Crónicas
tercera jornada de Barcelona Rock Fest: Kiss, Judas Priest, Megadeth, Angelus Apatrida, Doro, Phil Campbell…
«Está en nuestras manos el hacer que el rock siga estando ahí como parte esencial de nuestro día a día, y el Rock Fest forma parte de ello desde hace ya seis años. Esperemos que sea por muchos más.»
2 julio 2022
Parc del Can Zam, Santa Coloma de Gramenet, Barcelona
Texto: Josep Fleitas. Fotos: Iñigo Malvido
Llegamos al tercer y último día de esta sexta edición del Barcelona Rock Fest, una jornada que estuvo marcada por nuevas sorpresas en el cartel, pero sobre todo por el buen hacer de las bandas que actuaron, teniendo a Judas Priest, D-A-D, Megadeth, Blues Pills, Ángelus Apátrida y Kiss como protagonistas destacados en este final de fiesta.
Esta ha sido sin duda alguna la edición más internacional de las seis que ha vivido el festival, aunque también la más difícil y controvertida de ellas. Es una lástima que tras las críticas vertidas, Medina Azahara se negase a actuar en el festival, y aunque sí lo hicieron Obús, queda ese daño que se hace al no ser respetuosos con una banda que, guste o no, se merece el reconocimiento y respeto por ser quien son y por lo que representan en la historia del rock nacional. Ese es el mayor daño que se le puede hacer a nuestra música, no apoyarla, criticarla gratuitamente, denostar el trabajo de músicos, bandas y todo aquél que apuesta por la escena y sobre todo hacerlo ensañándose de manera tan ilógica como despreciable. Desgraciadamente, ese es el peor de los males que se le puede hacer a la música, esa es la actitud que sí mata al rock n roll y que, de no cortarla de raíz, acabará por enterrarlo en una fosa tan profunda que será imposible recuperarlo. ¡Respeto por favor!
Este año la mayoría de festivales han tenido, tienen y tendrán muchos cambios en las alineaciones de los carteles que tenían anunciados, y es que a pesar de que no se habla de ello, el Covid sigue haciendo de las suyas. A esta lacra se le suma la complicada situación que se vive por la guerra en Ucrania, las huelgas en los aeropuertos y las dificultades de unos transportes, materiales y materias primas que están en una guerra cerrada por unos precios de base que no hacen más que inflarse como globos de helio, incrementos causados muchas veces por culpa de las usuras a las que se ven sometidos. Ya se sabe: A rio revuelto, ganancia de… especuladores.
El Rock Fest ha tenido que lidiar con todo ello de una manera muy marcada, pero se ha podido llevar a cabo, y cada uno a nuestra manera, con nuestras razones y circunstancias, hemos podido disfrutar con la propuesta de unas bandas que han dado gran muestra de que las ganas de seguir adelante y mostrar su valía y capacidad son incluso más intensas que las que exhibían hace dos años.
Blues Pills – Stage Rock
Suecia es el actual paraíso del rock and roll en todas sus vertientes y estilos. Allí el rock es más que un divertimento, más que una pasión, es cultura, es una forma de vivir y de sentir. De ahí parte la proliferación de bandas y músicos cuya calidad está por encima de la media. La líder y cantante de Blues Pills, Elin Larsson, es una buena muestra de ello. Eso y la confluencia de las bases rítmicas de Radio Moscow, el bajista Cory Berry y el batería Zack Anderson, propiciaron el nacimiento de una banda que despuntó desde un primer momento, llegando a crítica y público a través de dos singles y un primer EP, el sensacional ‘Devil Man’(2013), que hizo estallar su trayectoria.
