Crónicas
Mad Cool 2018 (13 de julio)
«Grandes polémicas y un público entregado»
13 julio 2018
Espacio Mad Cool, IFEMA-Valdebebas (Madrid)
Texto: Yorgos Goumas Fotos: Alfonso Dávila
La segunda jornada del festival tampoco estuvo exenta de problemas y polémicas, pero nosotros nos vamos a centrar en lo estrictamente musical y a alguna que otra decisión polémica de los organizadores, pero desde el punto de vista musical, ya que para todo lo demás hay amplia información en los medios de comunicación, redes sociales, etcétera. Si hiciéramos eco de todo lo que ha ocurrido, esta crónica sería interminable.
Poco antes de las 18 horas, un servidor entró sin problemas desde el acceso que está al lado de la parada del metro IFEMA y no vi las colas interminables del jueves (aunque he leído que los problemas persistieron en otros accesos) así que sólo puedo hablar de lo que vi).
El primer artista que vi fue un cantautor estadounidense llamado Kevin Morby. Pues bien, la gente que me conoce bien sabe que mis gustos musicales son muy variados y que respeto a los artistas por poder hacer algo que yo mismo soy incapaz por carecer de cualquier atisbo de talento a la hora de siquiera intentarlo y que por eso nunca hago una crítica mala, si la puedo evitar, pero… Lo de este chico es un delito: música insulsa a más no poder y una mala copia de Lou Reed; un indie ñoño y soporífero que justifica todos los estereotipos en su contra y todo esto bajo un sol inmisericorde. ¿A quién se la habrá ocurrido meter a este chico a uno de los dos escenarios principales a estas horas? Música spineless (sin chicha, fuerza) para una generación de millenials.
La única razón porque estuve allí fue porque me había citado en el backstage de este escenario para hacer entrevista con Jerry Cantrell (entrevista que saldrá en el número de septiembre de La Heavy). Consecuentemente, cuando salí de la entrevista los At the Drive-In ya estaban en plena faena en uno de los escenarios principales. Admito que no soy muy fan de su post-hardcore a lo Fugazi o Drive Like Jehu, pero desde luego la energía escénica de Cedric Bixler-Zaval, (quien no paraba de hacer virguerías como tirarse encima de sus compañeros mientras tocaban, tirar el micrófono o uno de los ventiladores contra todo lo que se meneaba, etcétera) nos hizo olvidarnos de un plumazo del pelmazo de Morby. “Sleepwalk Capsules”, “Pendulum In a Peasant Dress”, “Quarantined” o “One Armed Scissor” hicieron las delicias de los allí presentes.
No pude disfrutar del directo de los ingleses Marmozets porque estaba demasiado alejado del escenario así que entre el ruido del gentío apenas puede discernir temas como “Move, Shake, Hide”, “Lost in Translation”, “Suffocation” o “Why Do You Hate Me”. Cosas de la masificiación, supongo.
Por razones desconocidas, al final tuve que salir del recinto para comprar los billetes del autobús de vuelta, mientras que anteriormente había acudido dos veces en el mostrador correspondiente dentro del recinto donde me dijeron que aún no estaban disponibles. Eso me hizo que me perdiera la actuación de las londineses indie/grunge Goat Girl, pero afortunadamente pude ver integra la actuación de Morgan. Ya conocía su inmensa calidad musical después de haberles visto teloneando a la inmensa Beth Hart en las Noches del Botánico del año pasado. Su sonido es la mejor amalgama de la música norteamericana, género que se hace llamar americana (una mezcla de blues, rock, góspel y folk). Esta banda parece haberse creado en las llanuras del medio oeste americano o los montes Apalaches en lugar de Madrid, donde están afincados. Su manera de coger lo mejor de artistas como The Band, Wilco, Jeff Tweedy, Ryan Adams o My Morning Jacket y mezclarlo con elementos más comerciales o accesibles (Pink Floyd son una de sus referencias) hacen de este combo una de las citas imperdibles para ver en directo si os surge la oportunidad. Una actuación que se nos hizo muy breve; esperemos volverles sobre las tablas muy pronto.
Admito que nunca fui fan ni de The White Stripes ni de Jack White, pero aún así me acerqué a uno de los dos escenarios principales para comprobar el porqué de tanto éxito. Su música en solitario me recuerda a bandas como Band of Skulls, The Kills o Black Rebel Motorcycle Band, para que tengáis una referencia, y temas como “Over and Over Again”, “Corporarion”, “Connected By Love”, “High Ball Stepper” o “Lazaretto” dan buena fe de ello. También sonaron temas de su ex banda, como “Hotel Yorba” y, cómo no, “Seven Nation Army”, que desató la locura total, y con la que cerró su actuación. La verdad es que en directo suena más rockero que en el estudio, y su propuesta musical nos hizo olvidarnos del sopor de otras bandas del cartel, pero es ese pozo de modernismo en su propuesta musical el que no me ayuda acercarme a él libremente. Es pura cuestión de gustos.
