Crónicas

Valira + Ede: Como debe ser

«Apenas hora y cuarto justita redondeó un concierto soberbio, sin alardes innecesarios, y muy concreto. Como debe ser.»

8 junio 2019

Sala Mon Live, Madrid

Texto: Javier Pérez. Fotos: Alejandro García

Bastante expectación presentaba la capital por ver lo que se trae entre manos Juan Zanza con sus Valira, lo que se confirmó con una entrada más que aceptable, que, sin llegar al “no hay billetes”, tuvo color y calor en todo momento. En estas fechas donde ya se anda más pensando en la multitud de los festivales que en el recogimiento de las salas, esto no es fácil. Todo es porque ‘Ecos de ventura’ está gustando. Y no me extraña.

Ede y su pop intimista únicamente a voz y guitarra recibió a los más tempraneros. Canta como Dios, y las canciones tienen alma, pero quizá su propuesta case más en un hábitat que no sea el de telonero de una banda de rock. La heterogeneidad del público ayudó y se bajó del escenario con una ovación merecida.

No llegan los relojes a las diez de la noche cuando caen las luces de la Mon y, a modo de jam, Valira va tomando las tablas uno a uno hasta que aparece Juan Zanza, sin guitarra, para hacer “Los suicidas”. El gentío responde bien mientras el inventor de esta historia se cuelga la Stratocaster, presenta la velada y pone al público a saltar al tiempo que tararean el ritmo inicial de “Exiliada multitud”.

“Adversarios” vuelve a dejarnos a Zanza en su papel de frontman puro, algo que finalmente terminaría por resultar la tónica imperante. Juan sale airoso en esta nueva faceta, así, como resumen fácil. Se desenvuelve con soltura y, aunque engancha más por el carisma amable que por el manejo de la chulería, creo que, al menos hoy por hoy, es guitarra en ristre cuando pisa con más fuerza.

Un pequeño solo de teclado a cargo del polifacético Gabi Pellicer recibe a la bruta “El animal”, que descose los pilares del personal arrancando pogos. Momento ahora para engrosar el set con una versión: “Quien manda”, de Mala Rodríguez. El tema ya de por sí tiene mucha miga, Valira mete más madera y queda redonda. La vigorosa “El capitán” cierra este bloque dejando el escenario con otra mini jam, en este caso de bajo y batería, bastante potente, por cierto, y perfecta para abrir paso a “Vértigo”, una de las más correosas del debut, cuyo estribillo endurecen hasta juguetear con el metal.

De la caída de vueltas se encarga “Primer asalto”, un precioso medio tiempo, precedido de un suave y breve solo de guitarra, para el que sacan el cajón… y las lágrimas a más de uno.

A partir de aquí engranan marchas altas, del tirón, hasta el final. Zanza sabe que la siguiente la conocemos. Y vaya que sí. “Guerra fría” es recibida con el mayor fervor de la noche. Visto lo visto, quedaría mejor cerrando el festín. “Corazones ambulantes” también gusta, lógico, pero también es lógico que no se larguen sin tocar “Vega”, un baladón brutal al que los de abajo ponen luz a bases de encender los móviles y encandilarse del todo los unos a los otros.

Apenas hora y cuarto justita redondeó un concierto soberbio, sin alardes innecesarios, y muy concreto. Como debe ser.

Redacción
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1 comentario

  • Juandie dice:

    Concierto normalillo por parte de este musico y su nueva banda y que hay que darle tiempo para que con su propuesta se asiente en nuestra escena.

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