Habiéndonos visitado en diferentes ocasiones, regresaron para dejar claro que el paso del tiempo y los cambios en la formación no han hecho más que afianzar su legado y trayectoria. A pesar de hacerlo a pleno sol, Eilin no se guardó nada en el bolsillo y sacó toda su expresividad plástica y potencia vocal. Saltó, bailó, recorrió el escenario e incluso bajó hasta el público para entonar esos registros altos que hicieron temblar el Stage Rock al completo en las expresiones de ese blues rock potente y esenciado que se enclavó sobre todo en “Proud Woman”, “Dust”, “Bye Bye Birdy”, y muy especialmente en ese “Devil Man” que volvió a dejarnos sin aliento en el que para mí fue un más que excelente inicio de día en el festival.
The New Roses – Rock Tent
Con muchas ganas y teniendo que decidir entre volver a ver a The New Roses y a Phil Campbell y sus Bastard Sons haciendo versiones de Motörhead, me decanté por recordar ese gran concierto que en el Rock Of Ages pude disfrutar de un cuarteto cuya música emana aromas de gasolina y rueda quemada, de brisa del desierto y bourbon de alta graduación, de barbacoas y fiestas en noches estrelladas, es decir, huele a ese rock and roll con el que hacer kilómetros y pasar mil aventuras para recordarlas a posteriori con él como banda sonora. Así son las canciones de The New Roses, o mejor dicho, así las vivo y así las recordé en un concierto en el que el cuarteto de la germana localidad de Wiesbaden hizo lo que mejor sabe, darnos una buena dosis de esa destilación intensa y guitarrera, que a base de entrega y comunicación se sorteó gracias a las connotaciones hímnicas del hard rock con sentido sureño de “Nothing But Wild”, “Life Ain’t Easy (For A Boy With Long Hair)”, “It’s A Long Way”, “Glory Road” o “Down By The River”.
El de The New Roses fue un gran show en el que no faltó el humor cuando imitaron el “Born to Raise Hell” que Phil Campbell interpretaba y cuyo sonido se colaba en la carpa en uno de los recesos entre tema y tema de los germanos, que también dedicaron tiempo a rememorar esos recuerdos de su última actuación en Barcelona en 2017. Prometieron volver pronto y, si nada pasa, ahí volveré a estar para disfrutar nuevamente de una banda que se merece nuestra atención.
Phil Campbell And The Bastard Sons – Stage Fest
Tras las buenas sensaciones que The New Roses habían dejado tras su concierto en la carpa, aún quedaban algunos himnos de Motörhead que disfrutar de manos de Phil Campbell y sus hijos bastardos en su propuesta en el Stage Fest, por lo que disfrutar nuevamente de “Bomber”, “Going to Barzil”, “Killed by Death” y un alargado “Overkill” fue toda una gozada.
Phil Campbell rememoró a modo de covers un pasado que, aunque nunca tendrá la misma esencia que lo que Lemmy me hizo vivir en más de una veintena de conciertos, sí tuvo el apoyo unánime de todos los que nos aposentamos frente a un escenario en el que el calor aun formaba parte del ambiente, y el buen recuerdo del legado de Motörhead tuvo tanto impacto como lo que Motörhits mostraban en cada una de sus actuaciones en la Motörtent. Y es que, "We are Motörhead!"
Doro – Stage Rock
A una semana de haber disfrutado de su concierto en Cartagena, Doro volvía a una de sus ciudades favoritas para inducirnos en su parcela de reina del heavy metal, aunque en esta ocasión lo hizo con un carácter algo más abocado al hard & heavy, al menos en los primeros minutos de su actuación. Como siempre, Doro salió para darlo todo, para dejar claro que es quien es y que ha conseguido su estatus no porque nadie le haya regalado nada, sino que lo que ha obtenido se lo ha ganado a pulso con su entrega, su simpatía y, sobre todo, por sentir, expresar y transmitir todo de una manera muy especial y directa.
