Crónicas

Hellfest 2018 (viernes 22 de junio)

«El infierno en Clisson ya está en su punto culmen»

22 junio 2018

Clisson, Francia

Texto: Irene Díaz . Fotos: Iñigo Malvido

Un año más, sucumbimos, al más puro estilo francés, a la llegada del ya conocido Hellfest, que acoge esta edición a nada menos que más de 180.000 metaleros llegados de todos los rincones europeos para su decimotercera edición. A las puertas de la pequeña localidad nantesa de Clisson, “le Hellfest”, como ya se ha hecho conocer entre los galos, se ha convertido, sin duda, en uno de los festivales más destacados del comienzo del verano.  Con ya trece ediciones a las espaldas, una vez más los franceses no han escatimado en detalles, tanto por su toque de motivos monumentales en las estructuras  instaladas a lo largo del festival, como por la inmensidad de las explanadas a los pies de cada escenario. Sin duda alguna, Hellfest se ha convertido en uno de los puntos de encuentro obligatorios en la ruta festivalera europea.

Este año, el pueblo de Clisson acoge, una vez más, un cartelazo de lujo, con  Judas Priest, Avenged Sevenfold y Iron Maiden encabezando el line-up.

Mos Generator

Llegando de buena mañana y con el tiempo justo para aparcar, como primer dato, señalar la crecida aceptación del festival para su edición de 2018. No son más de las 10 de la mañana y prácticamente todas las zonas colindantes al festival se ven colmadas con una marea de vehículos y caravanas. Muchos de ellos llegados días antes. En ruta  hacia la entrada principal, una marea de festivaleros de todas las edades se adentran a la boca del infierno. Las infraestructuras, los escenarios y áreas colindantes han sido reforzados y extendidos para albergar a los casi 200.000 asistentes esperados para esta edición. Llegando al metal corner y pasando por la zona de prensa, notamos que el paisaje sigue la misma nota espectacular de otros años, con los mismos puestos y las inmensas balaustradas con el ya conocido “H” como motivo estrella del festival. Y es que el pequeño guiño a eventos como el Burning Man se sigue notando. Hay que recordar que el management de Hellfest trabaja siempre con artistas locales para crear ese toque original y colosal que le caracteriza, convirtiéndose en un referente para muchos asiduos a los festivales europeos. La nota monumental y de elegancia la ponen este año unas gigantes pantallas de agua para deleite de muchos asistentes en las horas más calurosas del día,  y unas originales y descomunales calaveras en la zona VIP con un toque de camino entre Calo y Tim Burton, como sello artístico de esta edición. La piscina repite y no sería poco después de las doce que muchos se darían un chapuzón.

Dentro ya de la primera jornada, destacamos, en las primeras horas de la mañana, una de las primeras actuaciones de apertura, Mos Generator. La banda originaria de Washington ha pasado los últimos dieciocho años creando su propio sello de identidad en la escena stoner y doom sin reinventar la rueda pero solidificándola bien. Aún con el reto de abrir el festival a tempranas horas, numerosos aficionados de la banda, se agolpan a pies del escenario central. Anclado por la estridente e inmediatamente reconocible interpretación vocal y de guitarra del vocalista Tony Reed, y acompañado  del talento de bajo de Sean Booth y las habilidades del ex batería de Turbid, North Jon Garrett. La banda se adentra en la primera mañana del festival con su más reciente álbum, ‘Shadowlands’, que lleva el nombre del tema cumbre de su actuación.

Sons of Apollo

Antes de continuar entre los escenarios principales, hacemos una parada rápida para visitar el mítico Warzone, que sigue siendo el deleite de los asiduos al más puro estilo hardcore, thrash y punk rock. Y es que, sin duda alguna, Hellfest se lleva la palma en cuanto a diversidad de estilos se refiere. Siguiendo con nuestro paso entre escenarios y tras deleitarnos con los ya veteranos australianos Hard-Ons, llegamos a los pies del segundo main stage con Sons of Apollo. El clima acompaña con una mañana soleada para dar la bienvenida a los americanos del más puro estilo progresivo. Se nota la aceptación, con un público ya entregado y abarrotado, algo que no es de sorprender teniendo en cuenta pedigrí y las décadas de experiencia entre todos los componentes de la banda. Presentando a Mike Portnoy en la batería (Dream Theater, Avenged Sevenfold, Adrenaline Mob, Stone Sour, The Winery Dogs, Twisted Sister y Metal Allegiance, entre otros), con Billy Sheehan en el bajo (Steve Vai, David Lee Roth, Mr. Big, así como The Winery Dogs), eso ya es más que suficiente para ser considerado un súper grupo. Junto con Ron 'Bumblefoot' Thal y Derek Sherinian al teclado y liderado por el multifacético frontman Jeff Scott Soto, que en su momento lideraría Journey. Al mando del frente del escenario, Jeff nos llevaría a todos en un viaje con una voz potente, desgarradora, y con un rango vocal de escala, tocó notas graves y agudas con facilidad, mientras que Ron Thal agrega su toque personal con melodías más eclécticas. Ofreciendo un conjunto fantástico, incluyendo su álbum debut 'Psychotic Symphony' así como algunas versiones de Dream Theater. Sons of Apollo causó gran impresión en las primeras horas del festival. Como anotación técnica, existe una gran mejora de calidad en equipo de sonido comparado con ediciones pasadas.

