Entrevista y crónica a The Winery Dogs: "Lo que más me impactó fue conocer a Paco de Lucía"

4 febrero, 2016 4:59 pm Publicado por  Deja tus comentarios

 Llegó el mes de febrero y con él la nueva incursión española del supertrío estadounidense formado por Mike Portnoy, Billy Sheehan y Richie Kotzen. Las citas son el 8 en Bilbao (Kafe Antzokia), el 9 en Madrid (Joy Eslava, con las entradas ya agotadas) y el 10 en Barcelona (Apolo). ‘Hot Streak’ se llama su segundo trabajo y JUAN DESTROYER contrastó pareceres con el también bajista de Mr. Big, ¡no consiguieron ponerse de acuerdo!

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Para mí, ‘Hot Streak’ es más variado que vuestro homónimo debut de 2013. Sigue habiendo elementos de blues rock, pero son menos prominentes, ¿verdad?

“Obviamente no queríamos repetirnos. Hay bandas que prefieren incidir en la misma fórmula con el segundo disco porque no quieren asumir riesgos, pero nosotros no pensamos de la misma manera y hasta ahora las reacciones hacia el álbum han sido muy positivas”.

El disco comienza con "Oblivion", y cuando escuché sus primeros segundos pensé que era un inicio atípico para The Winery Dogs,aunque tú sí estuviste ligado al rock progresivo con Talas.

“He hecho decenas de entrevistas y es la primera vez que me dicen eso. Este tema fue compuesto en plena gira del disco anterior y confiamos tanto en su potencial que llegamos a tocarlo en directo durante el tour, decidimos abrir los shows con él y a la gente le encantó. Encajaba perfectamente en nuestro set list y es como una transición entre los dos discos, no creo que sea un tema progresivo propiamente dicho”.

Me refería solo a cómo empieza, no al tema en sí…

“El riff en cuestión me salió así de rápido, y boogie/blusero en el caso del bajo, pero progresivo es una palabra que jamás asociaría con este tema. Para mí, el progresivo son temas de 15 minutos con arreglos complejos y orquestales como los que hacían los primeros King Crimson, Yes o Genesis en su época con Peter Gabriel”.

Por otra parte, tu manera de tocar el bajo en “Spiral” me recuerda a la de Flea.

“¡Otra primicia! (Risas). Es curioso que este comentario provenga de un español, ya que en ese tema toco al estilo flamenco, y no funk. Sinceramente, la última cosa que se me vendría a la mente después de escuchar ese tema sería Flea”.


“Recuerdo que cuando vine a Europa por primera vez con UFO en 1983, mientras mi trabajo era tocar el bajo, el del resto de la banda era ver quién estaba más borracho antes del mediodía”


Pues siendo español y conociendo algo del género te diría que como mucho, el riff tiene influencias orientales, pero no directamente del flamenco…

“Tengo todos los discos de Paco de Lucía y de Andrés Segovia, llevo coleccionándolos desde la primera vez que fui a España en 1983, con UFO, y estudio sus técnicas desde entonces. En este tema toco con los dedos pulgar, índice, corazón y anular, aportando unas variaciones en los acordes muy al estilo del flamenco. Pero bueno, somos humanos y la manera de percibir las cosas difiere de uno a otro. Yo veo algo azul y tú verde, no hay nada que hacer al respecto”.

Me gusta el hecho de que, aunque sois todos músicos excepcionales, con esta banda tocáis por debajo de vuestras posibilidades, evitando los virtuosismos y centrándoos en hacer canciones.

