Koma: El regreso más esperado

Expectación máxima por tanto para ver el regreso de Koma, en parte un tanto sorprendente porque nunca fueron masivamente seguidos, aunque es impepinable que sí fueron banda fundamental en el metal estatal de los 90, seguramente la más importante junto a Hamlet y Soziedad Alkoholika en aquellos difíciles años para el género, algo así como nuestros equivalentes a los Pantera, Sepultura o Machine Head que aplastaban las escena internacional a finales del siglo pasado.

Parece además que este regreso de Koma será para largo; de momento han regrabado 15 viejos temas en su recién publicado nuevo CD 'La fiera nunca duerme', siguen añadiendo fechas a su calendario de conciertos y ya han insinuado que grabarán nuevas canciones próximamente.

De momento, ayer Koma fueron recibidos como héroes y se marcaron un concierto con más luces que sombras. La descarga se fue hasta las dos horas y cuarto de duración, tuvo sorpresas, colaboraciones y, lo más importante, mostró a un grupo en buena forma, con Brigi Duque muy activo, recuperando su posición de frontman, cantante y guitarra, tras años a las baquetas y los parches con El Drogas. También muy activos y en primera línea, el fino guitarrista Natxo Zabala y el bajo machacón de Rafa Redín, ambos al frente del grupo Sakeo en estos últimos años, proyecto que apenas obtuvo repercusión y al que pesó la alargada sombra de Koma. Atrás, perfecto toda la noche, solidificó la propuesta de manera impecable y dominadora el batería Juan Carlos Aizpún, que tras el adiós con Koma llegó a formar parte durante un tiempo de la banda de Boni.

Pese a ese buen hacer colectivo y entrega sin paliativos, el concierto estuvo lejos de ser una fiesta arrasadora y fue claramente de menos a más. De hecho, la primera hora, con los Koma dándolo todo y atronando sin descanso, todo hay que decirlo, no funcionó del todo bien; el repertorio en esa parte fue claramente mejorable y salvo contadas ocasiones (“Tío Sam”, “El catador del vinagre”…) no logró conectar con el público. Y el sonido no fue lo nítido que se desearía, a veces con la voz de Brigi tapada, con algunos solos de Natxo también en muy segundo plano en la sonorización y hasta con evidentes acoples en las más cañeras “Menos mal” y “La almohada cervical”. Tras ellas llegó la primera sorpresa, con Brigi y Natxo sentados interpretando en acústico “Deprimido singular” y “Buitres”.

El parón desenchufado marcó en cierta manera el despegue del bolo, con chance en la segunda parte del set para temas antiguos en los que la peña por fin participó mucho más activamente, con los primeros pogos significativos, saltando, cantando y coreando temazos del calibre de la enorme “Caer”, “El pobre”, “Imagínatelos cagando”, “Sakeo” y una primera despedida con “El sonajero” marcada por la colaboración de una sección de vientos al completo.

Arrancó el bis con sonido de txalaparta, espectacular, y la amenazante “Sé dónde vives”, dando rienda suelta al despiporre general con “El marqués de Txorrapelada”, “Bienvenidos a Degüelto”, la coreadísima “Mi jefe” (con Podri Rat-Zinger a la segunda voz) hasta el cierre definitivo con “El infarto” y foto final con todos los colaboradores acompañando a los de Iruña.

Koma está de vuelta.

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