Crónicas
Tahúres Zurdos en Bilbao: Reina del rock n’ roll
«Al margen de que se produzca el milagro, la carismática frontwoman se coronó ante los fieles como reina del rock n’ roll por derecho propio. Sin que le cedan el paso ni demás mierdas. Por sus ovarios.»
10 noviembre 2023
Kafe Antzokia, Bilbao
Texto y fotos: Alfredo Villaescusa
Hay veces en las que eventos de mayor calado eclipsan todo lo que encuentran a su alrededor y casi es como si nunca hubieran sucedido. Del mismo modo, podríamos dividir la era contemporánea en un antes y después de la pandemia y así trazar una línea divisoria entre el mundo tal cual lo conocíamos hasta 2020 y lo que vino después una vez se eliminaron restricciones y el personal empezó a acudir en tromba a conciertos en una saturada agenda con una oferta que en ocasiones superaba la demanda.
El regreso de Tahúres Zurdos en 2019 tras un bolo benéfico duró realmente poco, pues unos meses más tarde llegaría el coronavirus y todos sus atropellos antidemocráticos y ya no se acordarían muchos de la gran noticia que supuso en el panorama patrio el regreso de una banda con solera cuyo origen se remontaba a 1987.
Como si se quisiera retomar ese punto y aparte que se vieron obligados a realizar al anunciar su vuelta, la gira ‘Redención’, que daba nombre también a su primera canción en 20 años, supone una nueva etapa en el grupo navarro, que seguramente, tarde o temprano, culminará en un nuevo disco. O eso por lo menos sería lo suyo.
Ya estuvieron en la capital vizcaína en junio del año pasado y también Aurora Beltrán en solitario recaló en mayo en la localidad costera de Getxo, con un notable éxito de convocatoria. Su tirón por estas tierras parece infinito, porque si no agotaron entradas en una plaza tan importante como el Kafe Antzokia bilbaíno, no se quedarían a mucho. Y encima había bastantes fans de esos que recitaban las letras a pulmón, lo que prueba una vez más las pasiones que todavía son capaces de desatar en la actualidad.
Con la garantía que aporta su habitual solvencia en directo, Tahúres Zurdos iniciaron un bolo muy dinámico buceando hasta el fondo en el hard rock con “Miss Hyde”, por si alguno todavía cree en esas tonterías de que existen grupos moñas. Echaron aún más leña al fuego con el clásico “Lujuria”, que siempre suele poner los pelos de punta, al igual que “Él lo predijo”, con ese luminoso aire hippie al Bowie de la primera época.
La voz de Aurora cursó impecable de principio a fin y confirmó una vez más su condición de diva del rock n’ roll patria, de las mejores frontwoman que uno se puede encontrar en la actualidad. Y eso por no mentar las miles de anécdotas con las que acostumbra a adornar sus recitales, chascarrillos que cuenta con el desparpajo de cualquier amiga en un bar.
El inquietante título de “Mis hijos me espían” pareció profético en 1990 y con la esclavitud total de la muchedumbre a las nuevas tecnologías en la actualidad no podía resultar más apropiado. La novedad “Princesa hada”, tema compuesto inicialmente para Estrago, pero que Aurora terminó adoptando como propio, no tardó en sonar, al tiempo que nos comentaba su capacidad para empatizar con la gente que tiene hijos en edad de salir de fiesta y les preocupa cómo van a volver.
La letra de “Arde Europa” seguía muy vigente, como Aurora explicó, y “Azul” puso uno de los colofones sentimentales de la noche, con la cantante interpretando con su característica intensidad. Como ya hemos dicho, es que no bajó la atención ni un momento debido a un repertorio muy equilibrado y acertado, donde no faltó tampoco “Redención”, el tema que ponía título a su actual gira y que sin duda debería conservarse en el catálogo de directo más allá de este periplo.
Aurora aludió entonces a la descomunal cola que había visto en los alrededores de la sala al llegar y alabó a los asistentes por su fidelidad ante la gran oferta cultural y de otros espectáculos imperante. Y tuvo el preceptivo recuerdo para el pueblito de escasos habitantes donde vive desde hace tres décadas: “No vayáis”, dijo tal vez más en serio que en broma. No hay nada como la llegada de turistas para que el rincón más mágico se eche por completo a perder.
Hubo un tramo con la vocalista en solitario que muchos consideran el punto inequívoco en el que el recital fue en propulsión ascendente, aunque lo cierto es que antes tampoco nos estábamos aburriendo. “Afiladas palabras” y “Muerte ven” certificaron que en el formato acústico es toda una experta, capaz de hacer olvidar por unos momentos la electricidad sin que el ritmo se resienta lo más mínimo.
Resaltó las conquistas de las mujeres en los últimos años y adoptó un papel militante antes de “Chicas fuertes”, en cuya letra intercaló el lema “no es no y sí es sí”. En esa misma línea, reivindicó la figura de Sister Rosetta Tharpe, a la que atribuyen el verdadero nacimiento del rock n’ roll, antes incluso que Chuck Berry y Little Richard.
“Pues no, las mujeres somos las reinas del rock n’ roll”, declaró con orgullo previamente a “La noche es…”, su soberbia revisión del inmortal “Because The Night” popularizado por la poeta punk Patti Smith. Aquí no podemos ser imparciales, pues tal vez sea uno de nuestros temas preferidos de toda la historia del rock, por lo que nos resultó otro de los colofones indiscutibles de la velada.
Con el personal comiendo de la mano, no iban a dejar que nadie se descolgara con “Tocaré”, otra de las fundamentales que siempre emocionan. Encima Aurora nos contó que la entrega de la banda es idéntica independientemente del número de espectadores: “Si van cien, pues cien”. Esa noche habría como cinco o seis veces esa cifra, por lo que ya podían estar contentos.
Regresaron para los bises tras un breve solo de batería que casi ni se sintió y que cristalizó en “La caza” y posteriormente en “El chico de la mirada asustadiza”, donde denunciaba un comportamiento masculino que “ahora algunas también lo hacen”. “Si tenéis que decir algo a alguien, decídselo, sed valientes”, animó a los dubitativos sentimentales.
Evocó a la infancia en “Planeta Ruido” y a una niña de las primeras filas le espetó: “Tú quédate así, no crezcas”. Para terminar de desatar gargantas únicamente faltaba “Una noche de amor”, aunque nos confesó que en ese terreno era “una descreída”. El broche lo pusieron con otra versión, con “Fiesta” de Serrat en este caso, ideal para acabar con inmejorable sabor de boca.
Aurora terminó solicitando al alcalde de Bilbao que les trajera en Semana Grande, pero con un área municipal de Cultura anclada en la prehistoria y ajena por completo al rock parece complicado que atiendan dicha petición. Al margen de que se produzca el milagro, la carismática frontwoman se coronó ante los fieles como reina del rock n’ roll por derecho propio. Sin que le cedan el paso ni demás mierdas. Por sus ovarios.
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1 comentario
Cojonudo resumen hacia el gran concierto que se curraron una de nuestras bandas más históricos como son los navarros TAHURES ZURDOS en el Antzokia bilbaino a través de estos clásicos. Mucha suerte para los restantes conciertos ibéricos.