“No tenemos ninguna necesidad de impresionar. El otro día estuve tocando el bajo en una sesión de música country e intenté darlo todo. Después hablé con gente experta y me dijeron que mi manera de tocar, directa y sin florituras, ayudó a que los temas sonaran tal y como tenían que sonar dentro de los parámetros del género. Pero estoy totalmente en desacuerdo con lo que dices, nadie en la banda toca por debajo de sus posibilidades. Hay temas como “Spiral”, “Hot Streak” o “How Long” que son de los más difíciles que he grabado en toda mi discografía, y Richie Kotzen alcanza tonos con su voz que me recuerdan a Jimi Jamison (Survivor), así que no entiendo por qué lo dices y la verdad es que me decepciona ese comentario, pero bueno, el disco no puede gustarle a todo el mundo”.

¡Pero no me refería a la calidad del disco en sí, sino a la contención de vuestras habilidades!

“Vale. En ese caso espero que te guste el siguiente entonces” (risas).

Sois todos músicos muy solicitados, ¿cómo sincronizáis vuestras agendas?

“Por mi parte, salvo una pequeña gira que hice con Mr. Big el año pasado, de momento no estoy involucrado en ningún otro proyecto, así que The Winery Dogs es mi prioridad total y absoluta”.

¿Habéis sopesado la posibilidad de recurrir a un músico de sesión en el caso que uno de vosotros no pueda atender un show?

“Hace años la norma general era que los músicos sólo tocaban en una banda, y como mucho, tenían a otra más como proyecto paralelo, pero ahora la inmensa mayoría de los músicos que conozco toca en más de un grupo. Yo salgo de gira con Mr. Big cada dos o tres años, y como todos tenemos familia y cierta edad, nuestras giras actuales no exceden el mes de duración. Mike ha hecho los últimos bolos con Twisted Sister (ndr:sustituyendo a A. J. Pero, que falleció por un paro cardiaco el pasado mes de marzo) y Richie adecua su agenda a la gira con The Winery Dogs. En febrero arrancamos nuestra gira mundial, hasta el mes de junio habremos pasado por Europa, América Latina y Japón, para después volver a tocar por EE.UU. Creo que tenemos conciertos cerrados hasta el mes de octubre”.

Para alcanzar vuestro nivel de excelencia musical hay que practicar muchísimo, algo incompatible con los excesos asociados a la vida de una estrella de rock. Aun así, me gustaría preguntarte: ¿Cuál de vosotros tres es el “perro bodeguero” (winery dog) por excelencia?

“Probablemente yo. Aun así, bebo con moderación, una copa de vino con la cena o después de cada show (durante no suelo beber, si acaso una cerveza). Mike es abstemio total y Richie bebe más o menos como yo. La verdad es que ninguna persona con la que haya trabajado a lo largo de mi carrera ha tenido problemas con el alcohol, disfrutamos más bebiendo con moderación”.

Parafraseando el título del último disco de Mr. Big, ‘… The Stories We Could Tell’, ¿qué recuerdos o anécdotas guardas de tus conciertos en España?

“A colación de la pregunta anterior, recuerdo que cuando vine a Europa por primera vez con UFO en 1983, mientras mi trabajo era tocar el bajo, el del resto de la banda era ver quién estaba más borracho antes del mediodía (risas). Lo que más me impactó fue descubrir a Paco de Lucía y me recuerdo escuchando una cinta suya en el walkman mientras viajábamos de una ciudad española a otra; fue toda una revelación. También hice aquí unas clinics con Ampeg en los años ’90 y, al contrario que con las giras tradicionales, tienes más tiempo para visitar la ciudad y comer las exquisiteces locales, así que pude probar vuestro fantástico jamón, ese que se cuelga del techo, así como algunos vinos muy buenos. A lo largo de los años he tocado en tu país con David Lee Roth, Mr.Big (tanto por nuestra cuenta como abriendo para Aerosmith), Steve Vai y The Winery Dogs. He hecho algunos buenos amigos y estamos deseando volver”.

En la primera gira tocabais “Shy Boy” de Talas, ¿no os animaréis con uno de Richie o Mike para el nuevo tour?

“No, esta vez sólo tocaremos temas de The Winery Dogs, porque ahora sí que tenemos temas suficientes para un show entero”.