Con una banda que en ningún momento aflojó, un buen sonido y sus grandes dotes de transmisión a Doro no le hicieron falta grandes excentricidades y efectos en su show, ella por sí misma se encargó de llenarlo todo a través de su fuerza, comunicación y pasión, todo transmitido en grandes dosis en un set en el que los himnos de Warlock como “I rule the Ruins”, “Burning Witches”, “Fight for Rock”, “Für Immer”, “Hellbound”, “All We Are”, Earthshaker Rock” y un inesperado “Metal Racer” fueron los protagonistas a los que se le sumaron los intensos hits de su carrera ya en solitario: “Revenge”, “Raise Your Fist in the Air” y el potente final que significó “All for Metal”. Doro incansable, insaciable y entregada nunca falla.
Angelus Apatrida – Stage Fest
Angelus Apatrida son junto a Twisted Sister la formación que más veces ha actuado en el Rock Fest, y lo han hecho gracias a su demostración de fuerza y conexión con un público que, a pesar del calor reinante, no dudó en acompañar los envites de los thrashers albaceteños con la expresión opulenta de intensos circle pits y esos slams que, más allá de las primeras filas, sacudían sin piedad acompañando a todo lo que da las turbulencias que temas como “Bleed the Crown”, “Indoctrinate”, “Vomitive”, “We Stand Alone” o su imprescindible “Give ‘Em War” propusieron.
Angelus Apatrida sigue siendo una formación sólida y compacta, con un directo entusiasta y demoledor, apto solo para quienes quieren pasar un gran rato, u horas, disfrutando de grandes cambios de ritmo y rompedores estructuras que harán peligrar la alineación de las vértebras. Si el nombre de Ángelus Apátrida vuelve a relucir en el cartel de la próxima edición del festival, merecido lo tienen.
Megadeth – Stage Rock
Dave Mustaine regresó al Rock Fest comuna de las mejores formaciones que ha tenido. Hace ya tiempo que Kiko Loureiro se ha ensamblado a la perfección en una banda en la que el belga Dhyrk Verbeuren (Soilwork) ha visto cómo la potencia y técnica de su pegada en la batería se ha visto multiplicada gracias a la gran exposición que nuevamente demuestra el gran James LoMenzo en las líneas de bajo. Aunque la voz de Mustaine sigue pecando de atenuación, sus ganas y garra no se han visto afectadas por la enfermedad que por fortuna ya dejó atrás.
Carismático y con golpes de genio, como el que mostró ante los pipas de Judas Priest que tuvieron que dejar de probar instrumentos tras la bronca a lo Dee Snider que recibieron por parte de un Dave que, tras unos minutos de incertidumbre, volvió a retomar su parcela y a hacer lo que había venido a hacer: vencer y convencer. Y lo hizo gracias a las elocuencias rabiosas y técnicas de “Hangar 18”, “Angry Again”, “Sweating Bullets”, “Dystopia”, “Symphony of Destruction”, “Peace Sells” o “Holy Wars”.
En el set, personalmente eché en falta algunos hits que sinceramente esperaba, como “Tornado of Souls”, “Train of Consequences” o “A tout le Monde”, pero: ¿Qué se le puede reprochar a sustitutos como “Dread and the fugitive Mind”, “Trust” y ese “Mechanix” con el que en su primer álbum, ‘Killing is my Bussiness… and Bussiness is Good’ (1985), Dave respondió a Metallica tras su salida, si todos ellos nos hicieron vibrar?
Judas Priest – Stage Fest
Lo de Rob Halford es para estudiarlo en una cátedra. Si hace casi dos décadas, a su regreso a Judas Priest tras su etapa en solitario, la calidad de su voz era poco menos que irregular, desde hace unos años el Metal God ha reflotado de una manera más que espectacular, tanto que, puedo asegurar que esta ha sido una de las mejores veces que le he visto a nivel vocal. Que Halford estuvo impresionante sería una definición poco justa para exponer lo impecable e impactante de una voz que no solo llega a los agudos, sino que ha recuperado tonos con respecto a las anteriores oportunidades que he tenido la fortuna de verle sobre los escenarios. Supongo que estos dos años de obligado parón han servido de descanso y prácticas a una voz que, más allá de la edad que Halford tiene (70), goza de un excelente estado de forma.
