Crónicas

Glam Skanks en Bilbao: Purpurina a Granel

«En su Facebook se definen como “el tipo de chicas que tus padres odian”. Pues un servidor las llevaría muy gustoso a casa de los viejos y a donde fuera menester»

3 diciembre 2017

Nave 9, Bilbao.

Texto y foto: Alfredo Villaescusa

El mundo no se ha recuperado del sopapo en la cara que supuso el glam rock a principios de los setenta. Es por ello que cada cierto tiempo siguen surgiendo bandas que actualizan y recuperan el legado de The Sweet, T. Rex, Alice Cooper, Suzie Quatro o New York Dolls. El impacto a nivel visual de dicho movimiento se siente todavía en la moda y llega incluso a estrellitas de radiofórmula que probablemente jamás han escuchado disco alguno de los artistas antes mencionados. Otro de esos detalles contemporáneos indignantes  cuyo nivel de vómito alcanza una altura semejante a lo que ha pasado con las camisetas de Ramones en tiendas pijas.

Pero es que aquello era tan atractivo que normal que lo quisiera copiar cualquiera. Eso lo sabían de sobra las angelinas Glam Skanks, en cuyo batiburrillo musical caben desde Aerosmith y Bowie hasta Fletwood Mac o Abba. Son además admiradoras confesas de Joan Jett y The Runaways, han llegado a tocar incluso con la vocalista de estas últimas Cherie Currie, con el actor Johnny Deep y hasta han compartido gira con el icono New Romantic Adam Ant. Nada con pluma les resulta ajeno.

Y en este primer periplo peninsular se lo han montado tan bien que ha habido algunos que no han dudado en acercarse hasta la capital vizcaína tras su bautismo en Santander hace escasos días. Entre los asistentes que se arrastraron aquella mañana hasta la antigua cafetería del Museo Marítimo, aparte de los fieles habituales del rockerío vizcaíno, se encontraba el productor Carlos Creator y había también una nutrida presencia femenina, con algún que otro maquillaje excesivo.

Desafiando ese sentimiento de extrañeza que implica tocar un domingo al mediodía, Glam Skanks despertaron a la concurrencia con el batir de palmas reminiscente de Gary Glitter “G.L.A.M.” y de primeras supimos que se cascarían un bolazo impepinable. No había nada más que ver las ganas que le echaba su inquieta vocalista tirándose por los suelos y agitando la cabellera sin temor a despeinarse, grande, a tope con el agite femenino. A su vera, la guapísima bajista oriental Millie Chan, con pinta de muñequita, demostraba que de frágil tenía poco mientras levantaba el mástil, al tiempo que le secundaba su compi a las seis cuerdas Veronica Volume, que lucía un peinado un tanto Mickey Mouse.

“Teenage Drag Queen” apeló al macarrismo angelino antes de que echaran la vista atrás hasta las Ronettes, y por extensión hasta los Ramones, con un “Fuck Off” que presentaron como “una canción de amor”, aunque su letra no contenga nada que pueda interpretarse como apego. De hecho, en la misma se mofan de esas típicas costumbres de parejitas de conocer a la respectiva familia y hasta piden prometer que el susodicho emparejado “se marchará”. Espíritus libres indomables.

Las chicas eran simpáticas, dijeron que nunca habían tocado “tan pronto” y la vocalista reconoció a fans de su primer concierto en Santander. Es evidente que por su música lo suyo hubiera sido catarlas un sábado por la noche, muchas de sus composiciones disponen de un marcado componente noctívago que evoca garitos tenebrosos, pero un domingo podrían quitarte también la resaca de un plumazo.

Sin perder clase en ningún momento, para hacer partícipe a la peña de sus ganas de fiesta, la guitarrista no dudó en pasearse por el recinto punteando mientras arriba del escenario la cantante legaba estampas dignas de foto y la bajista guapilla elevaba el mástil como si hubiera nacido en Escandinavia. “¿Te gusta bailar?” soltaron en castellano antes de dedicar “Bad Bitch” a las féminas del lugar. Que se note que van de malotas. Por algo en su Facebook se definen como “el tipo de chicas que tus padres odian”. Pues un servidor las llevaría muy gustoso a casa de los viejos y a donde fuera menester.

El rock n’ roll acelerado de “Radio Blues” sirvió para que asaltaran de nuevo el suelo y rularan entre la concurrencia antes de acercarse al rollo bailongo de The Cramps en “High & Wasted”. Todo se puede aprovechar de su versátil conglomerado de influencias. Y en un recital tan glam no podría faltar la consabida purpurina que la vocalista se echó por encima como si fuera cerveza para acabar brillando a perpetuidad. Hasta deslumbrar.

Con un único larga duración que apenas supera la media hora tampoco cabría esperar un bolo larguísimo, pero anduvieron finas al recurrir al “Search & Destroy” de Iggy Pop & The Stooges, una de las piezas más incendiarias de la historia de la música con punteos de los que tiemblan hasta las entrañas. No era de extrañar que el personal se viniera arriba con semejante bomba de relojería y las peticiones para que regresaran se hicieran estruendosas.

Parecía que allí no iba a haber nada que rascar, ya que las muchachas habían pillado los abrigos y todo, pero tuvieron el detalle de regresar con otra versión, el “Send Me A Postcard” de los psicodélicos holandeses Shocking Blue, que llevaron con notable acierto a su terreno y así lograron ensanchar todavía más su ya de por sí variopinto campo de acción. Sin complejos.

Dicen que al llegar a las ciudades son las que hacen girar cabezas y podemos dar fe de ello porque eso fue precisamente lo que hicimos mientras esperábamos fumando y vimos pasar a una chica guapísima con abrigo de leopardo, impecablemente pintada y con las puntas teñidas de varios colores. Ya nos habían inoculado purpurina a granel. O quizás veníamos con ella de serie.

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Esta entrada fue escrita por Alfredo Villaescusa

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