AUTOMOTIVE + CELSIUS: DEJARON HUELLA
18 octubre, 2010 4:56 pm Deja tus comentariosSala Azkena, Bilbao
Si la coyuntura actual ha perjudicado a alguien en el mundo del rock ha sido sin duda a los pequeños grupos, que ahora deben sudar tinta para conseguir una asistencia razonable, un objetivo a veces difícil de lograr hasta por las figuras internacionales.
Cuando uno cuenta con un nombre lo suficiente labrado, el panorama no se presenta tan sombrío como para aquellos que en estos momentos intentan hacerse un hueco y se lanzan a la aventura de dar a conocer su propuesta a lo largo y ancho de la península. La verdad es que no debe resultar demasiado alentador recorrerse la tira de kilómetros, con el desembolso económico que ello conlleva, para luego comprobar que la cifra de asistentes ni siquiera alcanza la media centena.
Pero es en tales lances donde se comprueba quién es un profesional y a quién le guían otros inconfesables intereses. Lo sensato hubiera sido suspender el bolo, pero la decencia exige seguir adelante con el espectáculo, sin importar el número de fieles, que al fin y al cabo merecen un respeto. Cualquiera no se acercaría hasta allí (y menos lloviendo) si supiera que el concierto se iba a suspender. Dignidad, ante todo.
Y con la sinceridad que caracteriza a los más humildes, los getxotarras Celsius se lanzaron al ruedo con el propósito de hacer disfrutar a las cerca de 40 personas que andábamos por allí. Imposible no elegir un tema más apropiado para iniciar la actuación que “Arriesgar”, de su último trabajo ‘Viento a Favor’, que habla precisamente de la necesidad de jugársela, cosa harto frecuente entre las bandas noveles.
Alternaron el repertorio entre sus dos álbumes de estudio y por el nivel de compenetración que exhibieron demostraron que detrás de cada bolo probablemente exista un puñado considerable de horas de práctica. La intachable voz de David Gándara puso el listón alto y así lo sintió el respetable, que no dudaron en vitorearles. Conjugaron con acierto las piezas hard rockeras con las de tono relajado y para cuando nos queríamos dar cuenta se despedían con una versión peculiar con teclados del “Born To Be Wild” de Steppenwolf. Muy buenos.
La falta de cultura musical de la peña suele tener consecuencias dramáticas y en esa ocasión se pudo constatar cuando salieron los madrileños Automotive, pues cerca de la mitad de los asistentes desaparecieron por arte de magia. Uno puede entender que se acuda exclusivamente a apoyar a los colegas, pero no cuesta nada darles una oportunidad a los otros grupos, no se pierde gran cosa, tiempo a lo sumo. Quizás el problema resida en que cierta gente conciba este tipo de eventos como los partidos de fútbol donde si no juega ‘nuestro equipo’ no merece la pena prestar atención.
Al margen de tan triste circunstancia, los del foro le echaron huevos suficientes para no defraudar a los seguidores que se quedaron. Comenzaron con “Renacer” y “Fragilidad”, y enseguida dieron cuenta del amplio bagaje que atesoran al recorrer el grunge a lo Pearl Jam, el rollo melancólico deudor de Sôber y hasta algún que otro rapeado, caso de “Interpretación”. A Edu, a las voces, se le ve la influencia de Molly de Hamlet o de Carlos Escobedo, aunque ello no indica que no disponga de personalidad propia, simplemente en el palo que ellos practican se hace complicado despuntar.
Tenían para presentar el largo homónimo y en ello basaron buena parte del repertorio con temas del estilo de “100 palabras”, “Mi Revolución”, el single “Huellas” y cosas más tralleras como “Dober-Man”. La variedad de los cortes permitió que no decayera el ritmo, aunque el personal, exceptuando un pequeño grupillo, no se mostró demasiado participativo, pese a acoger, eso sí, la propuesta con interés y una educación exquisita.
Todo un esfuerzo encomiable el de la banda, que se entregó con la misma energía que si hubiera cientos de personas en el recinto, otros en su tesitura hubieran optado por suspender. Lamentablemente, un par de álbumes no dan para mucho y mediante “Un Hogar” fueron poniendo punto final a esta nueva incursión en el País Vasco.
Volvieron a petición popular con “En Cada Gesto”, con Edu a capella, “Las Líneas que Lees”, que da título a su debut, y “Nada Se Fue”, que puso la guinda del pastel. La sensación dominante era que los madrileños se lo habían currado, sí, pero todavía tienen capacidad para pulir el sonido en el futuro y conseguir alejarse de la pléyade de imitadores de Sôber.
Por lo menos en esta segunda visita por estas tierras dejaron una huella de la que ojalá puedan beneficiarse la próxima vez con un mayor apoyo por parte de la gente. Sus directos sin duda lo merecen.
Texto y fotos: ALFREDO VILLAESCUSA