Con un escenario que nos trasladaba al interior de una antigua fábrica de residuos tóxicos, la gigante cruz de doble brazo colgada del techo y una pantalla en la que se iban a ir reproduciendo imágenes que iban a apoyar a cada uno de los 15 himnos que compusieron un set con el que la banda celebraba por atrasado su 50 aniversario, tuvimos la fortuna de ver a una banda con muchas ganas, y un show de luces acorde con lo que se merecía. Aunque Scott Travis estuvo igual de noqueador que siempre, el sonido que surgía por los altavoces de su batería no tuvo el nivel que hubiéramos deseado para disfrutar plenamente. Sí disfrutamos de la eficacia de un felizmente recuperado de su problema cardiaco Richie Faulker, y del cada vez más cómodo Andy Sneap en las guitarras, así como de los interminables y potentes balanceos de un incansable Ian Hill fustigando las cuatro cuerdas de su bajo.
Todos estábamos expectantes ante la bajada de la cruz que iluminaba con sus potentes focos el frontspace, mientras como intro sonaba el mítico “War Pigs” de Black Sabbath. Intensidad de riffs, batería y bajo atronadores, juego de luces y exaltación total cuando Halford con una cruzada de cuerpo y flecos dorados, haciendo referencia a las bodas de oro que cumple la formación de Birmingham, apostilló uno de los grandes temas que surcan el ‘Painkiller’. “One Shot at Glory” sonó impresionante y ya dejó claro cómo iba a conformarse el concierto: entrega, eficacia y espectacularidad.
La fiesta solo había hecho que empezar y para realzar aún más el inicio un electrificante “Lightning Strikes”, secundado por uno de los grandes e incombustibles himnos del heavy metal de todas las épocas, “You’ve Another Thing Coming”, hicieron que nuestras gargantas entonasen a la máxima potencia.
El sonido de la batería seguía siendo un lastre, los graves demasiado altos y poco ecuánimes con el efecto usual deslucían las partes de guitarra que quedaban por debajo de las bases, aunque, por fortuna, no pasaba lo mismo con la voz de un Halford que parecía calmado, como reservándose, pero realmente no era así, esa sensación se creaba por lo sobrado que Rob iba con su voz, cosa que quedó más que evidenciada en los intensos matices que el septuagenario cantante plasmó en un “Freewheel Burning” que nos arrastró a todos con ese dueto de guitarras, un doble solo de Faulkner y Sneap y un coreo que hacía poner los pelos de punta.
Las imágenes de robots en formación marcial que se representaban en la pantalla y el robótico paso que Halford iba marcando no dejaba duda, era hora de disfrutar de ese especiado “Turbo Lover” que en 1986 revolucionó el sonido de la banda, pero que aquí no contó con esos efectos tan sintetizados. Con un sonido mucho más clásico, contundente y directo estuvo otro tráiler , “Hell Patrol”, que dio continuidad a esa parte más "tranquila" pero igual de técnica e hímnica, una parte en la que Rob sacó unos agudos casi imposibles. “Victim of Changes” fue el responsable del nuevo ascenso de agudos en Can Zam, unos agudos que, por cierto, no contaron con unas excesivas reberv, lo que es más meritorio si cabe.
Tras el tema del ‘Sad Wings of Destiny’ dio paso a los dos cover que Judas ha popularizado en su carrera, los clásicos “The Green Manalish (With the Two Prong Crown)” de Fleetwood Mac (D.E.P.Peter Green) y el mítico “Diamonds and Rust” que Joan Baez le dedicó a la tortuosa relación que la cantante tuvo con Bob Dylan.
