Stingers + Alejandría: Mil y un aguijones

Stingers

Como ahora el amor no existe, es importante que resurja el Romanticismo, un movimiento cultural que se vio impulsado a principios del siglo XIX, entre muchos motivos, por la difusión en Europa del libro “Las mil y una noches”. Esa famosísima recopilación de cuentos medievales de origen oriental cuya primera historia sirve de marco a todas las demás.

En ella, el despiadado rey Shahriar, tras descubrir que la reina le era infiel, decidió casarse cada día con una virgen que luego mandaba decapitar a las primeras horas de la siguiente jornada. Cuando ya había matado a tres mil esposas, apareció Sherezade que, sabiendo de su cruel destino, comenzó a contarle al sultán un relato increíble durante toda la noche.

Al amanecer, loco por conocer el final de la historia, Shahriar le pidió que prosiguiera pero ella le dijo que tendría que esperar a la próxima noche si quería saber cómo acababa. Así, con un relato encadenado después de otro narrados por Sherezade, se construyó un libro que, tal vez, nos enseña que hay que poner magia a diario para que el amor dure mil y una noches.

“Mil y una noches” es la sensual canción de los recordados “Sangre Azul” con la que se firmó el asombroso final de un enorme concierto el pasado sábado 17 de diciembre en la sala Revi Live de Madrid. En ese momento, todos se subían al escenario para cantar el mencionado tema. Sí, los músicos de las dos románticas bandas tributo que actuaron, Stingers y Alejandría, más los talentosos artistas invitados que llevaron, se hermanaban entre ellos y se unían a un apasionado público provocando la emoción, la pasión y el sentimiento.

Stingers

Antes de llegar a ese inolvidable desenlace, Stingers, el grupo sevillano que mejor homenajea a los legendarios Scorpions, empezaba su recital con el suspense melódico del principio de “Coming Home”, que pronto se transformaría en una distorsión cañera que continuaría con “Bad Boys Running Wild”, una impecable “The Zoo” y una enérgica “Make it Real”.

Una primera parte muy potente que nos ponía a tono sin que nos diera tiempo a salir de nuestro asombro ante la cuidada imagen y el sonido fiel que te hacían ver y escuchar a la mítica banda alemana.

Tras un “Is There Anybody There?” cantada por la concurrencia, llegaba uno de los momentos más mágicos de la velada con la perfecta interpretación de la que, en mi opinión, es la mejor balada de la historia: “Still Loving You”. Para no romper la belleza creada, Stingers siguió emocionándonos con “Holiday”, otra lenta maravillosa que sonaba justo antes de que la banda nos mostrará su alto nivel de inspiración con dos temas propios que, por supuesto, también hacían tributo a los Scorpions: las sorprendentes “She Is the Girl” y “On the Way”.

Con el público entregado, la fiesta no cesaba y todos celebramos el primigenio heavy metal de los setenta en canciones como “Pictured Life” y “Robot Man”. Javi Ortega a la guitarra brillaba mientras se lo pasaba en grande representando a Rudolf Schenker, y nadie podía apartar la mirada de Panchi que, sin duda, estaba poseído por el espíritu de Klaus Meine.

Stingers

Tras un contundente solo de batería por parte de Ramón Duvison, Mario J. Alcántara nos dejaba boquiabiertos con su maestría a las cuerdas en “Blackout” mientras que el experimentado Alfonso Tovales, al bajo, sonreía y corría por el escenario.

El gran Panchi hacía subir al guitarrista Eduardo García “Edurocks”, que reforzaría el explosivo final que Stingers nos tenía guardado. En un precioso escenario presidido por los carteles de su último lanzamiento, “She Is the Girl”, que tanto nos ha gustado, la mejor banda tributo de Scorpions nos hacía vibrar y saltar con los añorados clásicos “Big City Nights”, una emocionante “Wind of Change” y una poderosa “Rock You Like a Hurricane”.

Después, el selecto público con muchas ganas de rock recibía entre vítores y aplausos a Alejandría, el grupo gallego-andaluz que con tanto talento, respeto y pasión honra y ensalza a los añorados Sangre Azul.

Alejandría

Por su carisma y su colosal forma de conducir este espectáculo, el vocalista Fran Vázquez se erigió en el destacado protagonista de la gala. Él, junto al vigor y destreza de Miguel Araujo y Sebastián Mato a las guitarras, Noel de Dios a la batería, Ismael Filteau “Filtho” a los teclados y Berto Lopo al bajo, hicieron resurgir al Romanticismo en su formato más rockero gracias a los éxitos de una banda de culto tan admirada.

Así, sonaron con fuerza y siempre cantadas por los emocionados asistentes las canciones “Abre fuego”, “Cien años de amor”, “Todo mi mundo eres tú”, “Si tú te vas”, “Cuerpo a cuerpo”, “El silencio de la noche”, “No puedo estar sin ti” o una rotunda “Piel de serpiente”.

Alejandría

No obstante, la sensación de la noche se produjo cuando subía al escenario Juan Antonio Martín, el guitarrista fundador de Sangre Azul, que nos regalaba una magistral clase de cómo se toca el hard rock. Alejandría junto a Martín explotaba con los ritmos y acordes de “América”, “Dueño y señor” y “No eres nadie”.

Por último, el tema “Tal como soy” fue el reivindicativo y rocanrolero preludio al impresionante final referido al comienzo de esta crónica con el hit “Mil y una noches”.

En definitiva, fieles a la intensa pasión de Scorpions y Sangre Azul, las bandas tributo Stingers y Alejandría, al igual que hizo Sherezade, llenaron la noche de magia a través de un rock imprescindible que debe volver a la escena habitual porque, como ahora el amor no existe, es importante que resurja el Romanticismo.

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