¿Y no os pide el público temas de Mr. Big, Poison o DreamTheater?

“Jamás, y espero que no lo hagan”.

Por cierto, ¿cómo está Pat?

“Estupendamente, le vi hace un par de semanas y le encontré fenomenal, pasando tiempo con su familia, como hacemos todos en cuanto podemos”.

¿Cuál fue el disco que te metió de lleno en el mundo del rock?

“De pequeño no compraba discos, sino singles. Me estrené con “Eight Miles High” de The Byrds (1966), y el solo de guitarra de doce cuerdas es fantástico. El primer LP que me compré fue ‘Having a Rave Up with the Yardbirds’ (1965) porque era un gran fan de la banda y su bajista Paul Samwell-Smith fue mi primera gran influencia como músico. En aquellos tiempos la radio era fantástica y recuerdo escuchar a The Beach Boys, Jerry Lee Lewis y todos los grandes clásicos las 24 horas del día. La banda que me metió de lleno en el mundo de la música fue los Beatles cuando les vi en la tele. Tanto para mí como para 20 millones de jóvenes más, aquella actuación en el show de Ed Sullivan fue lo que nos hizo querer ser músicos”.

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Crónica de The Winery Dogs + Inglorious: Clase maestra de Hard Rock

Otra noche más, el O2 Forum de Kentish Town en Londres se llenó para disfrutar uno de los que, sin duda y siendo consciente de que todavía es enero, va a ser uno de los conciertos del año.

Esta vez los responsables del lleno de la sala fueron The WineryDogs, el “super-grupo”  americano formado por Mike Portnoy (ex-DreamTheater), Billy Sheehan (Mr.Big) y Richie Kotzen (ex Poison, Mr.Big). Como decía, llenaron la sala de amantes de la buena música (la mayoría de edad madura), aunque no llegaron al “soldout”.

Para abrir la velada contaron con el grupo de hard-rock británico Inglorious. No debe de ser fácil abrir la noche para un super-grupo como el que más tarde tomaría el escenario, pero a pesar de no ser una formación con gran solera (ya que acaban de publicar su primer disco), demostraron tener grandes tablas sobre el escenario: suenan demoledores. Guitarras con riffs atractivos, una voz que parece no tener un límite en lo que a agudos se refiere y una batería que sabe hacer andar a los temas arrasando por donde pasan. Por desgracia, y como suele pasar con los teloneros, la prueba de sonido no se hizo como se debía y los solos del guitarrista principal y el teclado no se podían escuchar al volumen adecuado.

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Los británicos comenzaron su concierto con “Until I Die”, un tema pesado que da rienda suelta a las capacidades vocales del cantante y que dejó a toda la sala expectante por escuchar el resto de lo que tenían que decir. Un gran activo con el que cuenta el grupo es que casi todos los miembros de la banda son capaces de hacer coros, dotando al grupo de una sonoridad muy rica en armonías vocales. Continuaron con “Breakaway”, un tema ochentero con más riffs pegadizos y agudos inalcanzables. Se puede decir que éstos son rasgos característicos de la banda. Los británicos terminaron de poner al público de su parte con una versión perfecta de “I Surrender” de Rainbow. La audiencia parecía no reaccionar a los esfuerzos de la banda hasta que terminaban cada canción, cuando se deshacían en aplausos y vítores. El concierto avanzaba con temas propios de la banda mezclados con versiones como “Girl Goodbye” de Toto, que también replicaron con gran acierto. Sin duda Inglorious es un grupo a seguir de cerca y del que se pueden esperar grandes cosas en un futuro no muy lejano.