Los himnos se iban sucediendo, la parte más amable acabó con la desaparición de la banda del escenario y es que ahora le tocaba el turno a Scott Travis, lo que amenazaba tormenta. Un breve solo de batería, la pregunta de rigor (¿Qué canción queréis que toquemos a continuación?) y ese huracán sónico de máxima magnitud entró con toda su fuerza en otra nueva demostración de técnica, rabia y poder. Rob Halford volvió a romper tímpanos mientras la banda se deshacía en ese frenetismo que se produce cuando “Painkiller” entra en acción. Agudos y más agudos, guitarras que rasgaban, un bajo demoledor y una batería a las máximas revoluciones, eso es heavy metal…
Tras el tornado, un descanso, unos breves minutos y la banda volvió para poner de nuevo en claro quiénes son los reyes, y por si aún quedaba alguna duda, tras la intro “The Hellion”, “Electric Eye” y el atronador rugido de la Harley previo al no menos arrollador “Hell Bent for Leather” disiparon cualquier pequeña duda que pudiera quedar al respecto.
Y llegó la parte final con un invitado muy especial, alguien que nos ilusionó a todos pero que también nos emocionó, Glenn Tipton salió despacio, pero orgulloso, demostrando que su lucha contra una de las más despiadadas enfermedades degenerativas continua. "No Surrender" estaba escrito en rojo sobre ese fondo negro que siempre le ha caracterizado, una frase que definen esas ganas de seguir luchando, peleando, viviendo... Con Tipton sobre las tablas blandiendo su eterna compañera de seis cuerdas y con el máximo de los respetos. “Metal Gods”, “Breaking the Law” y “Living After Midnight” dieron fin al mejor y más abrumador show de heavy metal del festival.
Kiss – Stage Rock
"You wanted the best, You got the best. The hottest band in the world!" Con esa legendaria frase Kiss abren sus conciertos desde que uno de sus primeros managers, J R Smalling, la copió y adaptó de un comercial de Toyota que rezaba “You want it, you got it”, esa adaptación y su voz profunda han precedido a la caída del telón con el nombre de la banda desde hace más de cuarenta años.
Miles han sido los conciertos que en los que Kiss ha usado esa intro, además de la pirotecnia y diferentes formas de salida en el escenario, de las que destacan las plataformas flotantes que descargan a los tres fantásticos sobre las tablas mientras la batería marca el ritmo a sus compañeros en un “Detroit Rock City” que hace homenaje a ese ficticio fan que nunca pudo ver a la banda al morir en un accidente antes de llegar a su concierto.
Con esta apertura tan clásica, Kiss volvieron a entablar una guerra entre la edad, las ganas y la espectacularidad de un concierto repleto de esas partes tan visuales y efectivas a las que nos tienen acostumbrados. Kiss son todo un espectáculo de música y efectos especiales, son una de las bandas de rock que más fans atesora y que más masas mueven en sus conciertos, ese es el poder de una formación que no ha parado de motivar a todos sus seguidores y a quienes incluso algunos de sus detractores han alardeado diciendo: “Yo he estado en un concierto de Kiss”.
Durante los casi cincuenta años de su historia, Simmons & Stanley han conseguido dar un caché de exclusividad a su beso, un beso que, dicen, es de despedida, pero que, de momento y por fortuna, no tiene una fecha exacta para que esa retirada sea efectiva.
