Crónicas

Robe: Aullidos bajo la luna

«Tres horas de espectáculo puro al son de una música que ha marcado el acontecer de los tiempos. Como un millón de cataclismos. No tardes en regresar.»

19 noviembre 2022

WiZink Center, Madrid

Texto: Javier Pérez. Fotos: Sandro Santos

Tras no sé cuántos conciertos a las espaldas, Robe cierra a lo bestia gira en Madrid con un todo vendido que pone la guinda a un pastel que lleva casi dos años degustando toda la geografía estatal.

Con puntualidad extrema se vino el apagón sobre nosotros, mientras poco a poco, recreándose en el instante, fueron tomando posiciones los músicos que llevan en volandas a Robe, el cual, por cierto, hizo acto de presencia tras una larga introducción por parte de su banda, bajo una ovación sincera de los de abajo. El sonido era brillante, vibrante, robusto. Así, sí.

“Del tiempo perdido” nos da la mano para guiarnos hacia el devenir de una gala que respira importancia desde estos primeros pasos. El fondo de escena, con unas estructuras de leds, junto a un muy mimado juego de luces, envuelven el ambiente escoltando los actos.

“Buenas noches a todo el mundo, ahora es cuando” brama Don Roberto desde el centro de la tarima a modo de brindis. La unánime respuesta del llenazo asistente se fundió con las tonadas de “Por encima del bien y del mal”; ritmo medido el marcado, ebullición en ascenso, insania contenida… aún.

“Por ser un pervertido”, vivaracha puesta pared con pared sobre otras, alumbra antes de “La canción más triste”, cuyo prolegómeno de teclas fantasea en el preaviso de la tormenta que asomaba. La pena y aflicción que transmite en estudio tomaron vida en directo. “Si te vas”, la canción más Robe de Extremoduro, aunque acabe de decir una idiotez, prende el último tramo de mecha menguante.

La ya no tan desconocida “A la orilla del río” me encanta. Rebosa una marcha insólita, contagia bienestar; sin embargo, la euforia general, entiendo que por desconocimiento, mermó. La tregua fue ligera, porque viajar hasta el ‘96 para recoger “Buscando una luna” del ‘Agila’ fue bendecirnos a todos.

De las de antes, “Tango suicida” no hubiera sido de mis elegidas, pero reconozco que el poema y los estruendos previos supusieron un aire de autoridad. “Segundo movimiento: Lo de fuera” sí, esto son palabras mayores. La interpretación es excelsa, revisada con un doble pedal en el último compás que vigoriza el caos ya instaurado.

“Vamos a hacer un descanso cortito, porque la puta normativa de esta ciudad de la libertad nos obliga a terminar a las 23:30h. Pa su puta madre”. Tal cual se despachó, pero Robe puede decir lo que le dé la gana; te guste o no. Antes del receso toma la palabra “Ininteligible”, otra fuera de largos, pero cuyo fervor levanta mareas humanas allá en la pista.

Entonces se retiraron. No sé si fue el cuarto de hora prometido o algo más, pero personalmente se me hizo incluso coherente. Ahí van mis motivos. O el motivo: a su regreso descargaron con fe, talento, creencias y soberanía ‘Mayéutica’ completo, en orden; creo que con interludios que bailaron entre sí, con un cierre extendido en la “Coda feliz”, con el público salvaje en el estribillo de “Segundo movimiento: mierda de filosofía”, con un solo de guitarra a lo Rage Against The Machine, con… Con todo.

El último LP de Robe es una burrada que llevado a escena sobrecoge, acuna, empuja. Menos mal que nos habían dado aquellos minutos de aire.

Acercándonos peligrosamente a la hora advertida, el tiempo de bises nos trajo a “Jesucristo García”. Revisada y apropiada, Robe rinde agradecimiento acercándose a sus músicos mientras puntea y se lo devuelven.

Una cuenta atrás gritada a pleno pulmón por todos nos hace volar hasta los albores del siglo. “A fuego”, furiosa pieza amoldada al nuevo sonido, edulcorada quizá en exceso, se llevó por delante el tiempo que a lo mejor le habría correspondido a “Puta”, pedida por un cartel que apareció a media cancha y que generó una respuesta concluyente: “Esa hoy no la vamos a tocar. La normativa…”. Mientras, muchos encontraron, bajo el cobijo del antiguo Palacio de Deportes, los besos que se debían.

Sí tocaron “Salir”, predilecta de los afiliados a este cantar. Y que se notase, pensarían. Antes nos había anunciado el fin de la gira, visiblemente emocionado. “Ama, ama, ama y ensancha el alma” se encargó de ello.

Tres horas de espectáculo puro al son de una música que ha marcado el acontecer de los tiempos. Como un millón de cataclismos. No tardes en regresar.

Etiquetas: , , , , ,

Categorizado en: , ,

Esta entrada fue escrita por Redacción

1 comentario

  • Juandie dice:

    Pedazo de resumen hacia el gran concierto que se marcó uno de nuestros músicos más ilustres como es ROBE y sus buenos músicos en el Palacio De Los Deportes de Madrid presentando su último álbum y como cierre de su gira.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *