FURYON: HACERSE VISIBLE

Kafe Antzoki, Bilbao

A veces uno se puede volatilizar o materializar a su antojo. No es necesario ningún artilugio sofisticado sacado de algún relato de ciencia-ficción, basta simplemente con la voluntad de dejarse sentir. Es aquello que decía Ralph Ellison en su excepcional novela ‘El Hombre Invisible’: “Soy un hombre invisible. No, no soy uno de aquellos trasgos que atormentaban a Edgar Allan Poe, ni tampoco uno de esos ectoplasmas de las películas de Hollywood. Soy un hombre real, de carne y hueso, con músculos y humores, e incluso cabe afirmar que poseo una mente. Sabed que si soy invisible ello se debe, tan solo, a que la gente se niega a verme.”

Por tanto, todo se debe a una simple cuestión de voluntad, a ganas de abrir o cerrar los ojos. Y si tenemos en cuenta los pocos fieles que se animaron a presenciar la primera gira española de los hard rockeros británicos Furyon, cabe concluir que hubo un ataque de ceguera total. No ayudaba por supuesto el hecho de que a esa misma hora a escasos metros estuvieran tocando por la cara los suecos Hellsingland Underground en el marco del ciclo Azkena Sessions. De hecho, al terminar los ingleses, muchos optaron por reengancharse al otro bolo para seguir la fiesta.

El panorama era verdaderamente desolador minutos antes de la hora señalada y cada vez que entraba una persona daban ganas de sacar trompetas. Y es que, aparte de lo señalado anteriormente, se antojaba un tanto arriesgado elegir una fecha entre semana sin teloneros de por medio. Había voluntad de jugársela desde luego y al final unas 20 personas respondieron al envite de estos forasteros, modernos pistoleros que se plantan ante su público con el mismo aplomo con el que antaño se desenfundaba un arma.

Sin grandes florituras de por medio, una intro reminiscente de las melodías de las pelis de James Bond sirvió para sumergirnos mediante “Disappear Again” en ese peculiar estilo que ejecutan Furyon a caballo entre el hard rock clásico y el metal progresivo, una cóctel no muy frecuente y que cualquier aficionado a la música en general debería catar por lo menos unos tragos.

Dando cancha a ‘Gravitas’, su único trabajo hasta la fecha, siguieron sin desfallecer con “Wasted On You”, que pone de relieve que la técnica no tiene por qué estar reñida con la comercialidad. Cuidan además bastante la puesta en escena, con un cantante de tono añejo con pura flema británica y pose con micro que recordaba a leyendas del calibre de Robert Plant. Los guitarras, en cuanto a actitud tampoco le van a la zaga, uno de ellos con mechas y aire de guitar hero, y en cuanto tienen ocasión se explayan sin resultar pesados.

Hay que señalar que en directo prima más la faceta contundente de su sonido frente al ramalazo progresivo, aunque eso no quita para que de vez en cuando les dé por las divagaciones instrumentales, “New Way of Living” fue un claro ejemplo de ello. Pero ya se sabe que en la mesura está el equilibro y parece que este aspecto lo tienen más que estudiado, sin pasarse de la raya en ningún momento y reproduciendo con exactitud milimétrica todo aquello que escuchamos en estudio, salvo algún ocasional teclado pregrabado, que dicho sea de paso, no se habría echado en falta.

Disponer de un solo disco es una limitación tremenda para afrontar un repertorio variado, aunque habida cuenta de sus posibilidades lograron insuflar cierta versatilidad en cortes como el medio tiempo “Our Peace Someday”, donde el voceras entonó con sentimiento, asemejándose quizás al difunto Steve Lee de Gotthard, y el guitarrista de las mechas hizo un solo de quitarse el sombrero. Tuvieron además el detalle de presentar material nuevo al margen del debut, caso de “These Four Walls”, que reincidía en esa progresividad melódica que tanto les gusta.

Hubo que lidiar con una radio que se acopló al sonido, pero enseguida se subsanó el percance. No esperábamos una duración excesiva, por lo que para la recta final reservaron “Souvenirs”, seguramente una de las piezas que mejor define su palo al abarcar metal y hard rock melódico antes de finiquitar con un intervalo virtuoso moderado.

Con tanto aroma tradicional fue todo un acierto marcarse un medley de Black Sabbath, que incluyó un “War Pigs”, de base contundente y bastante realzado a la voz, seguramente más de lo que haría el propio Ozzy hoy en día, y luego un “Paranoid” un tanto aminorado en pos de la rotundidad sonora. “Desert Suicide”, por su espesura y aires atmosféricos a lo Pink Floyd, tampoco es un fiestón para las distancias cortas, pero supieron enmendar la plana rápidamente en el único bis “Don’t Follow”, pieza inevitable en su debut ‘Gravitas’ y que en su estribillo los acerca al rock alternativo de Soundgarden o Alice In Chains.

Para un jueves no esperábamos mucho más, una breve muestra del potencial de estos tipos, que a pesar de la que está cayendo tratan de hacerse visibles con un estilo muy personal que no copia en exceso a nadie. Esperemos que a la próxima vuelvan ya con una considerable cantidad de material en estudio para presentar porque en el tú a tú atesoran potencial de sobra. Hay que tenerlos cuadrados empero para lanzarse al ruedo con tanta determinación como la que exhibieron. Pura clase.

Texto y foto: Alfredo Villaescusa

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