Rubio Salas Corporation + Vermouth: Pura química

Rubio Salas Corporation en A Coruña

Los madrileños Vermouth fueron los encargados de verter el caldo en la olla. Esta banda presentaba una alineación importante: batería, bajo, dos guitarras, teclados, y dos voces, una coral y otra principal. Entre los músicos, mucha experiencia. Se mueven por un estilo aferrado al post punk, pero elástico en influencias. Una armonía rica y cuidada, hachas bien tratadas, y efectos desgarrantes en el bajo, que constituían una base para que las melodías volasen...y tanto, ya que la cantante y la corista pusieron el micro al rojo vivo. Temas jugando y alargando el chicle con muchas tensiones, ergo estaremos muy atentos a su evolución, porque el ambiente quedó harto caldeado.

Tras unos minutos de intermedio, unos acordes en tercera abrieron el telón para Rubio Salas Corporation, sembrando un halo misterioso entre los presentes. Un arpegio continuo, sensación de profundidad, de perdición, de vacío existencial...comienza RSC con “Empty Space”.

“Black Hole”, un nuevo corte no incluido en el último trabajo editado de la banda, ‘The Power of Red Hand’,  entró como la lava en el mar para calentar esta húmeda noche en el castizo Chamberí. La atmósfera de las canciones de esta banda apunta al procesado de la guitarra para aportar caos, oscuridad y luz, en definitiva, texturas, siguiendo con unas cuatro cuerdas tratadas para llevar en muchos aspectos el peso armónico para permitir juegos en frecuencias superiores, junto con una percusión plenamente basada en el rock mas clásico y el blues.

Gasolina envenenada contra la sociedad. Así es la crítica "The Human Sect", sexto corte del disco y tercero de la jornada. "This is what we have built..to exterminate", duras palabras en un delirio provocado por la carencia total de fe en el ser humano, que termina con un bombo percutiendo a negras y un discurso del vocalista. Vuelta al planeta tierra.

Unas octavas de guitarra dan paso a “Pale Blue Dot”,  una alegoría al planeta que estamos perdiendo y que estos muchachos ya ven desde muy lejos. La canción reposa en una guitarra palmuteada e hizo que el público se descoyuntara a las órdenes de la barbarie rítmica que son el bajista y el batería de esta bandaza y que parecen mellizos musicales. ¡Qué sincronía!

“Paper Rules” es un misil...Una voz que vislumbra una rapsodia con tintes melódicos, el bajo como jefe armónico, tal y como detallábamos antes, que deja a la guitarra espacio para jugar. No puedo evitar recordar con este estribillo los tiempos jóvenes de parque y colegas. El público me dio la razó, porque no tardaron en aparecer esos brazos en la chepa del de carnal de al lado para cantar al coro lo mas hooligan que las gargantas permiten. Está canción es un himno, y como tal, respeta el tempo cual alumno a maestro.

El concierto se fractura con un tema instrumental. Un blues de bajos latidos. Golpes percutidos...un “Síndrome de Estocolmo” de los Muse, pero bajado de pulsación. Aquí no hay protagonista claro. Bajo y guitarra luchan entre ellos por un dominio del plantel, mientras que efectos de guitarra tipo flanger y wah aportan las texturas necesarias y suficientes para catalogar a los Rubio Salas Corp. como rock sideral. Por suerte, el batería, con muy buen hacer, les bajó los humos a estos monstruos, y a la entropía a la canción. Orden en la sala, ¡por favor!

Ya habíamos pasado el ecuador del espectáculo cuando la banda decidió mandarnos de viaje a las “Hypervelocity Stars”. Jugando con el pote de la guitarra, buscando sensación de profundidad, una guitarra invencible rompió hacia el estruendo. Ni qué decir tiene que la actitud de los músicos fue impecable. Había un feeling patente entre el pico y el valle de la sala, y tanta entrega se agradece.

Rubio Salas Corporation ha bebido de muchos arroyos, razón por la cual en sus canciones puedes ver rock setentero, vislumbrar jazz, pasión, contundencia, y un largo etcétera. El tema "Space Travel”, en mi opinión, es un retoño de Leño, pero claro, un retoño cósmico. El riff principal es para enmarcar, porque se te clava en el tímpano, aunque la magia del track reside también en pequeños detalles: el juego de los platos, la precisión del bajo prominente, buscando siempre la tierra y los breaks. Un tema con una ejecución muy seria y una exquisita composición.

“Fucking Red Hand” cambia el cariz como la antesala del fin. Habla un hombre del futuro que visita el presente para simplemente advertir que las cosas pueden ir a mejor. Esperemos que el grupo la incluya en próximos trabajos, ya que es una flamante y novísima composición. Una melodía juguetona que bien podría haberla traído al mundo el mismisimo Tom Morello precede a un pasaje jazzero, en el que coexisten únicamente bajo y batería, siendo un clamor a la incertidumbre. Estos mastodontes se van a ir en lo mas alto. La peña en llamas y nos abandonan, ¡maldita sea!

Con “Martian Oxygen” despegamos del centro de Madrid y nos teletransportamos a un bar de carretera. Tocando entre peleas de moteros se crea una atmósfera frenética que le puso el broche de oro a la despedida de la banda esa noche. El título del tema dirá lo que quiera, pero Rubio Salas Corporation a las primeras filas sobre todo las dejó sin gotita de oxígeno. Un rollito muy garaje al final y mucha rítmica reiterativa.

Sonaron bases rítmicas con mucho punch, muy técnicos tanto bajo como baterista. Una guitarra  peculiar, a veces muy cascada, a veces dulce, pero sin duda puro sonido Fender. Se echó de menos más juego coral, pero la química (mas bien alquimia futurista) la tiene este magnífico conjunto.

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