incesante y aquello se pudiera prolongar hasta el infinito.

En su catálogo disponían además de cierta variedad, con aproximaciones al frenetismo controlado de Danko Jones en “Tango Decadence” o poniéndose metafóricamente el traje de señores pulcros y aseados a lo Bonamassa en “Cross The Distance”, antes de repantigarse en el sofá, sacar la copa y el puro para “No”, con leves reminiscencias a la clase de los primeros Whitesnake. Música con mayúsculas capaz de apelar a cualquiera con un mínimo de criterio, ya sea lo tuyo el death metal, el black, el gótico u cualquier otro estilo, el talento desmedido debería estar al margen de encasillamientos.

Pero casi lo mejor estaba por llegar con el inmenso bis “Doorknocker Blues”, un enorme in crescendo que apelaba a las esencias con una guitarra a la que después de tanto manoseo solo le hubiera faltado explosionar. El colofón se completó con el alma hendrixiana de “Coast to Coast” y la reverberación stoner moderada de “Ain’t Falling”. De enmarcar.

Al hilo de lo que decíamos al comienzo de la crónica, existen recitales de cumplir sin más, ideales para los taciturnos que fichan cada mañana con puntualidad religiosa, y luego están ya los pertenecientes a otra dimensión, aquellos que se desviven en el día a día y tratan de dar lo mejor de sí en toda ocasión. Nunca tantas consonantes juntas podrían crear un efecto tan embriagador.

Texto y foto: Alfredo Villaescusa

 

 

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1 comentario

  • Juandie dice:

    Sin duda que en estos KAMCHATKA hay muy buenos músicos de la escena rockera sueca además se me hace raro según he apreciao en la foto ver al ex-teclista de OPETH como es PER WIBERG tocando el bajo.Lo importante que esta banda junto con la otra telonera dieron un estupendo recital en tierras vascas!!!

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