Tras la actuación de los británicos era el turno de los cabezas de cartel. Al ritmo de música funk y con la izada de su telón de fondo promocional, hacían entrada en el escenario los monstruosos The Winery Dogs. La audiencia recibió calurosamente a los virtuosos que comenzaron sin más contemplaciones con “Oblivion”, lo que era de esperar, ya que se puede decir que es un buen tema para despertar a la oyente. Continuaron el concierto calcando el orden de su segundo álbum: “Captain Love”, “We Are One”, “Hot Streak” y “How Long” se fueron sucediendo para el gozo del respetable. Los perros de bodega intercalaron el temazo “Time Machine” de su primer álbum para después seguir con el orden y tocar “Empire” y la acústica “Fire”. Billy Sheehan estaba en su salsa y hacía sonar su bajo como solo él sabe; mientras, Richie Kotzen daba lecciones vocales y hacía verdaderas barbaridades en su Telecaster sin necesidad de usar púa.

Ya sea por respeto, por perplejidad ante el virtuosismo de los músicos o por la escasa interacción por parte de la banda con el público, éste parecía estar apagado, aunque al final de cada tema demostraba su entusiasmo con la banda. De hecho fue Portnoy, que apareció en el escenario con una perilla azul, el que estuvo a cargo de dicha escasa interacción.

Los tres miembros del grupo participaban de los coros, para lo que a Portnoy le habían instalado un micrófono giratorio para el que necesitaba la dedicación de un pipa durante todo el concierto para situarlo frente a su boca y retirarlo una vez hubiera acabado de cantar los coros. Otra de las excentricidades del batería. Tras su tema acústico, Richie se sentó al teclado para deleitarnos con “Think It Over”. Es increíble cómo esta banda puede sonar prácticamente igual en directo que en disco. Un regalo para los oídos. Tras este temazo, vino un impresionante solo de Portnoy que puso a la sala en pie y que vio su final cuando el ex-Dream Theater golpeaba sus baquetas al ritmo por todo el escenario, incluyendo el bajo de Sheehan. Aprovechando la inercia del solo de batería, se lanzaron a por la enérgica “The Other Side”, otro de los temas de su primer disco que parece que va a permanecer en sus set-lists por mucho tiempo. Ahora era el turno del solo del mago de las cuatro cuerdas Sheehan. Sin duda fue el más aclamado de la noche, y es que es capaz de hacer cuanto le plazca con su instrumento, además de contribuir muy positivamente con sus coros a todos y cada uno de los grupos de los que forma parte. Un diez de bajista. Al solo le siguieron la nueva “Ghost Town” y dos temazos del primer álbum: “I’m No Angel”, la mejor acogida por parte del público durante toda la noche y la que abre el disco “Elevate”. Tras estos dos “clásicos” de la banda, Portnoy dirigió unas palabras al respetable asegurando que la banda se considera fan de la música británica nombrando bandas como Led Zeppelin, Judas Priest, Pink Floyd, Genesis, Yes, Iron Maiden… a lo que concluyó diciendo “you won”, traducido como “vosotros ganáis” (comparando la música británica con la americana). Este comentario, evidentemente, tuvo bastante aceptación entre el público.

Este speech sirvió a la formación para presentar su homenaje a David Bowie en forma de versión del tema “Moonage Daydream”. Con esta acertada versión del icono de la música británica que nos abandonara este comienzo de año, se metieron aún más al público en el bolsillo. Tras el cover, Richie volvió al teclado para tocar la melancólica “Regret”. Para acabar otra vez con el ánimo por todo lo alto cerraron su actuación con su tema del primer disco, “Desire”. La audiencia la recibió con gran acogida y decidió bailar con más intensidad que en el resto del concierto, quizás siendo conscientes de que el concierto llegaba a su fin. La banda se despidió del Forum entre vítores y tardó varios minutos en abandonar el escenario, contemplando orgullosa la merecida ovación que el público les brindaba.

En definitiva, un gran concierto de una gran banda totalmente recomendable para casi cualquier gusto musical. Si quieres asistir a una clase magistral de hard-rock, pilla una entrada e intenta coger primera fila para tomar apuntes y, así de paso, evitar al típico imbécil del selfiestick.

Crónica: Miguel Ángel Galindo
Fotos: Jesus Figueirido

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