Legi

Como vaya yo y lo encuentre

Autoeditado (2016)

Por: Manu Gamarra

Portada del disco 'Como vaya yo y lo encuentre' de Legi

8

Alejandro Legido, alias Legi, lanza su primer LP en solitario seis años después de su casi-éxito eurovisivo a bordo de El pezón rojo, el año de la mítica actuación de John Cobra.

Con autodenominado estilo, el hardpop (la máxima expresión de lo menos heavy), este catalán afincado en Madrid y con raíces zamoranas y murcianas (lo metes todo junto en la batidora y sale lo que sale) se dedica a tratar en tono humorístico temas típicos que se han dado, estoy seguro, a lo largo de la historia de la humanidad (ya solo por el título del disco), sobre todo en lo que al amor y a las mujeres se refiere.

El clásico pagafantas que todos hemos sido alguna vez en “Todos tus amigos” (yo la acompañaba a comprarse medias y disimulaba colocando ropa encima del pantalón), la aparente libertad y felicidad que supone cortar con tu novia en “Hombre feliz” (nadie me juzga por llevar la misma ropa desde ayer), el también clásico juego de ellas de estar de morros y decir que no les pasa nada cuando en realidad algo gordo les pasa en “¿Qué quieres de mí?”, con colaboración vocal femenina incluida…

Música directa, de esa con la que vas esbozando una sonrisa según escuchas la letra hasta llegar, en más de una vez, a la carcajada. Letras que narran sucesos cachondos, estilo El Reno Renardo (se puede relacionar en cierto modo su “Crecí en los ochenta” con el “Yo fui a EGB” de Legi), Mamá Ladilla, Pabellón psiquiátrico, Siniestro total… pero sin llegar hasta ese punto de irreverencia típico de estas bandas (aunque en “Felicidad”, videoclip del disco, entre varias voces de personas que cuentan qué es la felicidad para ellos, destaca la de un hombre que asegura que “la felicidad es cuando tu novia te dice que por ahí sí”).

Ahora bien, también saca su lado más tierno en canciones como la propia “Felicidad” o “Ellas”, en la que narra la importancia de las mujeres en nuestras vidas y que tiene un comienzo de ukelele bastante chulo. Un instrumento que, como él mismo comentó en plan cachondo tras la publicación de esta misma crítica en La Heavy, “debe ser la primera vez que lo nombran en la revista”. De hecho, esto último es uno de los grandes puntos a favor que tiene el plástico: la cantidad de sonidos producidos por diferentes instrumentos que introduce, siempre buscando la sorpresa.

Por si todos estos te parecen pocos argumentos para aventurarte a darle una escucha a su primer álbum, podemos hablar un poco de sus intereses musicales, como “cobrar después de cada bolo”… Ah, y también ha recibido varios premios por este trabajo, entre los que destaca “el mejor hijo ever”, concedido por su madre.

Hardpop de sonrisilla fácil y buen rato.

Redacción
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