BOIKOT + XAIKO: GUATEQUE BOLIVARIANO

Sala Stage, Bibao. 

A lo largo de la historia aquellos deseosos de mantener su chiringuito siempre han buscado chivos expiatorios, entes a los que culpar de todos los males de la humanidad sin mayor fundamento que el de sus prejuicios ideológicos. Antaño, ejerció este papel durante muchos años la URSS que extendía sus pérfidos tentáculos sin contemplación mientras el imperialismo yanqui hacía lo propio por su parte. Tras la caída del muro de Berlín, todavía quedaba el comodín de Cuba, ignorando el paraíso de mafiosos que era antes de la llegada de Castro al poder, y de un tiempo a esta parte, Venezuela cumple la función de demonio particular ante el que santiguarse y echar agua bendita si te descuidas.

Los madrileños Boikot nunca tuvieron dudas acerca del lado en el que había que estar desde muy temprano, cuando sacaron su trilogía discográfica sobre la figura del Ché Guevara y sus conciertos se convirtieron en una suerte de aquelarre en los que las banderas republicanas o comunistas formaban parte indispensable del paisanaje y las multitudes se levantaban con el puño en alto como en un mitin de los de la izquierda de verdad. Un proselitismo que tal vez a algunos parezca excesivo, aunque existen por ahí otras causas identitarias sin fuste a las que se les da mayor bombo sin ningún aspaviento.

La verdad es que el día de perros no invitaba lo más mínimo a salir de casa y costó alcanzar una afluencia digna en la cita bilbaína enmarcada en esa gira que los de Hortaleza andaban realizando por las tres capitales vascas. Pero al final consiguieron salvar los muebles con una multitud plagada de muchachas en edad de merecer que no tardaron en ponerse en movimiento a las primeras de cambio.

A ello contribuyeron sin duda los teloneros Xaiko, con un rollo muy similar al de los protagonistas de la velada, esto es, con acordeón, un par de vientos y una voz rasgada de punki veterano que entroncaba a la perfección con su carácter festivo. Que empezaran con el vals de ‘El Padrino’, el himno a la gente con clase, ya predisponía positivamente y no se disipó esa sensación con su homenaje a los Ramones “Xaiko Therapy”, el tono fronterizo bolivariano de “Zure Begiak” o la mestiza “Palestina”. Muy entretenidos.

Tras unos minutos de sirenas antiaéreas de fondo, Boikot irrumpieron cual elefante en cacharrería con “Naita Na”, una de sus piezas más celebradas de los últimos tiempos que fue recibida con pogos brotando por doquier. Las gargantas se desataron asimismo en “Inés” y el “Hasta Siempre” de Carlos Puebla fue saludado con un mar de puños en alto, aunque no se viera por ahí ninguna bandera republicana. Legaron además un alucinante duelo de trompetas a lo Tarantino y Juankar gritó al finalizar el habitual: “¡Viva la revolución!”.

Como era de esperar, el repertorio estuvo centrado casi en su totalidad en su último directo ‘Boikotea!!!’, pese a que incluyeron también otros clásicos como “Mentiras”, daba igual la pieza escogida, el público estaba entregadísimo y coreaba cualquier cosa dejándose las cuerdas vocales, aparte de los frenéticos pogos que no cesaron en ningún momento. Y dedicaron por supuesto “Stop Censura” a Esperanza Aguirre y a todos esos malnacidos que siguen queriendo prohibir conciertos en pleno siglo XXI mientras otros terroristas sueltan impunemente barbaridades en ciertos cortijos televisivos.

Mencionar que colaboró con ellos Txikitin, el trompetista de Ska-P, aparte de otra chica guapa a los vientos y el acordeonista de Xaiko. Había por tanto un tremendo fiestón encima del escenario, convirtiendo a buen seguro en un auténtico trabajo de chinos ecualizar en condiciones a tanta peña, por lo que a veces en los estribillos la voz de Juankar o Kosta se perdían en una maraña de ruido. Esa sería la única nota negativa del bolo, un inconveniente perdonable ante la avalancha de invitados sobre las tablas que se disimulaba con dignidad con el griterío desaforado de los asistentes.

Y en el inevitable recuerdo a las mujeres de “Bajo el Suelo” tuvieron la visita a las tablas de Raquel a la guitarra, componente del grupo formado íntegramente por féminas Yo No Las Conozco. Se mostraron combativos en “Gasolina, Vidrio y Mecha” y propusieron un remedio a la problemática actual al decir que “hasta que no cojamos a veinte políticos y banqueros y los llevemos a la plaza del pueblo no se solucionará esto”.

Hubo además tiempo para denunciar la dudosa práctica del ‘Fracking’ que en algunos países ha contaminado acuíferos, aparte del impacto medioambiental que supone. Y en “Skalasnikov” se dejaron los malos rollos a un lado y la peña hizo corros de la patata abrazados, en plan hermandad total, bajo la atenta mirada del bajista Pinky  de Rat-Zinger, que se sentó en un borde del escenario y ejerció a modo de director de orquesta incitando al desparrame con su batuta imaginaria.

Con el himno “Tierra Quemada” dieron de veras ganas de montar un comando y el animado “Tekila” pilló a Kosta y Txiquitin bailando un agarrado. Enfilaron con el aire balcánico de “Amaneció” y en idéntica tesitura el interludio de vals de “Korsakov” propició que aquello se transformara en una plaza del pueblo donde los mozos giraban la cabeza y buscaban con la mirada a muchachas casamenteras, alguno seguro que consiguió arrimar cebolleta.

Ya anunciaron que por requerimiento de la sala debían acabar en breve, por lo que apenas hubo espacio para la tremenda versión de Piperrak “Kualkier Día”, un subidón en toda regla capaz de levantar a un muerto y que se antojaba el broche ideal al guateque bolivariano de esa noche.

Distó bastante del ambientazo de su actuación en la primera, y hasta el momento única edición, del En Vivo en Bilbao, pero valió de sobra para desfogar las ansias de sus camaradas. ¡Hasta la victoria!

TEXTO: ALFREDO VILLAESCUSA
FOTOS: MARINA ROUAN

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