EVERY TIME I DIE: MÁS CLARO NO SE PUEDE

16 noviembre, 2012 11:15 am Publicado por  2 Comentarios

La [2] de Sala Apolo Barcelona

El día de la Huelga General no es buen momento para montar un concierto pero la gente de Cap Cap Produccions decicidieron continuar con la primea gira que daban Every Time I Die en nuestro país. Habían muchas ganas de ver a los de Buffalo y debías ir cargado de ellas cuando no tenías la posibilidad de utilizar el transporte público. Llegamos con el último metro disponible y vimos los dos últimos temas de Clouds Over Normandy, promesas nacionales que tienen en sus dos guitarras un filón muy interesante. Los catalanes ya conocían al cantante Keith Buckley porque hicieron de teloneros a su superbanda The Damned Things cuando estuvieron en Barcelona junto a los canadienses Protest The Hero.

EITD merecen un lugar de honor en nuestros corazones ya que los hemos visto crecer y después de seis discos presentaban Ex Lives de este mismo año para una audiencia que no llegaba al centenar de personas. Un pinchazo en taquilla pero un lujo para los que pagaron religiosamente su entrada. Su gira consta de tres fechas y la Ciudad Condal era la segunda. Se mostraron por encima de la media de bandas de metalcore que pueblan este mundo de chillidos y agradecidos pese a la poca recepción en cantidad que no calidad. Allí estaban los truly fans, mayoritariamente de la periferia de Barcelona, y eso merece un aplauso colectivo. Hicieron repaso de su carrera en un set de hora justa y demostraron que las tablas que han adquirido son difíciles de conseguir. Una lástima que la huelga les hiciera semejante amago de feo ya que quizás en el futuro se plantean si volver. No es lo mismo petar el Razzmatazz 2 con The Damned Things que actuar ante una sala pequeña de Apolo con cuatro gatos. Pese a esta imagen desmerecida fueron profesionales, mostraron un repertorio consistente en repasar su trayectoria, promocionar su nuevo redondo y hacer hincapié en su merchandising y su intención de quedarse al final a parlotear con los interesados. Yo me lo pasé en grande, pude estar en primera fila pero me planteé si el mesiánico Buckley se siente mejor desgañitándose a sus treinta después de quince años de carrera o si prefiere demostrar sus cualidades vocales y relajar su registro para ofrecer el ámbito lujoso que dibujan sus cuerdas vocales. Me supo a despedida pero serán cosas mías. A veces no es necesario chillar para dejar las cosas bien claras. Mención de honor a su hermano Jordan. El guitarrista se subió a la barra y mientras se marcaba un pasaje acojonante se pimplaba una cerveza que la camarera puso en su boca. Quizás sus tiempos de gloria pasaron pero el repertorio que poseen es la envidia de sus coetáneos.

Así pues, los hermanos Buckley se marcaron una noche de aquellas para el recuerdo, de esas perfectas para decir “yo estuve allí”.

Texto: Pau D. Peñalver

Foto: Lula Mae

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