Crónicas
M Clan + Razkin: Espíritu eléctrico
«Dieron una lección magistral de cómo hacer un bolo desenchufado, cargado de espíritu eléctrico y sin que te den ganas de bostezar o de sacar la mantita como hacen otros que duermen hasta a las piedras.»
3 octubre 2021
Iradier Arena, Vitoria (Álava)
Texto y fotos: Alfredo Villaescusa
Los recitales acústicos llevan aparejados siempre una serie de ideas preconcebidas que a veces no se corresponden con la realidad. Un servidor es también uno de esos tipos que cuando le anuncian un bolo desenchufado al principio se muestra algo reticente, pero tampoco se cierra totalmente en banda, pues en ocasiones te puedes encontrar una sorpresa. Y no nos solemos olvidar de aquellas míticas palabras que pronunciaba José Carlos Molina en el directo ‘Imperio de paletos’ que decían lo siguiente: “No todas las baladas significa que sean temas lentos, hay temas muy heavys que son lentos también, lo que pasa es que tu corazón fluye muy veloz”. Quizás con este tipo de shows sosegados suceda lo mismo.
Con este último pensamiento afrontamos la noche acústica que proponían M Clan y Razkin para la jornada final de esta edición especial del Azkena que se ha venido celebrando a lo largo de dos semanas. El deficiente sonido del Iradier Arena no fue esta vez impedimento para disfrutar de un espectáculo de altísimo nivel, si en esas condiciones íntimas ya suena mal, pues apaga y vámonos.
Como un guante encajaba en la velada la inclusión de Razkin, cuyo vocalista Pedro anunciaba hace escasos días su marcha de La Fuga desatando un cruce de comunicados que sorprendería a más de uno. Lo cierto es que al escuchar su música previamente nos pareció que a sus piezas les sobraba almíbar a paladas, aunque de justicia sería señalar que ganan bastante en las distancias cortas y que si te pillan enamorado tienen que ser unos temazos del copón.
¿Cómo no maravillarse ante “Andrómeda” y esa colosal letra planetaria que apela directamente a las emociones? Pedro además canta muy bien en directo, algo que se engrandecía por la colaboración de una corista que también en determinados momentos hacía de bailarina. A su vera estaba al bajo Raúl Serrano, otro que pasó cierta temporada en La Fuga. Con semejantes mimbres era imposible dar un concierto malo, o por lo menos mediocre.
Cuando hay buena materia prima, da un poco igual el formato que se escoja, eso seguro que lo sabían M Clan, que cuentan con un catálogo de canciones inmenso que sonaría bien hasta con flauta travesera. Carlos Tarque y Ricardo Ruipérez, solos ante el peligro, desde el comienzo nos hicieron olvidar que se trataba de un concierto acústico por la energía que imprimieron a himnos como “Filosofía barata”, “Souvenir” o “Llamando a la tierra”. Si con reclamos de este calibre no captaban la atención, no habría nada que hacer.
Tarque estuvo soberbio, llenando todo con su voz, normal que muchos digan que se trata de uno de los mejores cantantes de rock patrio. El repertorio apenas tuvo mácula alguna, con cortes que no esperábamos como “Calle sin luz”, que les quedó genial y no se echó en absoluto de menos la electricidad. El empático frontman no se cortó tampoco a la hora de afirmar que el recinto “sonaba horrible pero había que dar el callo”. Toda una muestra de la grandeza de este hombre.
Ni siquiera se tornaban pesados al aflojar el ritmo en “Roto por dentro” y fijo que terminarían por convencer incluso a los fans más rockeros con “Perdido en la ciudad”. Tarque pedía continuamente palmas y no dudaba en picar al respetable con frases como “Gasteiz, manos arriba, copón, ¿qué pasó ayer?”. Es probable que algunos todavía sintieran los efectos del huracán de Los Zigarros en ese mismo recinto.
Recordaron su último álbum de estudio con “California”, una canción “sobre trenes perdidos a los que nunca subes” y volvieron a sacar el arsenal más poderoso con “Las calles están ardiendo”, cuya original abraza sin problemas el hard rock. De lo mejor de la velada. Y encima hasta encadenaron un fragmento del “Friday On My Mind” de The Easybeats, si no me equivoco.
“Miedo” pilló a la mayoría emocionada a tope y con la peña ya comiendo de la mano se despidieron por un espacio breve de tiempo. Regresaron con munición que no pasaría desapercibida, como su célebre adaptación del “Maggie May” de Rod Stewart, “una de nuestras grandes influencias junto a Parchís y Torrebruno”, nos dijo un jocoso Tarque.
El sentido del humor no le abandonó para presentar “Quédate a dormir”, algo que “solía preguntar mucho hasta que dejé de hacerlo”. Las sensaciones de haber presenciado un concierto muy digno no eran solo entre el público, sino también entre los propios músicos, con Tarque exclamando: “¡Esto sí que es un domingo en condiciones!”. Y hasta dedicó a Pedro Razkin un fragmento de “La leyenda del tiempo” de Camarón.
Todavía regresaron una tercera vez al escenario con “Carolina”, que tenía que caer sí o sí, y muy atinados estuvieron al optar por acabar con “Concierto salvaje”, que capta a la perfección todas las sensaciones que nos invaden en el medio de un recital, no sin antes prometer en el futuro “un verdadero concierto”. Más clase, imposible.
Dieron una lección magistral de cómo hacer un bolo desenchufado, cargado de espíritu eléctrico y sin que te den ganas de bostezar o de sacar la mantita como hacen otros que duermen hasta a las piedras. Ya lo decíamos antes, si hay talento descomunal de por medio, como es el caso, el triunfo es inevitable en cualquier circunstancia. Inmensos. Gracias por hacernos recuperar la fe en los acústicos.
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2 comentarios
Correctas actuaciones por parte de ambas bandas en dicho recinto vitoriano y en especial la de PEDRO RAZKIN presentando su último álbum rodeado de muy buenos músicos.