Crónicas
Tommy Stinson: Avanzadilla en solitario
«Se quedaran muchas cosas en el tintero, lo normal en un tipo con una carrera tan prolífica. Un lujazo poder disfrutar de un mito de tamaño calibre por estos lares. Que vuelva cuanto antes con grupo al completo.»
Crazy Horse, Bilbao
Texto y fotos: Alfredo Villaescusa
Siempre conviene reconocer el terreno antes de una empresa importante. Darse un baño de realidad y saber exactamente lo que uno se va a encontrar en un sitio determinado. Abordar el asunto sin paños calientes ni egos absurdos de ningún tipo y así evitar sorpresas de última hora. Y tal vez hasta pueda transformarse aquello en una oportunidad de oro para confraternizar con los locales o establecer contactos para proyectos futuros. A menudo la liebre salta en la dirección más insospechada.
La visita de Tommy Stinson a la península, en solitario y guitarra en ristre en plan trotamundos, podría englobarse como una suerte de ronda de reconocimiento antes de una posterior gira en condiciones ya con banda de acompañamiento. Pero antes de seguir cabría hacerse esa pregunta que figuraba en algunos de los artículos de merchandising del artista en cuestión: “¿Quién coño es Tommy Stinson?” Pues queridos lectores, estamos ante toda una leyenda del punk norteamericano, fundador de los históricos The Replacements, militante durante una temporada en sus herederos espirituales, Soul Asylum, y miembro de Guns N’ Roses durante poco más de un lustro. De hecho, hasta tocó en ese álbum tan demorado llamado ‘Chinese Democracy’ y su bajo también intervino en el “Oh My God” que aparecía en la BSO de ‘El final de los días’.
Con un currículum tan deslumbrante, la asistencia se tornaba obligatoria para cualquier melómano de pro, pero apenas habría unas 50 o 60 personas en el siempre acogedor Crazy Horse, cuya vuelta al redil concertil celebramos desde ya por su elegante decoración de madera y sus óptimas condiciones sónicas. En un ambiente familiar y entrañable, no había tampoco prisa por comenzar, así que la peña anduvo tranquilamente de charleta mientras algunos curiosos que acudían a cenar al garito se encontraron con el concierto de un señor estadounidense que probablemente no les sonaría de nada.
Como si se tratara de un monologuista o de una especie de cuentacuentos, Tommy Stinson, armado únicamente por una acústica, sorprendió de primeras por una espectacular voz en la que la edad apenas había hecho mella, quizás tuviera que ver con el hecho de que su garganta estuviera bien regada de whisky cada cierto tiempo. Parecía un fiel seguidor de esos remedios caseros de la abuela que antaño aconsejaban hasta coñac para curar determinados males. Un tipo de la vieja escuela en todos los sentidos.
En una atmósfera cercana, el de Minneapolis rescató en un primer momento “Bad News” del laureado trabajo ‘Anything Could Happen’, de su proyecto Bash & Pop. Que es uno de esos músicos chapados a la antigua lo certificó cuando afirmó que nunca llevaba setlist y que suele tocar lo que se le va ocurriendo o le piden sobre la marcha. Espontaneidad total frente a esos tristes que se tiran meses enteros con el mismo listado de canciones y no cambian ni una coma. El aburrimiento elevado al cubo. El rock n’ roll no es eso ni de coña.
Era un bolo en plan tranqui, había que asumirlo, de esos para contemplar sosegadamente mientras se degustaba alcohol de moderada o potente graduación. Y con anécdotas sazonadas entre pieza y pieza para hacer el producto más digerible. Presentó “Breathing Room” como una canción “para divorciados” o “alguien que quiere salir de una relación” y no dudó en anunciar a los cuatro vientos sus próximos proyectos, entre ellos, un nuevo disco de Bash & Pop, algo que explicaba las frecuentes alusiones dentro del repertorio de la velada.
Como si quisiera contar un secreto en el oído a la concurrencia, pidió a los fieles que se acercaran para interpretar un tema nuevo antes de liarse la manta a la cabeza y acabar cantando a viva voz y tocando en medio del personal. Un músico de verdad está de sobra preparado para oficiar en las más variopintas circunstancias.
Pero una de las condiciones para que aquello siguiera adelante era que hubiera combustible de por medio, así que no se cortó en pedir otro whisky para regar la garganta (iban ya unos cuantos) y así continuar deleitando a la afición. En tiempos de tanta corrección política, esto tal vez pueda escandalizar a algún meapilas, pero a este tipo le gustaba el bebercio. Sin rollos. Y si encima goza de una voz impecable de semejante calidad, ya puede beberse hasta el Amazonas entero.
En la recta final del breve recital sonó “Friday Night (Is Killing Me)”, quizás el tema más conocido de su trayectoria y que da título al álbum homónimo de Bash & Pop de 1993. Y como si quisiera subrayar los títulos de sus obras, también rescató “Anything Could Happen”, que sirve para dar nombre al último largo editado por Bash & Pop. Amable rock americano para no desmelenarse demasiado y tararear ligeramente.
Pues estuvo entretenida esta avanzadilla en solitario, a pesar de que no cayera nada de The Replacements y de que en nuestra opinión se quedaran muchas cosas en el tintero, aunque eso sea lo normal en un tipo con una carrera tan prolífica como la de Tommy Stinson. Resaltaremos, no obstante, el lujazo que fue poder disfrutar de un mito de tamaño calibre por estos lares. Que vuelva cuanto antes con grupo al completo.
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1 comentario
Buen concierto de este buen musico como es Tommy Stinson en esta reducida sala bilbaína que logro a llevar a bastante peña para darlo todo y salir vencedor.