Meshuggah

Sin abandonar el centro neurálgico musical, y tras disfrutar de la banda australiana Rose Tattoo liderada por Angry Anderson, nos adentramos a sonidos más pesados y ya no tan actuales de la mano de Meshuggah, quienes nos darían una lección de calidad y metal pesado para disfrute de una audiencia menos veterana. Aun así, se nota que los años pasan para todos, también para el inconfundible y perspicaz Jens Kidman, con una compostura más relajada pero derrochando el mismo estilo particular y calidad vocal, sin olvidar sus inconfundibles gestos. Y es que todavía recuerdo la primera vez que vi a la banda sueca allá por el 2004, abriendo en escenarios más pequeños. Hoy, la banda del portentosoBleed” se deja ver majestuosa en escenarios de gran escala. Cerrando con sus inconfundibles, “Bleed” y “Clockworks”, somos testigos de la primera avalancha de crowd surfing, la tarde cae y lo mejor está por llegar.

Tras un paso por los escenarios más pequeños pero no menos relevantes, Altar, Temple y Valley, la multitud se agolpa para ver al grupo de bandera de la tarde, Europe. ¡Simplemente espectacular! Y quién diría que la banda sueca liderada por el carismático Joey Tempest, con casi cuatro décadas pisando escenarios, dejaría el listón bien alto en la primera jornada en Hellfest. Hay que decir que otros veteranos del mismo rango no son capaces de derrochar esa energía y carisma. Sin duda alguna, chapeau. Con temas potentes y elegantes como  “Scream of Anger” y “Last look of Eden” llega la portentosa “Sign of Times”  precedida por un elegante preludio a los teclados. También se dejaron  caer con gran carisma algunas de nuestras favoritas como la electrificante ''Firebox”, antes de que los tambores se activaran y la melodía creciese a medida que los aplausos hacían eco. Y sin más, se cierra la tarde con el inconfundible himno, “The Final Coutdown” coreado por las masas de todas las edades. Todo un deleite también de los más pequeños metaleros, que se dejan ver más este año que en ediciones anteriores.

Llegamos a las primeras horas de la noche de la mano del elegante y sobrio Steven Wilson, con guiño artístico y conceptual, estilando una camiseta de la famosa fotografía de Miles Davis, daba la nota más acústica y delicada de la noche. Y es que otra de las notas inconfundibles de Hellfest es siempre la diversidad y eclecticismo de su cartel. Siempre se acierta haciendo descubrimiento de nuevas o no tan nuevas bandas, como los islandeses Sólstafir, la insolencia de Eyehategod y la electrónica de Celeste. Y por qué no, si hay calidad musical la diversidad es posible.

Judas Priest

Cae la noche, y la majestuosidad de los pilares de fuego y la ya tradicional y electrificante noria a puertas del Warzone irrumpen liderando la luz en la primera noche. Y que mejor acontecimiento de destellos y lenguas de fuego para invitar a una de las bandas estrella, Judas Priest. Como un coloso a las puertas del infierno, Halford irrumpía con un escenario ya tradicional pero no menos espectacular. La banda del inconfundible frotman británico, saltó al escenario con la canción principal de su excelente nuevo álbum, ‘Firepower’. La canción se deja caer como un mensaje sólido de que los Judas siguen creando nueva música con sus casi 50 años en los escenarios. Durante la hora y media que duraría el concierto, Judas rompió la noche con un conjunto de material nuevo mezclado con sus himnos inconfundibles. Halford, un tanto lánguido y apático, se ve que aun con los años sigue guardando el carisma de sus cuerdas vocales. Con "Grinder", "Sinner" y "The Ripper", temas que no hemos disfrutado en directo desde hace más de una década. Una de las grandes ausentes de la noche, por lo menos en mi opinión, sería "Bloodstone". Terminaron el set principal con "Painkiller", un reto para el líder de la banda británica, que nos dejó bien claro que las cinco décadas de trabajo no significan su final. Toda la tarde, su voz fue absolutamente notable. El encore, ¡apoteósico! Tenía yo mis dudas de como Halford, a sus 65 primaveras, se vería liderando sus portentosos himnos “Metal Gods” y “Living After Midnight” cerrando esta primera noche de Hellfest 2018, pero no nos defraudó. Halford puede y sigue siendo uno de los clásicos que nunca defraudan.

Entrada ya la noche, cerrarían la jornada la inconfundible A Perfect Circle liderada por el descocado Maynard, frontman de Tool, de quienes llevamos más de diez años esperando un álbum nuevo. Una pena que el cierre, con una de mis bandas favoritas de la jornada, fuera a la una de la mañana y en el main stage. Siempre he preferido bandas de este estilo en un clima más acogedor. Aun así, simplemente espectacular, con la elegancia que les caracteriza.

Y así, sin casi verlo llegar, cerrábamos la primera sesión de festival a las casi 3 de la mañana. Calentando motores para el sábado y segundo día, sin duda el infierno en Clisson ya está en su punto culmen.

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Esta entrada fue escrita por Redacción

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