El concierto en el Rock Fest mejoró con respecto a lo que pudimos ver en la anterior edición, en ella Paul Stanley mostró una voz más que desastrosa, y aunque la actitud de la banda y su show fueron más que destacables, esa premisa pesó mucho en la imagen y recuerdo que finalmente se tuvo de él. La polémica de su playback el pasado 6 de junio en Amberes seguía sobre ellos, lo que hizo que más de uno estuviera atento a los posibles fallos que pudieran tener en un concierto que dejó dudas razonables al respecto, pero este también se disfrutó en lo visual y el lo musical. Fueron dos horas de descargas de grandes hits, explosiones y fogonazos; dos horas de uno de los mejores y más espectaculares shows que hoy por hoy muestra una banda de rock; dos horas de pasión comunicación, irregularidad en las voces y de disfrute generalizado; dos horas en las que 20 himnos y los clásicos solos de guitarra, batería y bajo, con el consabido espectáculo de Simmons vomitando sangre; dos horas que hicieron vibrar y deleitarse con un recorrido por lo más destacado de hits del tamaño de “Shout it Out Loud”, “Deuce”, “War Machine”, “Heaven’s on Fire”, “I Love it Loud”, “Cold Gin”, “Lick it Up”, “Calling Dr. Love”, “Psycho Circus”, “Godo f Thunder”, “Love Gun” con el vuelo de Stanley sobre el público que finalizó con el comercial “I Was Made for Loving You” cantado desde la torre adaptada a modo de escenario auxiliar, y un “Black Diamond” cantado por Erik Singer que tras el receso para los bises retomó la parte vocal en “Beth” en un show que culminó con ese sentimental “Do You Love Me” y el mítico final que siempre suele proponer un festivo “Rock n Roll All Nite”.
Y no, no me dejo esos momentos menos hímnicos que entre el set se injertaron en “Say Yeah”, el comercial single de 'Asylum' “Tears Are Falling” y ese “100000 Years” del álbum con el que los de New York debutaron discográficamente.
En definitiva, un show que se celebró y se criticó, pero que sobre todo nos hizo vivir otro de los grandes momentos del show business que hoy en día existen en el mundo de la música.
D-A-D - Rock Tent
¡Vaya manera de acabar el festival! Debo reconocerlo, soy un gran fan de este cuarteto danés desde que los discos ‘No Fuel Left for the Pilgrims’ (1989) y ‘Riskin’ it All’ (1991) me hicieron disfrutar hasta rallar los vinilos de usarlos y tener que comprarlos de nuevo hasta en tres ocasiones. Lo soy desde que tuve la oportunidad de verlos en Barcelona en su gira del ‘Helpyourselfish’ (1995), concierto que humildemente me permitió mi primer encuentro con la prensa escrita. En este lapsus de tiempo he tenido la oportunidad y fortuna de volver a verlos en más de una decena de ocasiones, y lo cierto es que nunca me han defraudado en lo más mínimo.
En esta ocasión el resultado no fue diferente, los hermanos Binzer (Jacob a la guitarra y Jesper a la guitarra y voces) siguen igual de enfáticos, simpáticos y enérgicos como siempre, al igual que el portador de esos bajos de dos cuerdas de formas estrambóticas, el modelo Stig Pedersen, y ese Laust Sonne que a ritmo rockabilly enfatiza cada uno de los golpes dados a una batería escueta pero más que efectiva
“Riskin’ it All”, “Jihad”, “Grow or Pay”, “Bad Craziness”, “Evil Twin”, “I Won’t Cut My Hair”, “It’s After Dark” y “Sleeping my Day Away” fueron algunos de los responsables de un concierto que hicieron saltar, cantar, reír y disfrutar en una carpa en la que di por terminado un festival que ha sido el más internacional de cuantos se han realizado en nuestro país.
Sin duda el mundo ha cambiado, y seguirá cambiando; por desgracia no parece que vaya a ser a favor de nuestros intereses, pero está en nuestras manos el hacer que el rock siga estando ahí como parte esencial de nuestro día a día, y el Rock Fest forma parte de ello desde hace ya seis años. Esperemos que sea por muchos más.
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2 comentarios
Extenso resumen para las pedazos de descargas que se marcaron estas 6 grandes bandas en el último dia de festival.
Alucinante...con Judas ( mi principal atractivo grupo) y con un alucinante puestsyen escena de Kiss...esto es lo mejor que un fan del heavy puede disfrutar... rock fest for ever!!!