Crónicas

El Perro del Bar: El rock de los bares

«Supieron contagiarnos su entusiasmo con una garra que nos recorrió todo el cuerpo»

Hangar 48, Madrid

Texto y fotos: Borja Díaz

Los amantes del rock sin aditivos, que bebe de diferentes influencias, teníamos una cita en la madrileña sala Hangar 48 con los chicos de El Perro del Bar, banda que lleva diez años en activo y que este año editaba su primer larga duración, ‘Malahora’, que presentaron ante su público.

Tocar en casa jugó a su favor con una buena entrada en la sala, aunque estaría bien que la gente se parara un momento a pensar a qué van a los conciertos, si a ver y disfrutar con respeto de la música o a estar hablando durante todo el evento. El propio Rubén se refirió varias veces al hecho, mandando callar, aunque sin perder el buen humor que le caracteriza.

Pero el buen rollo estaba asegurado con un grupo que hace del rock el mejor elemento para disfrutar con una cerveza en la mano y así nos lo demostraron desde el comienzo con “Voy a emborrachar mi corazón”. Jorge se encargó pronto de demostrar que su sonido no tiene barreras, atacando con un riff de guitarra muy metalero que nos puso en alerta al inicio de la canción. Los toques blues de esta llenaron la sala, y eso que estrenaban encima del escenario la formación con solo cuatro miembros tras la salida de la guitarra de Gerardo Flor. Eso no pareció importarles con el rock más directo y accesible de “Perro fiel”.

El buen humor y la buena sintonía entre músicos eran palpables. Si no, que se lo pregunten al cantante, Rubén, cuando intentó hablar al final de “De bar en bar” y el resto de banda amagó con empezar una canción de los Back Street Boys. Pero estaban presentando su primer disco, ‘Malahora’, que tocaron casi íntegro. El lado más intimista de este trabajo lo pone “Mayo”. En él, la voz de Jorge es la que nos guio, quien a punto estuvo de tirar el pie del micro. Anécdotas aparte, demostró que no se defiende mal con las cuerdas vocales.

El cachondeo volvería con “Brindis”, versión de Los Enemigos, que Rubén dedicó a la gente de Hortaleza, y por la respuesta, unos cuantos había presentes. El rock más directo de “La estrella” lo enlazaron con un pedacito del “Born To Be Wild”, sacando la sonrisa a los más rockeros del lugar. Y tras “Orden de disparar” le tocó al bajista, Álex Serra, sorprendernos con su voz en “Malabarista”. Un tema propio, más pop, pero que, como nos confesó, le pusieron más caña en el local de ensayo.

Como comentaba al inicio, estar todo un concierto hablando todo el rato es molesto y una falta de respeto para el grupo. Rubén tiró de humor, llamando “a seguridad”, para intentar llamar su atención, antes de presentar al primer invitado de la noche. Con Kike Marcos, y su profunda y plenamente rockera voz, nos regalaron un potente y eléctrico “Patxi”. Supieron contagiarnos su entusiasmo con una garra que nos recorrió todo el cuerpo. Tanta intensidad le pusieron que Jorge rompió una cuerda de su guitarra, como casi siempre hace según nos chivó Rubén. Pero ya que habían pisado fuerte el escenario, no quisieron bajar las revoluciones y para ello nos regalaron la versión “Buenas Noches Rose”, del grupo de mismo nombre, que a buen seguro es influencia clara de El Perro del Bar. Ayudó y mucho la pegada a los parches de David Rodríguez, muy seguro y efectivo con las baquetas y los coros durante toda la noche.

En ‘Malahora’, la aparición de Carlos Chaouen llena de sentimiento “Raro”, lamentablemente no pudieron contar aquí con él, pero decidieron reconvertir la canción, con la misma intensidad si cabe y con Jorge haciéndonos recorrer su mástil junto a su slide. Pero sin duda el cachondeo de la noche estaba reservado a la colaboración de Raúl Melgar en “Aphaca’ki”. Al igual que en el disco, su divertida letra y colaboración nos hizo soltar todas las carcajadas que habíamos guardado.

Raúl Melgar, Kike Marcos y Luter con la banda

Sin darnos cuenta, estábamos llegando al final de la actuación, pero todavía quedaba la penúltima sorpresa. El último invitado en subirse al escenario fue el gran Luter. Como siempre, el cantante del madrileño barrio de Lacoma, llenó de humildad el escenario, en la versión de un tema suyo como “En un zarzal”. La melodía de “Lo puto peor” nos llevaba al final de la actuación. El suave y melódico “Como un perro” iba a ser el final, pero para sorpresa de todos, y con todos los invitados de nuevo en escena, se despidieron con el clásico “Maneras de vivir”. Gran punto y final, lleno de intensidad y de rock, a una fiesta que bebió de diferentes sonidos, imposible de clasificarlos en una etiqueta.

Borja Díaz
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