No solamente de rock se vive el hombre, así que me acerqué a uno de los escenarios pequeños para ver a Perfume Genious, nombre artístico de un músico estadounidense llamado Mike Hadreas. Su propuesta es muy alejada de la mira musical de este medio y sólo cabe decir que hace una especie de chamber pop (por grandilocuente y/o ambiental) en la misma senda que Anthony and the Johnsons y que proviene de artistas como Kate Bush. Una propuesta no muy apta para combatir el cansancio después de tantas horas de festival y que tampoco caló hondo entre los de allí asistentes, quienes habían acudido para ver a Alice In Chains, que actuaba después en el mismo escenario.
Y aquí viene la primera polémica de las dos de esta crónica: ¿a quién se le ocurre poner a los de Seattle en un escenario pequeño, impropio de su legado, en un rincón del recinto y con un sonido tan bajo? Aunque el sonido era nítido y cristalino, sonaba demasiado bajo y a mí personalmente me impidió disfrutar de pleno con un setlist lleno de temas impepinables como “Check My Brain”, “Again”, “Them Bones”, “Dam That River”, “Hollow”, “Nutshell”, “No Excuses”, “We Die Young”, “Stone”, “Your Decision”, “Man In The Box”, “Would?” o “Rooster”. De hecho el propio Cantrell, al final de la entrevista me preguntó qué tipo de festival era esto y le dije “más bien de corte alternativo/indie” me dijo “that figures” (algo así como “ahora lo entiendo”). Creo que estuvo de mal humor a raíz de esto y eso afectó también a la entrevista que tuve con él. De hecho ni siquiera se molestó en presentar al público, “The One You Know”, el tema de su inminente disco, ‘Rainier Fog’; obviamente si vas a lanzar un nuevo disco en breve no perderías una oportunidad para anunciarlo, pero no fue así. Afortunadamente, el público estaba totalmente entregado y coreó a cada uno de los temas a pleno pulmón compensando así el bajo volumen.
Después de aquel despliegue de oscuridad y riffs sabatianos, se me hacía muy cuesta arriba ir a escuchar a los petardos escoceses Franz Ferdinand y sólo aguanté unos temas. Admito que “Do You Want To”, con el que abrieron su set hasta lo he bailado yo pero después de unos Alice, lo siento, pero me supera. El ritmo bajo con “The Dark Matinee” para subir otra vez con “Always Ascending” y “No You Girls”. Como ya tenía en mente a ir a ver a los Massive Attack cuando sonó el tema muermo de “Walk Away” decidí irme a tomar posición para los de Bristol… y allí viene la segunda polémica recogida en esta crónica: aparentemente los músicos de Massive Attack vieron que les habían metido en un escenario semi encerrado (escenario The Loop), algo que impedía que les viera tanta gente como a ellos les hubiese gustado dada su popularidad y legado. Sin embargo, lo que de verdad les molestó, siempre según las explicaciones dadas posteriormente por parte de la organización, fue que el sonido de uno de los escenarios principales, donde actuaban Franz Ferdinand, irrumpía dentro de The Loop provocando “molestias”. Lo que pasó es que un servidor estuvo esperando junto a otras miles de personas dentro del espacio semi encerrado del escenario con el consiguiente sofoco y cansancio acumulado (eran casi las dos de la madrugada) sin que nadie saliera a dar una explicación. Al final decidí marcharme a los 45 minutos de espera ya que tocaba hacerse un viaje de mínimo de una hora de duración de vuelta a casa y esta mañana tocaba hacer esta crónica. Finalmente, nos enteramos que la actuación fue finalmente suspendida. Y yo me pregunto: independientemente de la actitud de la banda (aparentemente lo habían vuelto a hacer en otro festival español hace unos años y por razones similares, y, sinceramente, desde donde estaba no podía percibir ninguna molestia sonora exterior), ¿a quién se le ocurre meter a una banda de tal calibre en un escenario secundario? Y lo más importante: ¿será por su afán de sobrepasar a otros festis como el Primavera Sound y su afán recaudador, la razón por haber contratado a tantas bandas repartidas por siete escenarios con el resultado que, efectivamente, provoca que no solamente sus sonidos se solapasen, sino que muchos artistas coincidieran, haciendo que así no pudiésemos disfrutar con un bolo íntegro sino en contadas veces para poder ver lo más posible. Un servidor lo deja aquí porque toca prepararse para la última jornada del festival y a ver qué es lo que nos depara esta noche. Mañana más y (esperemos) mejor.
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4 comentarios
Evidentemente. Gracias por avisar!
Por lo que se ve, tanto empeño con los MA te impidieron ver a Black Pistol Fire , un grupito más que modesto que lo dio todo, puso On Fire a todos los que estuvimos al loro con puro rock del que no he visto en escenarios más importantes. Acabaron con el público entregado y pidiendo más, pero la organización pasó de nosotros y les dejó sin electricidad a pesar de las protestas del grupo y del publico
Te faltó lo mejor, en mi opinión, de todo el festival: los monos articos y mi gran descubrimiento: Black Pistol Fire.